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Por primera vez desde que se organizan las manifestaciones por el Día Internacional de la Mujer, este domingo participaron representantes de PSOE, Unidas Podemos, Partido Popular y Ciudadanos. Vox, en cambio, prefirió contraprogramar con un mitin en Vistalegre, en el que cargó contra «las ... políticas radicales feministas». Sin embargo, la aparente unidad en apoyar las reivindicaciones igualitarias acabaron con Begoña Villacís y otros miembros del partido naranja teniendo que marcharse escoltados tras ser insultadas y abucheadas por un grupo de manifestantes.
El primer incidente se produjo al inicio de la manifestación cuando tres jóvenes se plantaron delante de la cabecera naranja. Además de Villacís, se encontraban allí la consejera Marta Rivera y la líder de Ciudadanos en Cataluña, Lorena Roldán, entre otras. Pero el hecho no fue a más.
A la altura de la Plaza de Neptuno y al grito de «fuera fascistas de nuestros barrios», otro grupo empezó a empujar a los representes del partido naranja consiguiendo, finalmente, que abandonasen la manifestación. «En esta situación uno se siente sobrepasado, nos pidieron que no viniésemos pero las calles son de todos y esta causa es la nuestra. Ellas no defienden el feminismo porque nos han discriminado», explicaba Villacís.
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La situación, similar a la que vivió la formación naranja en su participación en la manifestación del Ogullo LGTBI de 2019, en la que también fueron increpados, fue descrita con ironía por el líder de Más Madrid, Íñigo Errejón. «Es incomprensible que en una manifestación feminista le reprochen a Ciudadanos que le entregue los gobiernos de Madrid, Andalucía o Murcia a los reaccionarios machistas. ¿Dónde queda el derecho a decir una cosa y hacer lo contrario?», escribió en Twitter.
En cuanto al PP, que el año pasado decidió no acudir por no estar de acuerdo con el manifiesto, optó por participar este año con un lema propio, aunque decidieron no portar pancartas. La cara más visible de los populares fue la vicesecretaria de Política Social, Cuca Gamarra, que insistió en la necesidad de contar con «feminismo sin etiquetas» al tiempo que pedía trabajar de manera conjunta para acabar con la brecha salarial y la derivada por la maternidad, además de luchar contra la violencia de género.
Otras compañeras de partido, como la portavoz parlamentaria, Cayetana Álvarez de Toledo, ya habían manifestado su intención de no acudir, al no sentirse «representadas». Una postura que respaldó la propia Gamarra, que pidió «libertad y respeto a quien toma sus decisiones».
La presencia más inesperada fue la del militante de Vox Bertrand Ndongo, que se ha hecho famoso en las redes sociales por atacar al discurso feminista. Varias manifestantes le reconocieron antes de gritarle «¡fuera fascistas de nuestros barrios!». Él, por su parte, argumentaba que el Gobierno de coalición «apoya que las niñas lleguen a su casa borrachas y solas».
Ndongo reconoció a los medios congregados que él no es feminista pero que ha acudido a la manifestación por su hija de un mes. Sin embargo, al ser increpado por las manifestantes, ha asegurado: «Quiero que mi hija sea libre y que nadie le diga lo que tenga que hacer».
Era un día de reivindicación y de unidad en torno al feminismo, sin embargo, las tensiones que sacudieron al Gobierno de coalición a lo largo de la semana pasada en torno a las discrepancias por la ley de libertades sexuales se trasladaron a la manifestación por el Día de la Mujer. Pese a la reunión de urgencia de la comisión del pacto entre PSOE y Unidas Podemos para limar asperezas – que estaba programada para el jueves que viene pero se adelantó al viernes pasado– la esperada foto conjunta de las ministras de ambos partidos no se produjo y las representantes socialistas y moradas, como habían anunciado, marcharon por separado. Las primeras bajo el lema «mujeres libres, mujeres iguales», y las segundas, «unidas, libres y feministas».
La vicepresidenta primera, Carmen Calvo, escribió un nuevo capítulo en la especie de disputa por reivindicar una mayor pureza feminista que mantiene con sus compañeros de coalición. «Algunas llevamos muchos años en el 8 de marzo, cuando apenas nadie sabía qué significaba, cuando no había grandes manifestaciones, cuando casi nadie estaba, en el movimiento feminista ya estábamos», afirmó antes del inicio de la marcha. Le acompañaban las titulares de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya; de Política Territorial, Carolina Darias; de Educación, Isabel Celaá; y la exministra de Trabajo, Magdalena Valerio.
Montero, en cambio, se mostró más conciliadora y reivindicó una «gran alianza feminista para poder avanzar y seguir conquistando derechos». Como si hubiera oído las palabras de Calvo, añadió que «la memoria y las mujeres que han venido antes nos enseñan que es juntas como se pueden conquistar derechos». Un mensaje similar al que le dedicó a la vicepresidenta cuando recibió en enero la cartera de ministra de sus manos. A ella le acompañaba la delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Victoria Rosell, entre otros. Más atrás, en un lugar discreto, marchaba el vicepresidente de Derechos Sociales, Pablo Iglesias.
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