Estar lejos y sin poder visitar a nuestros mayores es duro, te invade la incertidumbre y el miedo, las ganas de saber y la necesidad de información se multiplican. Todos estos sentimientos se hacen más acuciantes cuando es tu familiar el que está en uno de esos centros intervenidos. Es lo que le ocurre a esta burgalesa, Esther González, hija de una residente de este centro intervenido por la Junta en Briviesca.
En su caso, apunta, su madre está bien, en un principio dio negativo y en el posterior test arrojó positivo pero se mantiene asintomática. Explica que este mismo jueves ella pudo ver a su madre por videollamada gracias a una de las cuidadoras y que el enfermero también la mantiene informada, «es encantador y atiende muy bien pero son 87 años con patologías serias y nos preocupa», reconoce.
Según ha podido saber la hija de esta residente, fue este enfermero el que avisó de lo que estaba ocurriendo en el centro. Esther deja claro que quiere decir «toda la verdad». No todo son críticas al centro y así lo reconoce. «El día 8 de marzo, la directora del centro ya estaba tomando medidas de aislamiento. Ese domingo ya me dijo que no acudiese por la tarde a ver a mi madre porque comenzaban a restringir las visitas. Es más, yo le dije que no parecía oficial y me dijo que quería prevenir antes de que la situación fuese a peor y me pareció 'correctísimo', nunca lo negaré». Pero también señala que «esto hay que ir aclarándolo», tras conocer la situación del centro, esta hija se pregunta el por qué, «qué bien empezó tomando medidas pronto y luego qué mal lo hizo, por qué luego ha pasado esto. Es un tema tan delicado...».
Tras la decisión de restringir las visitas con anticipación, esta hija pudo seguir hablando con el médico de la residencia, «lógicamente no puedes ir a ver a tu familiar y quieres hablar con los que le atienden. Hablaba con el médico, con el enfermero, con las enfermeras», explica. Pero pasaron los días y dejó de poder comunicarse con el médico de la residencia, no así con las cuidadoras y el enfermero. Con la directora del centro sí pudo hablar algún día pero reconoce que notó que «estaban muy saturados, lo que puedo comprender si tienes personal de baja».
El no poder visitar a los familiares agrava la incertidumbre pero agradece el trato que ha recibido del alcalde de Briviesca, Álvaro Morales, y de la concejala de Servicios Sociales, Casilda Martínez, «no han dejado de informarme de todo lo que ha ido ocurriendo en los últimos días», señala. En el momento en el que llevaba como 15 días sin poder hablar con el médico, porque este se encontraba de baja, se lo comentó a la concejala de Servicios Sociales. «Hablé con Casilda y le conté cómo estaba la situación por la información que yo tenía. El enfermero sé que atendía a mi madre y me tenía informada pero no conseguía hablar con el médico y creía que había alguna baja por coronavirus pero tampoco lo sabía seguro porque algunas cuidadoras sí me atendían», explica la hija de esta residente.
Los test en este centro de Briviesca comenzaron a realizarse a finales de la semana pasada, entre el Jueves y el Viernes Santo. La concejala de Servicios Sociales, tras recibir información de Esther y otros familiares, movilizó al alcalde. «Al poco el regidor se puso en contacto conmigo, han respondido muy bien, al igual que desde Atención Primaria», agradece. A primeros de esta semana, el alcalde ya confirmó a esta hija que la Unidad Militar de Emergencias acudía a la residencia. Lo que están esperando ahora es que los médicos que están evaluando a cada residente comuniquen a los familiares el destino de cada uno de ellos «pero el enfermero me lleva avisando varios días de las opciones que hay. Tranquila lógicamente no estoy y no lo está nadie», confiesa.
Esta hija es comprensiva, «entiendo que es hasta inevitable los contagios en una residencia, los test se han empezado a hacer hace poco y hasta que no tienen síntomas es difícil actuar» pero sí señala que «deberían haber recurrido antes a sustituir al médico. Hay que pedir ayuda automáticamente. Si no es por la concejala que ha indagado y por el enfermero que dio la voz de alarma...».
Por lo que ella sabe, desde la residencia sí se debía estar buscando gente para cubrir los puestos pero, aún así, destaca que «se debería haber actuado con más tiempo, decir claramente las bajas de personal que hay y lo que se necesita. Ahí es de donde pienso que viene todo. Se debería haber pedido ayuda antes», señala, «ahora debe ser la directora la que diga qué medidas se tomaron para aislar porque mi madre estaba en una habitación y no se levanta de la cama».
La hija de esta residente se sienta aliviada al haber encontrado el compromiso del alcalde y la concejala de Servicios Sociales de Briviesca. Casilda reconoce que han vivido esto «un tanto perplejos. Hemos estado pendientes de las residencias y siempre hemos creído que nos estaban contando los hechos. Cuando empiezo a tener noticias de los familiares de la residencia Reina Amalia, que me dicen que hay algo que no les parece bien, que hay muchos positivos, me pongo alerta. Hablo con el alcalde que, desde luego, ha actuado rápido. Llamamos a la Consejería de Sanidad, a Atención Primaria...» Estas llamadas tuvieron lugar entre este martes y el miércoles, dos días después la residencia está intervenida.
Actuación del Ayuntamiento
Como reconoce la concejala «el problema era de falta de personal, una residencia con unos 30 residentes tenía, según los últimos datos que recibimos, cinco trabajadores. Con este equipo consideramos que era imposible atender a todos correctamente». Casilda señala que el resto del personal estaba de baja por COVID-19 y que, «posiblemente, el número de trabajadores fuera el doble». Además, señala que «la directora ha dado positivo y está de baja, con lo cual ahí no había gerencia ¿cómo se gestionaba eso? Era imposible, inviable», asegura.
Apunta Martínez que, en ningún momento, se había pedido ayuda desde la residencia, «en cuanto los familiares notaron algo raro, nos pusimos a indagar», explica. «La hija de esta residente no sabía a quién acudir y me llamó para preguntarme qué pasaba, era la primera noticia que tenía. Nosotros llamábamos, preguntábamos cómo estaban y nos decían que todo estaba bien», lamenta. Ante la situación que se encontraron apunta, «como Ayuntamiento teníamos la responsabilidad de comunicarlo a Sanidad para que la Junta interviniese. Me da rabia no haberlo sabido antes pero ahora estamos un poco más tranquilos».