Unas 120.000 personas secundan la marcha feminista por la igualdad en Madrid | En un ambiente, festivo las mujeres recorrieron las calles de la ciudad para clamar «Menos Vox y más educación»
Sombreros violetas, camisetas violetas, fulares violetas, pelucas violetas, labios pintados de violeta y abrigos violetas. Hasta una treintañera paseaba por el Paseo del Prado empuñando una escobilla violeta «para limpiar la mierda del machismo». Madrid se tiñó este domingo, Día Internacional de la Mujer, del ... color feminista. Unas 120.000 personas, dos tercios menos que el año pasado, secundaron la convocatoria, según la Delegación del Gobierno. Mujeres de todas las edades, desde abuelas hasta adolescentes, recorrieron el trayecto que va de Atocha a Plaza de España en un ambiente festivo y a ritmo de batucada. Madres e hijas, juntas en la misma lucha.
Las manifestantes, muy jóvenes en su mayoría, comenzaron la marcha a las cinco de la tarde. La protesta, convocada por el comité del 8M de Madrid, comenzó con puntualidad. Las organizadoras portaban una pancarta en la que se podía leer: «Con derechos, sin barreras, feministas sin fronteras».
Cuando se dio el primer paso se corearon consignas como «No son muertes, son asesinatos», «Menos Vox y más educación» o «Machismo y capital, alianza criminal», grito este último que salía de las filas del Sindicato de Estudiantes, que llevó a la marcha una nutrida representación. En medio del tumulto se veía a un padre con su hijo de corta edad a hombros. No era el único niño presente. Se vieron muchos carritos de bebé, alguna manifestante en silla de ruedas y globos, muchos globos.
Virginia, de 19 años, estudiante universitaria, ha venido con un grupo de amigas a «defender la igualdad, a clamar contra la opresión patriarcal y a decir que los transexuales femeninos también son mujeres».
El movimiento feminista llenó la calle en demanda de políticas transversales que acrecienten los derechos de la mujer. Las reivindicaciones económicas, sociales y culturales se concatenaban. Las pancartas incidían en la necesidad de acabar con la brecha salarial, la discriminación por maternidad y las violaciones, pero también se prodigaban los mensajes contra el racismo, a favor de la diversidad sexual, por la vivienda, los derechos sexuales y reproductivos y en demanda de la abolición de la prostitución. Proclamas variopintas, sí, pero con una preocupación latente: el auge de la extrema derecha.
Temor a un retroceso
«No me manifiesto contra Vox, lo hago en contra del machismo, que quede claro. Pero temo que el cambio de mentalidad ocurrido sobre todo en los últimos dos años, en los que se han convocado huelgas feministas, y los logros conseguidos hasta ahora se diluyan», dice Carmen, de 70 años. Su amiga Gloria, de 78, asiente. «Me separé de mi marido en el 76 y nunca he dejado la lucha. Tengo una hija en París y cuando la visito y me pilla fuera el 8 de marzo voy a la manifestación de París», cuenta Carmen.
«No me manifiesto contra Vox, lo hago en contra del machismo, pero temo que logros conseguidos hasta ahora se diluyan por culpa de la ultraderecha»
carmen, jubilada
El hilo común que atravesaba las reivindicaciones era el combate de cualquier forma de dominio patriarcal en todos los ámbitos, en el hogar y en el trabajo, en los espacios públicos y en los privados.
Rebeca sostiene una pancarta con la bandera tricolor de las sufragistas. «El morado es por la libertad, el blanco por la pureza y la honradez y el verde por la esperanza». Rebeca pertenece al grupo Feminismo Radical España. «Pedimos la abolición de la prostitución, del porno, de los vientres de alquiler y del género, fenómenos que son expresiones de violencias machistas», asegura Rebeca, que lleva prendida a la camiseta una chapita con la leyenda: «Soy lesbiana, no 'queer'».
«Pedimos la abolición de la prostitución, del porno, de los vientres de alquiler y del género, expresiones de violencias machistas»
rebeca, feminismo radical españa
En medio de la marea violeta sorprende un grupo de mujeres con la cara pintada de blanco y cosida de cicatrices rotuladas en negro. En la cabeza lucen un tocado de rabiosas flores rojas. Es el disfraz con el que las mexicanas celebran el día de los muertos. Gritan proclamas del tipo «Hermana mexicana, te recuerdo desde España». Estefanía Prado, contable que trabaja en una empresa del sector inmobiliario, viene a manifestarse por una causa común a todas las mujeres, pero especialmente está aquí por el drama de los feminicidios que acontece en su país. «En México mueren asesinadas diez mujeres al día. ¿Los motivos? Simplemente por ir de fiesta o a comprar el pan. La última es Fátima, una niña de siete años que apareció muerta con huellas de haber sido violada y torturada. Nuestro país tristemente se ha acostumbrado a la violencia machista», dice Estefanía Prado.
«En México mueren asesinadas diez mujeres al día. ¿Los motivos? Simplemente por ir de fiesta o a comprar el pan»
mujeres mexicanas en madrid
Como en todo movimiento, en el feminista hay grupos de los más variados. La plataforma Petra se opone a los permisos de paternidad intransferibles. «Son injustos porque ignoran las necesidades del bebé y de la madre. España es el país de Europa que menos dinero dedica a la crianza y la maternidad, y lo poco que se destina no va a las madres y los niños, sino a los padres. En cambio, no se ha ampliado ni un solo día el permiso de maternidad de la mujer», lamenta la antropóloga Patricia Merino.
«Los permisos de paternidad intransferibles son injustos porque ignoran las necesidades del bebé y de la madre y solo benefician al padre»
patricia merino, plataforma petra
La manifestación toca a su fin. En la lectura del manifiesto, se exige mayor seguridad para las mujeres. «Nos queremos vivas, libres y diversas todos los días del año», proclama una activista. Era difícil reeditar el éxito de 2019, cuando se manifestaron en Madrid unas 350.000 personas. ¿Fue culpa del coronavirus? ¿O fue otra la causa? Este lunes se debatirá a fondo.
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.