Va en procesión pero sin capirote. Así es la Thaumetopoea pityocampa, más conocida como oruga procesionaria, que cada año adelanta antes su aparición en la mayoría de bosques de España.
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Ya sea del pino, la más extendida, o la del roble, desde febrero hasta junio, cuando la temperatura es más cálida, llaman la atención las abundantes hileras que bajan de los árboles o 'procesionan' por el suelo. Pero ¿por qué lo hacen?
La directora de Espiciencia, Bárbara de Aymerich, explica que es un método de protección ante depredadores para sobrevivir hasta el lugar donde, meses después, tras crear la crisálida y hacer la metamorfosis, llegan a una vida adulta que solo disfrutan uno o dos días.
Suelen anidar en las ramas de las coníferas como los pinos, donde una vez eclosionan los huevos, se alimentan de las hojas del árbol y forman una película protectora con seda que ellos mismos producen para resguardarse de las inclemencias meteorológicas hasta la llegada del buen tiempo.
Pequeño y no demasiado vistoso, este insecto es ampliamente 'odiado' por su capacidad urticante a través de la suelta o lanzamiento de sus tricomas, los urticantes pelos que las recubren y que son capaces de producir serias reacciones alérgicas en niños, personas mayores y, sobretodo, mascotas como perros.
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