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Jesús Sánchez es el psicólogo clínico del Hospital Universitario de Burgos (HUBU), el único, y el encargado de la consulta interpsicológica del hospital. Sánchez realiza un resumen rápido de la función de esta unidad: «atiendo el estado emocional de todo el hospital». Porque su trabajo ... es atender tanto a profesionales, como a pacientes y formar a los profesionales con respecto a su trato a los pacientes.
Aunque es una parte desconocida de la actividad del hospital, es un área al que se está dando cada vez más relevancia porque en los diez años que lleva funcionando se ha demostrado su utilidad. Utilidad a diferentes niveles, a nivel del trato humano, a nivel emocional de pacientes y profesionales y al nivel de mejorar las relaciones humanas.
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Sánchez lleva trabajando en Burgos como psicólogo clínico 22 años, pero los últimos diez los ha dedicado a esta consulta interpsicológica. Cuando se impulsó esta unidad se le eligió a él para dirigirla. «Antes no lo había y no era común en los hospitales españoles cuando se implantó en el HUBU. Todavía a día de hoy muchos hospitales no tienen un psicólogo interconsultor», asegura Sánchez.
Su trabajo consista en pasar consulta a personas ingresadas en el HUBU, consultas que son demandadas desde cualquier otro servicio, «son consultas para pacientes que están ingresados y que tienen problemas emocionales reactivos y como conclusión de la enfermedad que padecen». Por otro lado, también realiza psicología de enlace en programas específicos de otros servicios, estas unidades son la unidad del dolor, rehabilitación cardíaca y atención en neonatos.
Sánchez se ocupa también de las familias, sobretodo en la unidad de neonatos y en casos de muerte perinatal. Pero en casi todas las intervenciones con pacientes su labor también se extiende a las familias. «Los familiares quieren saber cómo se encuentra a nivel psicológico su familiar, también me demandan cómo actuar ellos con respecto al ingresado», explica este psicólogo clínico.
Además, atiende a sus compañeros profesionales del HUBU y les forma para tratar con más humanidad al paciente y familiares, teniendo más en cuenta el lado emocional.
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Con esta variedad de direcciones hacia las que se dirige su labor en el HUBU, las intervenciones de Sánchez son dispersas. No tiene nada que ver la atención a un paciente de salud mental con ansiedad, depresión, trastorno de personalidad a la atención que se presta a una personas que está ingresada por cualquier motivo médico que tiene una repercusión emocional y llega a procesos de depresión o ansiedad. «También es diferente la atención a los compañeros. Aquí intervengo por cualquier situación desde profesionales quemados, ciertos conflictos laborales o verse superados por el motivo que sea. A mis compañeros también los trato por situaciones familiares que les acaban influyendo en el trabajo o al revés, cuando el trabajo influye en la vida personal», explica Sánchez.
Igualmente, este psicólogo clínico tiene un papel fundamental en casos de muerte perinatal. «Me llaman mis compañeros para abordar ese duele y manejar esa situación. Estos momento son muy difíciles porque la elaboración de ese duelo emocional no tiene recuerdos positivos que ayuden a superar el recuerdo triste e intenso de la muerte. Se trata de preparar a esos padres para esa media hora que estarán con el bebé fallecido. Uno pierde a su hijo y no es cuestión de decir que ya tendrán más. Uno siente y piensa como padre desde que quiere ser padre», apunta.
La realidad de Sánchez dedicándose a la interconsulta no es atender la enfermedad mental como tal. Se trata de atender a personas con una enfermedad física o patologías que generan una alteración emocional, tristeza, desánimo. Lo que hace es acompañar para que el paciente tenga un acompañamiento fuera del médico y del componente familiar para el desahogo. «Están en una situación de incertidumbre, indefensión. Parece que entran como personas al hospital y una vez ingresados pierden ese rol y se convierten solo en pacientes. Mi presencia es un vínculo más amable porque en mí no está su diagnóstico, su alta, una intervención o tratamiento», explica Sánchez.
La pandemia de la covid-19 ha dejado secuelas psicológicas en muchas personas, pero también ha ayudado a hablar más de salud mental. Pero durante los días más difíciles de esta pandemia, la salud mental también fue crucial. Lo que Sánchez y su compañera Susana González, contratada expresamente durante la pandemia para la atención psicológica, realizaron fue la atención psicológica telefónica a los familiares de todos esos pacientes ingresados en la UCI.
«Íbamos todos fijándonos en lo que hacían otros compañeros en otros hospitales, pero aquí en el HUBU fuimos de los primeros en prestar esa atención psicológica telefónica a familiares porque Burgos tenía un nivel muy alto de contagio. Fue la demanda que desde la UCI se nos hizo para atender a esos familiares. Si de normal es dura la vivencia en un hospital, sin acceso a la información y sin contacto es una indefensión tremenda», asegura Sánchez.
Este psicólogo clínico lo tiene claro, «este hospital es bastante grande y debiera tener muchos más programas de enlace y mucho más estructura para prestar esta atención emocional. Creo que es hacia donde tenemos que ir. Mis superiores lo quieren potenciar, pero de momento estoy solo yo como psicólogo hospitalario», reconoce Sánchez.
Una situación generalizada en la psicología clínica. España no cuenta con suficientes profesionales de este campo. En Burgos hay 14 psicólogos clínicos del Sacyl. «Intentamos dar la mejor atención posible, pero si quisiéramos estructurarlo mejor andamos cortos. El jefe de servicio está trabajando en ello, para estructurar la figura. Se quieren implementar atenciones y servicios que con los recursos humanos que existen es difícil», explica este psicólogo clínico.
Lo positivo es que en estos diez años que lleva funcionando la psicología interconsulta ha cambiado la concepción del trabajo que realiza Sánchez y la valoración que se hace del mismo. «Antes no estábamos tan integrados en el resto del hospital. Es verdad que hay servicios en los que costó más entender cuál era mi papel, pero otros servicios, como UCI, UCI pediátrica, neonatos, pediatría o hematología en seguida lo pidieron y, además, lo hacen muy bien a nivel emocional. Son los que más demandan mi presencia porque atienden muy bien la parte emocional. Con todo, el agradecimiento hacia esta figura es estupendo», reconoce.
La retroalimentación que recibe de otras unidades es que la presencia del psicólogo interconsulta les ha supuesto un acercamiento a los pacientes, están más pendientes de cómo abordarlos. «Están más alerta de lo emocional», reconoce Sánchez.
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