Planeta sin recambio

Doce millones de personas escuchaban las evoluciones de los recién llegados. «¡Espera un minuto! Alguien está avanzando desde el fondo del hoyo. Alguien... o algo. Puedo ver escudriñando desde ese hoyo negro dos discos luminosos... ¿Son ojos? Puede que sean una cara. Puede que sea...». Se lo tragaron, y eso que antes de empezar ya habían avisado de que todo era una broma basada en 'La guerra de los mundos' de H. G. Wells. Miles y miles de estadounidenses abandonaron sus hogares aterrorizados y colapsaron carreteras y comisarías de Policía...

Pero la emergencia hoy a cuenta del cambio climático, además de real, es mayor y más peligrosa, porque a muchos aún les cuesta distinguirla y porque la lucha debe emprenderse de manera global y en muchos ámbitos. El enemigo no viene de fuera ni tiene forma de hombrecillo verde, lo tenemos en casa: negacionistas como Donald Trump en Estados Unidos, Jail Bolsonaro en Brasil o Santiago Abascal en España dificultan la puesta en marcha de medidas al oponerse a algo que hoy por hoy no admite discusión; que el cambio climático avanza inexorable por culpa de la mano del hombre y que asistimos a una emergencia mundial que requiere la atención de los gobiernos.

Es lo que acaban de firmar 11.000 científicos de todos los rincones del planeta; es hora de actuar y es ya o nunca, porque la Tierra no tiene recambio y estamos cerca del punto de no retorno. Diez expertos españoles que se cuentan entre esos 11.000 científicos firmantes del aullido con el que quieren despertar al mundo han aceptado participar en estas páginas aportando su conocimiento sobre lo que está sucediendo en sus campos concretos de investigación por culpa del calentamiento global.

La comunidad científica lleva diciéndolo mucho tiempo, en la cumbre climática de Río 1992 ya advirtieron de la necesidad imperiosa de frenar las emisiones de gases de efecto invernadero. ¿Quién les escuchó? Ahora, ante el éxito mediático de Greta Thunberg, convertida en símbolo del ecologismo, muchos aducen que por qué hacer caso a una adolescente en vez de a los expertos. Pero... ¿quién los escucha hoy realmente? Los diez científicos seleccionados coinciden en valorar el éxito que ha tenido Greta en dar la voz de alarma a un gran sector de la sociedad al que difícilmente llegarían.

Para los que necesitan símbolos ahí está también 'Lewis', el koala rescatado de los incendios que están asolando Australia, muerto finalmente a causa de las graves quemaduras. Ni siquiera ha empezado el verano y los fuegos consumen buena parte de sus bosques. La ciudad de Perth acaba de registrar, con 40'4 grados, el máximo histórico de temperatura de un noviembre. Scott Morrison, primer ministro australiano, es un defensor público del 'lobby' de empresas mineras del carbón, al que ha prometido proteger de las «pretensiones» de los ecologistas con la creación de nuevas leyes. La muerte de cientos de koalas, además de canguros, zarigüeyas y otros animales, un millón de hectáreas carbonizadas, víctimas humanas, hogares destruidos... «¡El cambio climático es real! ¿No lo ves?», le gritaron durante su visita a las zonas afectadas. No. Ni siquiera recibe a un grupo de exjefes de bomberos que quieren hacerle entender que la crisis climática ha hecho los veranos más largos y mortíferos.

«Nos estamos adentrando en un periodo sin precedentes. La última vez que la atmósfera tuvo niveles de CO2 tan elevados, los seres humanos aún no existíamos», explica Diego Rubio, profesor de Historia Aplicada en la IE University de Madrid y coordinador de la serie 'Una historia del futuro' que se estrena en Canal Historia el lunes 9 con un capítulo dedicado al clima. «El pasado está lleno de episodios en los que breves alteraciones climáticas provocadas por factores naturales -la erupción de un volcán- causaron desastres y llevaron a sociedades enteras al borde del colapso. En 1876, una oscilación natural en la temperatura del océano Pacífico desencadenó una brutal sequía de tres años que golpeó Asia, África y América del Sur: hambrunas, migraciones masivas y brotes de enfermedades mataron a 50 millones de personas, similar a las víctimas de la Segunda Guerra Mundial».

Los vaticinios de Rubio son para echarse a temblar: «Todo apunta a que, en las próximas décadas, catástrofes similares tendrán lugar con mayor frecuencia y a una mayor escala por el calentamiento. Nuestros hijos verán cómo regiones enteras del planeta se vuelven inhabitables por la desertización, o quedan sepultadas bajo el agua, lo que precipitará migraciones, crisis económicas y conflictos armados». También afectará a lo invisible: «Aparecerán virus y bacterias en lugares en los que antes no existían y para los que no estamos preparados».

Recuerda el experto que la Historia enseña algo importante: «Las variaciones climáticas de la Antigüedad contribuyeron a la caída de grandes imperios. El comercio y los cultivos de entonces no eran tan avanzados como los de ahora. Pero aquellas variaciones no son nada en comparación con los efectos que el calentamiento global tendrá en las próximas décadas. Ocurrió en el pasado y está pasando hoy en día. No es ciencia ficción». No, el problema no viene de Marte.