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Las calles se han llenado de mochilas con ruedas y caras de sueño. Pero también de ilusión por volver a reencontrarse con los amigos y contarse todo lo que ha dado de sí el verano. La vuelta al cole ya es una realidad y ... los escolares de Burgos que cursan Educación Infantil y Primaria han vuelto esta mañana a las aulas.
Con total normalidad los más pequeños se han despedido de sus padres en la puerta del patio del Colegio Público Río Arlanzón para entrar con paso firme a las instalaciones del centro. Con la música sonando por megafonía y las profesoras ataviadas con sombreros de copa para recibirlos, cada niño ha buscado la fila en la que situarse.
Profesionales ya de la vuelta al cole pandémico, pocas han sido las lágrimas derramadas, ni siquiera entre los más pequeños, que parecían tener más ganas de reencuentros que penas en las despedidas a pie de verja.
Las canciones dedicadas al circo ambientaban la breve espera en la que cada uno ha ocupado su lugar, ese que ya conocen al ser este el segundo curso en el que las distancias de seguridad, las mascarillas y los geles hidroalcohólicos son sus compañeros de clase.
El cuerpo docente también parecía más tranquilo que en septiembre de 2020. Conocer a lo que se enfrentan siempre ayuda a tranquilizar los ánimos antes de volver a empezar. Así lo aseguraba Nuria Camarena, directora del centro y que ha recibido a los alumnos en el patio junto a sus compañeras y compañeros.
«Parece que estamos todos en modo pandemia y ha sido todo muy fluido, el ingreso de los profesores y la entrada de los niños ha sido espectacular, ellos ya saben que tienen que mantener la distancia y el resto de las medidas higiénicas. Así que ha sido una vuelta mucho más tranquila», explicaba.
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Ruth Rodero
A pesar de que la incertidumbre es menor que en el curso pasado, todavía se mantiene ese intriga por saber cómo se desarrollarán las jornadas con el paso de las semanas y meses y la incidencia que la covid-19 tendrá dentro de las aulas. «Vamos con pies de plomo porque no sabemos qué puede pasar en los meses de otoño e invierno. Incertidumbre todavía tenemos, pero todo está más asentado y estructurado y sin tanta incertidumbre como el año pasado», aseguraba.
Los cambios son mínimos con respecto al año pasado, los grupos estables de convivencia se van a seguir manteniendo y, además, vuelven las actividades extraescolares, «que era algo que preocupaba mucho a los padres y siguen todos los protocolos establecidos», aseguraba.
Este curso las medidas de higiene seguirán estando presente en las aulas, pero los más importantes ya han llegado, los coles vuelven a estar llenos de niños que hoy entraban ansiosos por reencontrarse con sus amigos.
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