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Para algunos alumnos de Enfermería de Burgos esta ha sido la primera incursión profesional en un hospital y lo han hecho en medio de la pandemia. Para otros, que han trabajado como auxiliares en los peores momentos de la crisis de la covid, poder ... desempeñar sus prácticas en «zonas limpias» del HUBU ha sido una «tranquilidad».
Itxaso Nogales, Silvia Aranda, Claudia Cámara y Alain Chaves aportan un relato muy diferente de su experiencia de prácticas pero comparten algo en común, los cuatro destacan la gran entrega del personal sanitario del hospital y agradecen que, «a pesar de llevar un año agotador» les han apoyado y enseñado «con la misma ilusión y energía».
Durante los meses más duros de la emergencia sanitaria, Silvia trabajó en el HUBU y en residencias de mayores. Itxaso por su parte, lo hizo en el hospital de campaña de Aranda de Duero. Ambas son auxiliares y ahora están preparándose en la UBU para ser enfermeras. No ocultan su gran vocación por esta profesión y destacan la plasticidad el Hospital Universitario de Burgos para adaptarse a la situación de pandemia.
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«Yo he estado en Oncología y la verdad es que trabajar sin el EPI se me ha hecho hasta raro aunque la experiencia ha sido muy buena», señala Silvia que, a la hora de escoger especialidad, lo tiene muy claro: «Quiero ser enfermera geriátrica y de cuidados paliativos, sé que es lo que nadie quiere pero para mí es totalmente vocacional y lo que me mueve por dentro».
Silvia Aranda, auxiliar y estudiante de Enfermería
Para Itxaso lo mejor de la enfermería es «poder ayudar y cuidar, el contacto con el paciente». En este sentido, coincide con su compañera en que las restricciones para la contención de la covid han revelado la labor de auxiliares y enfemeras como «esencial» y como «el lado más humanitario». «Siempre ha sido así, pero la pandemia lo ha puesto de relieve, porque el paciente solo nos tiene a nosotras, está enfermo y su familia no puede acompañarle», destacan.
Itxaso Nogales, auxiliar y estudiante de Enfermería
Lo más duro de su etapa anterior trabajando como auxiliares fue «que había muchas muertes, se nos morían en los brazos y no tenían a nadie más», y reconocen que precisamente eso es lo que da más sentido a su profesión.
Otro de los aspectos que ponen en valor es que, «cuando trabajas, no hay diferencia entre médicos, auxiliares, enfemeras y el resto del personal, somos una unidad con un objetivo y el trabajo en equipo es imprescindible», tal y como detalla Itxaso.
Claudia Cámara, alumna de Enfermería
El relato de Claudia y Alain es muy diferente al de sus compañeras, ellos son más jóvenes y esta ha sido la primera vez que han desempeñado su labor en el interior de un hospital. Para Claudia «fue un choque llegar de las clases teóricas y enfrentarse a al realidad de un centro sanitario», por eso reconoce que le «costó bastante».
Ella estuvo en Medicina Interna, que aúna todo tipo de patologías. «Me gustó mucho la experiencia pero creo que según haga prácticas en otras especialidades también me van a gustar», explica. Esta alumna de Enfermería de tan solo 20 años solo ha conocido el trabajo en el hospital con las restricciones propias de la pandemia: «Para mí el hecho de que los pacientes no puedan salir de sus habitaciones, que no haya acompañantes, la mascarilla y el protocolo, han sido lo más normal», confiesa.
Su caso también es puramente vocacional, «ayudar a las personas que te necesitan, atenderles, es la mejor parte de la Enfermería, los pacientes son muy agradecidos y eso es muy bonito», recalca.
Por su parte, Alain que solo tiene 19 y es de Bilbao, llegó a Burgos siguiendo su gran vocación para ser enfermero. Ha realizado sus práctias en el servicio de Cardiología del HUBU y asegura que ha aprendido muchísmo. «En mi casa hay familiares con patologías cardiacas y en el HUBU he podido saber más sobre lo que les ocurre y entender estas enfermedades».
Alain Chaves, alumno de Enfermería
Él también pensaba que, después de un año de pandemia con la presión asistencial al límite, los profesionales del hospital estarían «agotados» y que les iba a «costar» hacerse cargo de guiar a los estudiantes en prácticas. Sin embargo, reconoce que les han tratado «genial» y que «han estado muy pendientes de enseñarles y orientarles».
Confiesa que no sabía cómo iba a gestionar las emociones de vivir de cerca el drama de un fallecimiento o de una enfermedad grave pero, según detalla, «viví una muerte en mi planta pero con el apoyo de mis compañeros y de los veteranos fue más fácil».
Alain llegó con mucha ilusión y ahora, tras finalizar el periodo de prácticas, afirma que tiene «muchas ganas de volver al hospital». Estos cuatro alumnos aún tendrán que esperar un tiempo para volver a realizar prácticas y tanto ellos, como el resto de los 62 que entraron a formar parte de este periodo de aprendizaje en el HUBU, formarán parte algún día del personal sanitario de primera linea, para seguir ayudando y acompañando a los pacientes, con o sin pandemia.
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