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Sebastiana charla con su hija Pepi con todas las medidas de seguridad. Gloria Díez
Coronavirus en Burgos: «Es muy emocionante ver a mi madre después de tantos meses, aunque no pueda abrazarla»
NUEVA NORMALIDAD

«Es muy emocionante ver a mi madre después de tantos meses, aunque no pueda abrazarla»

Sebastiana vive en la residencia Clece Vitam San Pedro Poveda en el centro de Burgos y su hija Pepi ha podido verla después de más de tres meses de confinamiento

Gloria Díez

Burgos

Miércoles, 24 de junio 2020, 08:15

Pantallas protectoras, mamparas de plástico, lejía en las suelas de los zapatos, geles y, sobre todo, distancia. Son las características que definen la nueva normalidad en las residencias de mayores. Elementos que restan calidez a los reencuentros pero que no disminuyen ni un ápice la ... alegría y la emoción. «Es muy emocionante poder verla y que esté así de bien después de tantas semanas, aunque no pueda abrazarla todavía», reconoce Pepi, que ha acudido a la residencia Clece Vitam San Pedro Poveda a visitar a su madre, Sebastiana, nonagenaria que ha pasado, como tantos ancianos en la provincia, muchas semanas sin poder estar con los suyos.

Desde el centro se han esforzado por acercar a los residentes a sus familias, han habilitado videollamadas y mensajes y, gracias a ello, personas como Pepi han pasado con menos angustia las semanas de cuarentena. «Me daba mucha cosa pensar que mi madre, siendo tan mayor, estaba solita, si ya ha sido difícil para nosotros estando con la familia imagínate para ellos», confiesa y, a la vez, agradece enormemente la labor de la residencia para facilitar la comunicación durante estos meses.

Pepi además se acercaba a las inmediaciones del centro «por si la veía en el patio», reconoce sin disimular la gran satisfacción que le produce estar con ella al fin porque se han echado mucho de menos. «No la puedo llevar a pasear ni tocarla todavía pero bueno, la veo fenomenal», manifiesta.

La directora del centro, Silvia Ballesteros, no oculta su alegría cuando relata cómo han sido los primeros encuentros entre ancianos y familias: «Les ha dado una alegría inmensa, a los ancianos y a los visitantes, lloran, ríen y se emocionan tanto que a veces no saben ni qué hacer». En esta residencia viven 47 personas y, en estos momentos, aunque hay algún residente aislado con síntomas compatibles con la covid-19, Ballesteros asegura que está todo estable y controlado.

Es obligatorio mantener la distancia con los residentes y guardar todas las medidas de higiene establecidas. Gloria Díez
Imagen principal - Es obligatorio mantener la distancia con los residentes y guardar todas las medidas de higiene establecidas.
Imagen secundaria 1 - Es obligatorio mantener la distancia con los residentes y guardar todas las medidas de higiene establecidas.
Imagen secundaria 2 - Es obligatorio mantener la distancia con los residentes y guardar todas las medidas de higiene establecidas.

«Lo hemos pasado muy mal y los usuarios también, el aislamiento les afecta mucho, sobre todo a quienes tenían algo de deterioro cognitivo, pero todo se puede recuperar con terapia y con ejercicios», explica la directora. La adaptación a la nueva realidad ha sido progresiva en la residencia San Pedro de Poveda, que comenzó «poco a poco» a implementar las medidas higiénico-sanitarias y donde todos los ancianos las cumplen sin problemas. «Ellos salen de sus habitaciones con la mascarilla puesta ya», declara e indica que se han acostumbrado a las nuevas normas durante estos meses.

Los espacios también se han tenido que reorganizar para poder adaptarse a las circunstancias. Las visitas tienen restringido el acceso a una única sala «para evitar que circulen por la residencia», explica Ballesteros. Además, en las zonas comunes como los comedores, han delimitado la distancia con marcas visibles que los usuarios respetan y en las mesas, entre los comensales, hay dos metros de distancia. Toda precaución es poca para garantizar la salud de ancianos y de trabajadores.

Protocolo imprescindible

Las residencias se acogen a las normas determinadas por la Junta de Castilla y León pero, además, cada una puede implementar sus propias medidas añadidas a las estipuladas. A la residencia San Pedro Poveda, es imprescindible acudir con cita previa y, una vez allí, además de apuntarse en un registro de entrada, conducen al visitante a una sala habilitada para los encuentros.

La mascarilla es obligatoria pero la residencia proporciona una «para asegurarnos de que entran con el EPI adecuado», explica Ballesteros. También les ofrecen una pantalla protectora y, para acceder es necesario pasar las suelas de los zapatos por un empapador con lejía y secarlos a continuación. Además, las visitas tienen a sus disposición el protocolo a seguir y deben firmar su compromiso de cumplirlo.

Entre el residente y el familiar hay dos metros de distancia y, además, una mampara de plástico que evita cualquier contacto físico. Los geles están a disposición para lavarse frecuentemente las manos y, cuando finaliza el tiempo de visita, se limpia y desinfecta la estancia. «Después de limpiar a fondo ponemos durante unos minutos el cañón de ozono», indica la directora.

Las familias han acogido estas medidas con naturalidad y con alegría porque, al menos, ya pueden ir a ver a sus seres queridos. Ya que, tal y como señala Pepi frente a su madre: «Lo más importante es protegerlos y cuidarlos a ellos, que son los más débiles».

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