Celaá propone que todos los alumnos vayan en septiembre a clases presenciales

Para tratar de garantizar un puesto de estudio para todos, los ministerios de Educación y Sanidad han diseñado un plan algo más flexible que las propuestas previas. Además de recomendar a cada centro que habilite hasta el último espacio posible -bibliotecas, salones, gimnasios, zonas al aire libre- para la docencia, y que pida la cesión de otros a los ayuntamientos si es necesario, flexibilizan las exigencias de distancia interpersonal, aumentan el máximo de alumnos permitido por clase, y minimizan el uso de mascarillas. En los tres casos hacen un distingo claró entre alumnos mayores y más pequeños.

Desde Educación Infantil hasta 4º de Primaria, los colegios deberán formar pequeños «grupos estables de convivencia», con un máximo de 20 alumnos, aunque lo ideal, dice el protocolo, es que no superasen los 15. Ese era inicialmente el tope que publicitó Celaá y que muchos colegios tacharon de imposible.

A cambio, estos alumnos de 10 años o menos, a los que la ministra asemejó en su funcionamiento a un grupo familiar o de convivientes, podrán estudiar y jugar en el aula sin mantener distancia de seguridad alguna ni usar mascarilla. Si se diriera algún positivo por coronavirus, el rastreo de contagios, dice el protocolo, sería sencillo.

En el caso de los mayores, los de 5º y 6º de Primaria, ESO, Bachillerato y FP, no habrá ratio máxima. Podrán estar en el aula tantos como puedan sentarse en su pupitre al menos a 1,5 metros de distancia de sus compañeros, separación que hasta ahora era de dos metros en todos los borradores del Gobierno. El cambio pretende aprovechar al máximo los espacios de los colegios, muchos de los cuales ya habían avisado que con dos metros no cabrían todos los alumnos.

Respecto a las mascarillas. Los de Infantil quedan siempre eximidos; los de 1º a 4º de Primaria la llevarán siempre que no estén en su grupo de conviviencia -zonas comunes, entradas y salidas-; y los mayores solo están liberados mientras se sienten en el pupitre. Para cualquier otra situación que no se pueda garantizar la distancia de 1,5 metros es obligada.

El plan del Gobierno indica que cada centro, como complemento a su «documento base», debe tener su propio «plan de inicio de curso» y «sus planes de contingencia», para adaptarse a sus peculiaridades y para tener previsto qué hacer ante cualquier escenario de la pandemia, incluido un rebrote.

El protocolo oficial recomienda que en cada colegio haya una persona responsable de todos los aspectos vinculados a la Covid y que se cree un equipo -con miembros de toda la comunidad educativa- que garantice que todos están informados y cumplen las medidas. Los alumnos deberán conocer todas medidas de prevención personal y grupal a través de educación para la salud y de cartelería sencilla, y debe haber un protocolo de ventilación, limpieza y desinfección del centro, que en el caso de los aseos se debe aplicar al menos tres veces al día.

Si un alumno tiene síntomas compatibles con Covid, se le llevará a un espacio separado con un cuidador -ambos con mascarilla-, se llamará a su familia, y se pondrá en conocimiento del centro de salud, para que lo atienda e identifique y controle a posibles contagios.