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La incidenica de la covid-19 en Burgos va bajando, lentamente, pero bajando. La incidencia acumulada en la capital ha pasado de los 1.756 casos por 100.000 habitantes a catorce días que se registraban el 21 de noviembre, cuando se inició el ... cribado masivo, a los 1.343 casos de este domingo, una vez finalizado. La positividad ha caído por debajo del 10%, mientras que ha aumentado la trazabilidad, que supera el 40%. Son buenos datos, sin embargo, no podemos bajar la guardia.
«Nos estamos acostumbrando a unas cifras demoledoras», lamenta el delgado territorial de la Junta en Burgos, Roberto Saiz. En realidad, la mejora registrada en las últimas jornadas, que no está permitiendo bajar la incidencia acumulada a siete días (lo que pronostica avances en próximas jornadas), es una buena noticia pero se debe atender con cautela, prudencia y responsabilidad. «No podemos hablar de un buen dato con 400 positivos a siete días», que son las cifras de la provincia, por ejemplo.
De ahí que Saiz insista en que «si no mejoramos los datos, será imposible tomar una decisión de desescalada con seguridad». Es un mensaje «duro», admite, pero necesario para apelar a la responsabilidad de los burgaleses, preocupados por el plan de desescalada y por el levantamiento de restricciones, primero de cara al puente de la Constitución y despuésta ante Navidad. Hay que alcanzar números mucho más razonables que los 1.011 casos por 100.000 habitantes a catorce días de la provincia (461 a siete días), afirma el delegado, para que la desescalada sea segura.
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Por su parte, la gerente de Atención Primaria ya avisa que «la desescalada en Burgos va a ser muy lenta, con mucha responsabilidad y más tarde que en otras provincias». Mónica Chicote ha recordado que Burgos sigue presentando la peor incidencia acumulada de la región, por encima de los 1.000, y la capital ha estado por encima de los 1.700, así que hay que tomarse la situación con calma. «La pandemia no se va a ir por la intervención de los sanitarios«, ha recordado, sino que se conseguirá vencer »cuando los ciudadnaos estemos mentalizados« y se cumplan las medidas.
Las cifras siguen siendo aún muy altas para hablar de desescaladas y levantamiento de restricciones, que han ayudado a frenar los contagios y contener la expansión del virus. Chicote apela a las restricciones individuales para evitar que se repitan imágenes como las vistas el pasado viernes en la capital, con el black friday. Las aglomeraciones deberían hacernos reflexionar, insiste, al mismo tiempo que pide «paciencia y mucha cautela», porque los contagios derivan en ingresos, UCI y muertes, y los fallecimientos no se han frenado aunque sí lo hayan hecho los contagios.
Es más, la gerente recuerda que el resultado del cribado masivo no se notará hasta dentro de dos o tres semanas, y lo mismo ocurre con cualquier medida de restricción impuesta. Los efectos tardan en verse. «La bajada es más lenta que la subida», ha matizado Saiz, así que toca asumir la responsabilidad individual de cara al último mes del año. «Esta Navidad va a ser diferente para todos, y no pasa nada«, apunta Chicote. Se buscarán alternativas pero la clave es no aumentar los contagios.
Por el momento, la Junta de Castilla y León mantiene el criterio de la provincia para tomar decisiones del nuevo plan de desescalada, lo que tiene inquietos a muchos municipios de Burgos, como Aranda y Miranda. Roberto Saiz admite que todos los escenarios están abierto, aunque la Consejería de Sanidad no se ha pronunciado aún sobre la situación de Burgos. «La transmisión del virus va asociada a la movilidad», ha recordado el delegado, y «es muy díficil contener la pandemia pero muy fácil expandirla».
Los ayuntamientos de Aranda y Miranda, pero también otros de la provincia, se han dirigido a la Junta para pedir que se tenga en cuenta su evolución epidemiológica a la hora de decidir levantar restricciones. La situación de Burgos es muy complicada, pero está lastrada por la capital. De hecho, frente a una incidencia de 1.343 casos por 100.000 habitantes de Burgos, Aranda tiene 666 y Miranda, 312. Saiz reconoce que «hay que tener en cuenta las particuliaridades de Aranda y Miranda», pero también que hay criterios que son sólo de ámbito provincial, como la ocupación de camas UCI.
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