La vuelta al cole 2021-2022 llegará de la mano de las dudas convertidas en certezas que la experiencia del pasado curso ha dejado. Con el protocolo instaurado desde el septiembre pasado, los cambios que se registran entre el inicio del año pasado y este ... son mínimos.
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Esta continuidad aporta tranquilidad a las familias, que aseguran que «el curso pasado se desarrolló con mucha más normalidad de la que pensamos». Así lo verbaliza Francisco José Sánchez, presidente de la Federación de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos de Centros Públicos de enseñanza no Universitaria de Burgos (FAMPA ).
«Gracias al esfuerzo del alumnado, profesorado y familias fue un curso bastante tranquilo. Hubo oleadas de contagios en la sociedad que se vieron reflejados en los centros, pero los centros han sido lugares seguros», indica el presidente.
El objetivo primordial del pasado año fue que los niños volvieran a las aulas, algo que en Burgos se logró y cuya valoración tras nueve meses fue «muy buena». «Lo podemos comparar con otros países o con otras comunidades autónomas donde se apostó por la semipresencialidad y no ha funcionado. Sobre todo en secundaria y bachillerato las valoraciones no han sido buenas. Sin embargo, aquí se realizó un curso bastante normal», insiste.
Para este que comienza mañana los cambios son mínimos y empezará del mismo modo en que se terminó. «Gracias a esto ya no existe esa incertidumbre que nos agobió tanto en el último momento por el tema de las normas, la distancia y la mascarilla. Ahora lo tenemos interiorizado, vamos a esperar un poco a ver cómo va, porque los centros escolares son también el reflejo de lo que pasa fuera, y esperemos que vaya mejorando poco a poco y alcanzando ciertas normalidades», afirma.
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Porque si algo tienen claro desde FAMPA es que «lo más importante es que se garantice el derecho de los jóvenes y niños a ir al colegio y que se pueda realizar un curso dentro de la mayor normalidad posible».
Es cierto que las condiciones de sanidad y de higiene que se han llevado a los centros han sido estrictas y rigurosas, prueba de ello es cómo se mantuvo la ventilación durante todo el curso a pesar de las inclemencias meteorológicas. «Creemos que eso ha supuesto una garantía, así que creo que no nos tiene que entrar la prisa por modificar las medidas. Si las autoridades sanitarias y educativas lo valoran y deciden, por ejemplo, que se puede eliminar la mascarilla en el patio, nosotros lo aceptaremos. Pero hay que ir poco a poco», indica Francisco.
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Porque mantener las medidas ha sido duro, pero necesario: «Además, como en todo, no hay unas normas literales, no hay unas normas exactas y no puede haberlas, porque las condiciones de cada espacio son diferentes, entonces a veces ha sido al criterio de cada docente. Así ha habido aulas que han estado con las ventanas abiertas constantemente, cosa que se ha demostrado que no es necesario, y hay sitios donde ha habido profesorado que igual lo ha hecho al revés. La ventilación ha sido básica para que pudiera salvarse el curso».
Y es que después de recopilar los datos de contagios, «muy pocas veces se ha podido decir que estos se hayan producido dentro de los centros escolares». «Ha habido positivos, pero la mayor parte de las veces venían de fuera. Al final ha sido una incomodidad para todos, porque todos han pasado frío, pero ha garantizado que el curso haya ido de una mejor manera», asegura.
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La conciliación vuelve a poner contra las cuerdas a las familias de cara a posibles confinamientos. El protocolo de sanidad establece que una persona vacunada con las dos dosis no tendrá que guardar cuarentena si tras ser contacto estrecho de un positivo da negativo en el test de detección de la infección. Por lo que los padres con hijos contagiados no podrán contar con un permiso para cuidar de ellos si se encuentran en esta situación.
El año pasado en los grupos burbuja todos los niños eran considerados contactos estrechos y todos los niños se iban para casa. Y el alumno que había sido negativo sus padres no tenían ningún tipo de permiso laboral o social para quedarse al cuidado de ellos, lo que supuso tener que tirar de vacaciones o días libres, con la dificultad añadida de que la situación laboral no permitía a muchos de ellos poder disponer de esos días.
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«Esos días han ido a las espaldas de las familias, que a veces han tenido que tomar decisiones que no son las más adecuadas, como dejar a los abuelos a los niños. La conciliación es una asignatura pendiente no solo del curso pasado, es una asignatura pendiente en general», recuerdan desde Fampa.
Desde la federación reclaman que una solución que vaya más allá de la planteada durante el curso pasado para «la familia contratase a alguien y luego se le reembolsara parte del coste». «Son soluciones complicadas porque una familia no tiene posibilidad de contratar gente. Hay que habilitar otras soluciones. Lo ideal sería que a nivel estatal se diera una baja y que uno de los padres tuviera derecho a un permiso retribuido», explica.
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Ruth Rodero
La principal novedad de esta vuelta al cole es la vuelta también de las actividades extraescolares. Lo harán con un protocolo bastante estricto. «Vamos a ver cómo funciona, las AMPAS están empezando a moverse para darle normalidad y darle equidad al acceso a las actividades para todos. Estamos esperando para ver cómo es su implantación. Pero creemos que es necesario que se puedan llevar a cabo, sobre todo porque las empresas privadas las estaban realizando fuera de los colegios», afirma Francisco.
En cuanto al encarecimiento, o no, de esta vuelta al cole, desde Fampa aseguran no tener esas valoraciones hechas. «Sabemos que año a año todo se encarece y la situación económica de las familias va de la mano de la situación de la sociedad, todo se aprieta. Pero nosotros siempre abogamos por la gratuidad de la educación en todos sus aspectos. Lo bueno que tienen los colegios es que es donde se trata a todo el mundo por igual, da lo mismo su estatus social, sus condiciones socioeconómicas, entonces la gratuidad es una garantía de equidad y de igualdad para todos. Sabemos que no es gratis, que cuesta, pero tiene que ser algo que salga de los presupuestos y que cada familia aporte a nivel de sus impuestos en su parte proporcional», finalizan desde la federación.
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