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El doctor Rodrigo Avello. BC
Rodrigo Avello, responsable de la Unidad del Dolor de Recoletas

«Hasta el 60% de las consultas de Atención Primaria están originadas en el dolor»

El doctor Rodrigo Avello trabaja desde la Unidad del Dolor de Recoletas intentando minimizar las dolencias de una población que cada vez en mayor número acuden a su especialidad

Ruth Rodero

Burgos

Lunes, 19 de junio 2023, 07:25

Convivir con el dolor se ha convertido en el día a día de muchas personas. Un dolor que «no se ha podido solventar con los tratamientos habituales en una primera fase y se cronifica convirtiéndose en una enfermedad en sí mismo». Así define el dolor ... crónico el doctor Rodrigo Avello, responsable de la Unidad del Dolor de Recoletas.

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Porque, aunque «el dolor tiene una misión de alerta» es necesario tratarlo lo antes posible para «minimizar su cronificación», porque si esto ocurre «se convierte en una enfermedad». Y aunque el dolor tiene muchas causas lo que queda claro es que es algo que llena las consultas. «Hasta el 60% de las consultas de los médicos de Atención Primaria están originadas en el dolor», explica Avello, aunque aclara que «no todos estos cuadros dolorosos se cronifican». «Hay múltiples patologías que puede provocar dolor crónico, pero las más habituales son todas aquellas que afectan a la columna, sobre todo a la columna lumbar, también toda la patología relacionada con la artrosis y el envejecimiento de las articulaciones, cuadros de dolor miofascial (aquellos dolores musculares que no se tratan a tiempo y repercuten durante meses o incluso años), cefaleas y un cuadro muy específico de dolor que llamamos dolor neuropático. Estos dolores están relacionados con el herpes, dolores relacionados con cirugías previas, etc», indica.

Con este amplio abanico de dolencias no es de extrañar que no exista un único perfil de paciente que sufra el dolor crónico en su día a día. «Es evidente que cuantos más años cumple la población más posibilidades tiene de desarrollar distintos procesos, pero lo más importante es que, efectivamente, tenemos pacientes con dolor crónico de todos los rangos de edad. Y hay que dar un mensaje muy importante, que lo que tenemos que facilitar es el acceso a los mejores tratamientos para tratar de evitar que estos dolores se cronifiquen. No porque uno sea joven tiene que aguantar», reivindica.

«No porque uno sea joven tiene que aguantar (el dolor)»

Un chico joven, deportista, al que le duele la rodilla al punto de incapacitarle, o una chica que está haciendo determinada actividad y tiene un dolor mantenido «hay que tratarlo» porque el problema, «además de la dificultad de definir el dolor crónico, es que ya se convierte en una patología en sí mismo». Para ayudar estos dolores, incluso aquellos que ya se han cronificado, existen las unidades del dolor, que se encargar de buscar el tratamiento de manera más eficaz y eficiente, además de hacerlo desde la multidisciplinaridad.

«Lo más importante en las unidades del dolor es definir la causa, cuál es el origen del cuadro doloroso que tiene el paciente y, una vez definido el origen, ver cuáles son las posibles dianas terapéuticas sobre las que actuar. Y en este caso las unidades del dolor somos un poquito especiales, porque tenemos numerosas técnicas intervencionistas, más o menos invasivas, normalmente muy poco invasivas, para intentar acabar con el dolor o, en el caso de que sean determinadas patologías, intentar de minimizarlo al máximo posible», explica el doctor Avello.

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Afrontar el dolor crónico por parte de los profesionales no es tarea sencilla. Hasta ellos llegan pacientes cuya calidad de vida se ha visto mermada, lo que afecta a todas las esferas. La emocional, «que es súper importante», la social, la esfera laboral y también en la actividad deportiva, cada uno a su nivel. «Lo más importante cuando te llega una persona con dolor crónico es analizar cómo repercute ese dolor a todas sus esferas, es decir, por un lado analizas qué le pasa y cómo puedes tratarlo y por otro cómo está de afectado y cómo puedo llegar a mejorarle», analiza.

Por eso, Avello asegura que siempre les explica a los pacientes que lo primero que hay que hacer es «un plan de tratamiento». «Un plan realista, adecuado a la afectación de cada paciente y a las posibilidades de recuperación que tiene».

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Cómo se trabaja dentro de una unidad del dolor

Las unidades del dolor llevan muchísimos años funcionando y su característica principal es que deberían ser unidades multidisciplinares. «Nuestra unidad del dolor, la que hay en el Hospital Recoletas, la formamos un abanico amplio de profesionales», asegura. De esta manera pueden hacer «un abordaje multidisciplinar, con numerosos especialistas», ya que cuentan con traumatólogos, médicos de la unidad del raquis del instituto neurovertebral, rehabilitadores, con fisioterapia y, sobre todo, lo que les hace «un poco más especiales» son las técnicas con toda la tecnología que tienen. «Tanto de imagen como de medicaciones como la radiofrecuencia hacen que sean técnicas muy poco invasivas, prácticamente el 99% son técnicas ambulantes que no requiere ingreso y que haciendo un balance de riesgo-beneficio el paciente obtiene un beneficio importante. Incluso hay pacientes que pueden llegar a disminuir la medicación, que pueden llegar a posponer o no tener que realizarse una intervención quirúrgica o, sobre todo, mejorar la calidad de vida, que es el objetivo principal», insiste.

Pero antes de necesitar llegar hasta una unidad de este tipo, ¿se puede prevenir el dolor crónico? «Se puede prevenir, sí, seguro. Categóricamente sí. ¿Cómo? Actuando pronto. Hay dolores que es imposible, pero se puede prevenir haciendo un diagnóstico precoz, haciendo un tratamiento desde el primer momento y no teniendo que esperar a que el dolor esté cronificado para hacer tratamientos un poquito más sofisticados. Y, por otra parte, igual que el dolor afecta a todas las esferas de la vida, cuánto mejor estén todas las esferas, sobre todo el componente emocional y la actividad física, mejor. Siempre insistimos a nuestros pacientes que una vida sedentaria es igual a estar desprotegido, es como quitarnos el escudo, el cuerpo necesita estar activo y eso evita que aparezcan cuadros de dolor crónico o los hace mucho menos importantes, mucho menos dolorosos», sentencia.

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«El dolor crónico se puede prevenir actuando pronto»

Pero esto no evita que el número de pacientes de la unidad sea «claramente ascendente», provocado también poco porque la gente sabe que puede acceder a ellos «y que la unidad del dolor no está destinada a cuadros imposibles de manejar». «Hay mucha gente que se puede beneficiar de tratamientos en una primera fase de su enfermedad que puede cambiar mucho el curso de la misma», valora.

Dejar de normalizar el dolor

Importante es dejar de normalizar el dolor y olvidarse del reposo como terapia para ello: «No hablamos de cuadros de dos semanas, pero cuando hay un problema y está diagnosticado, el parar es en casi todos los casos lo peor que hay. Lo mismo ocurre con un cuadro de dolor post operatorio, una neuralgia postherpética o distintos cuadros que se tienen que beneficiar lo antes posible para evitar que se cronifiquen».

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Además, hay que dejar claro que dentro de las técnicas «hay que insistir a la gente en que cada vez son menos agresivas, más dirigidas a una diana terapéutica y por ejemplo la radiofrecuencia está teniendo un papel muy importante». Esto es «una técnica que consiste en disminuir la transmisión del dolor» para hacer que los pacientes tengan una mejor calidad de vida.

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