Cómo actuar frente a un infarto

Tuvo la suerte de que Mercedes Casares y Mónica del Diego, enfermera y médica del HUBU respectivamente, se encontraban cerca para reanimarla con éxito. Sin embargo, en el caso de que no hubiera ningún sanitario, sería imprescindible que algún ciudadano aplicase la reanimación cardiopulmonar (RCP) en su lugar.

Desde familiares hasta amigos, cualquier persona puede sufrir un infarto en el momento menos esperado, ya sea en casa o en la calle. Por ello, Casares y Del Diego resaltan la necesidad de que los ciudadanos aprendan a aplicar una RCP.

«La gente de entre veinte y setenta años tendría que saber reanimar», reivindica Del Diego. Ambas sanitarias reclaman la formación de la ciudadanía en materia de primeros auxilios, como la que ya imparte la Cruz Roja.

Antes de nada hay que asegurar el entorno, ya que nadie puede exponerseal peligro por reanimar a otra persona. «Por ejemplo, en una carretera no puedes arriesgar tu vida por intentar salvar a otra persona», indica Del Diego.

El segundo paso es contactar a los servicios de emergencias 112 e identificar la parada cardiaca. La forma de hacerlo es comprobar que la víctima no tiene pulso ni repiración y que no responde a los estímulos.

Una vez detectados estos síntomas hay que pedir un desfibrilador semiautomático externo (DESA) y empezar la reanimación. «Es clave detectar rápido la parada para iniciar la reanimación lo antes posible». Al final, cuanto más tiempo pasa una persona en parada más difícil es que salga con vida.

La RCP puede aplicarse con dos ventilaciones cada treinta compresiones si hay dos personas. Las compresiones se hacen al ejercer todo el peso sobre el centro del tórax de la víctima con los brazos completamente estirados y las manos entrelazadas. «No se pueden doblar los codos porque no comprimes lo suficiente». Respecto a la ventilación, consiste en la respiración boca a boca.

No obstante, las sanitarias aconsejan la reanimación con compresiones de calidad, es decir, con compresiones sin ventilación. En ambos casos, hay que repetir las treinta compresiones siguiendo un ritmo rápido, por ejemplo, el de 'La Macarena' como hacen los sanitarios. Aproximadamente, se realizan cien compresiones por minuto.

Hacer compresiones cansa, por lo que Casares recomienda hacer relevos si se está acompañado. Además, advierten de que se puede fracturar alguna costilla de la vícitma, pero «mejor que se rompa una costilla a que fallezca».

Para facilitar la respiración, existe la maniobra frente-mentón: una mano se apoya en la frente y con dos dedos de la otra mano se levanta la barbilla. La duración máxima de la RCP es de cuarenta minutos, puesto que los daños de la parada son irreversibles para entonces.

Casares y De Diego recuerdan que es mejor utilizar un DESA siempre que sea posible, ya que cada vez hay más repartidos por las ciudades. De hecho, Burgos avanza en el despliegue de espacios cardioprotegidos. Algunas comunidades españolas permiten el uso de estos desfibriladores a cualquier persona, pero en otras requiere de una formación.

Una vez han llegado los servicios de emergencia, hay que dejar actuar a los profesionales. A veces las circunstacias, como la distancia, dificultan el acceso a tiempo a la asistencia sanitaria, por lo que la Cruz Roja recuerda la importancia de saber aplicar primeros auxilios.