Insectos como fuente alternativa para obtener proteínas

En este centro, y otros tantos, se dedican, entre otras cosas, al desarrollo de nuevos productos con fuentes alternativas de proteínas. Esto quiere decir que emplean fuentes y recursos diferentes a las proteínas animales o vegetales.

Como explica Bárbara de Aymerich, España es pionera en la producción de proteína extraída de los insectos. En esta ocasión nos cuenta cinco fuentes de proteínas alternativas que se producen en España.

La primera de ella son las algas, que también se cultivan en el país. La espirulina, por ejemplo, se produce en grandes tanques, pueden crecer en aguas que contienen alto contenido en materia orgánica, son capaces de depurar ese agua, producir mucha biomasa y, una vez masa, contiene alrededor del 70% de proteína. Se usa como suplemento vitamínico y en alimentación.

La lenteja de agua, una planta de agua, también es una fuente alternativa de proteína. Limpia el agua, produce oxígeno y produce proteínas. Pero también están las que provienen de bacterias y microorganismos, como el moho. Estos son fáciles de modificar genéticamente, y se puede conseguir que cada vez tengan más proteínas y de mejor calidad.

Sin olvidar tampoco la carne producida en laboratorio, a través de células madre, aunque aún están en una fase muy primaria de su producción y tiene un elevado coste. Esto también ocurre con las proteínas de origen vegetal, por ejemplo la proteína de soja, que se usa para hacer sucedáneos de productos cárnicos, pero producción es poco sostenible en algunos casos.

Pero no hay que olvidarse de los insectos, que son una fuente muy interesante de proteínas. En España se produce gran cantidad de proteína a partir de insectos, los que son aptos para el consumo humano son los grillos, los saltamontes y diferentes tipos de larvas del gusano del cereal.

Secos y triturados se utilizan, mientras que en otros países se come el insecto como snack. El principal problema de estos insectos es que pueden producir alergias similares a las de los mariscos o pescados, o el rechazo cultural que genera su consumo.