«A los muchachos, cuando tienen un sueño, hay que fomentárselo siempre, sea el que sea»
ENTREVISTA A pEDRO dUQUE (ii) ·
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ENTREVISTA A pEDRO dUQUE (ii) ·
Pedro Duque confía en que la llegada de grandes inversores privados acelere la carrera espacialPedro Duque es uno de los pocos que pueden presumir de haber estado en el espacio. Y dos veces, por cierto. La primera fue en 1998, a bordo del Discovery, y permaneció allí arriba nueve días. Cinco años después regresó, viajando en una nave Soyuz ... hasta la Estación Espacial Internacional, donde estuvo otros diez días. Pero su currículum continúa, habiendo desempeñado diferentes cargos en la Agencia Espacial Europea y en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Aeronáutica y del Espacio de la Universidad Politécnica de Madrid. También fue máximo responsable de Deimos Imaging y, entre noviembre de 2018 y julio de este mismo año, ministro de Ciencia e Innovación. Casi nada.
Su experiencia es, sin duda, la mejor carta de presentación de un ingeniero que este próximo jueves participará como ponente en ForoBurgos, una iniciativa auspiciada por la Fundación Caja de Burgos que en esta ocasión se centrará en la sostenibilidad empresarial. Y entre viaje y viaje (le pillamos en Budapest), encuentra unos minutos para conversar sobre ciencia, innovación, desarrollo sostenible, el espacio y el futuro en general. Puede leer la otra parte de esta entrevista aquí.
Usted ha estado en el espacio dos veces. ¿Qué se siente ahí arriba?
Es complicado de explicar. Se juntan muchos sentimientos. Es un privilegio, pero también una tremenda responsabilidad por manejar aparatos que ha costado tanto desarrollar. También hay otras sensaciones, como estar flotando o ver la Tierra desde arriba. Al final, es un ambiente en el que todas las experiencias son nuevas. Ahora están empezando a salir proyectos potenciales de construir estaciones espaciales para que vaya yendo cada vez más gente. Al principio, serán siempre los ricos y, luego, ya veremos qué pasa. La experiencia, en todo caso, es muy recomendable.
Se lo habrán preguntado un millón de veces, pero ¿qué es más difícil, ser astronauta o ministro?
Me lo preguntaron desde el mismo momento en el que me nombraron ministro. Entonces no sabía cómo de difícil era ser ministro, que luego he visto que lo es, y mucho. Ser astronauta es mucho más estructurado. A uno le explican exactamente cómo va a ser todo y cuáles son las actuaciones en caso de fallo o emergencia. En cambio, siendo ministro vas algo más sobre la marcha. De todas maneras, como antes había sido director de empresa durante cinco años, entré más o menos con mejor pie. El problema es que hay un ambiente tensionado entre los partidos políticos que sorprende muchísimo. No se llega ni a un uno por ciento de coincidencia en cosas tan importantes como la inversión en ciencia e innovación.
¿En qué punto se encuentra ahora mismo la carrera espacial? La llegada de multimillonarios parece haber cambiado las reglas del juego.
Las reglas del juego han cambiado bastante, pero en realidad, esta es una corriente que impulsó en su momento la propia NASA, de la mano del administrador Michael Griffin. En ese momento se pasó de comprar y coordinar diseños desarrollados por diferentes industrias para luego tener una nave espacial de propiedad pública, a comprar servicios a empresas que tenían que apañarse para prestar un servicio completo a la NASA. En Europa, todavía no hemos entrado en ese contexto, pero estamos a punto de hacerlo en el siguiente ciclo.
¿Ese nuevo escenario ha acelerado la carrera espacial?
Sí. El propio Michael Griffin entendía que ya no estamos en una carrera militar o política, pero seguimos en una carrera espacial y tecnológica. Todo el mundo quiere desarrollar los elementos de mayor sofisticación tecnológica porque sabe que eso dará impulso a la sociedad y a la industria. El espacio tira de la tecnología hacia arriba.
«Hay muchas industrias que han ido evolucionando a lo largo de los últimos años y ahora mismo están en una posición muy competitiva en el mundo. Auguro un muy buen futuro si se aprovechan bien las convocatorias de ayuda en I+D. Si se aprovecha bien, la industria aeroespacial puede incrementarse mucho más que la media. Además, se lo merece, porque han trabajado durante muchos años».
¿Llegaremos a Marte en los próximos años?
Esa es una cuestión complicada, pero las reiteradas declaraciones de Elon Musk y otros inversores equivalentes, que insisten en que quieren hacerlo con su dinero, indican que puede haber un impulso importantísimo en los próximos años.
Llama la atención que, más allá de tensiones políticas y comerciales, existe una tremenda colaboración internacional en materia espacial. ¿Qué podemos aprender como sociedad de ello?
Es un ejemplo muy importante, que da a entender que el acuerdo nunca se rompe del todo y, cuando verdaderamente se necesita, se puede encontrar. Durante el momento de mayores tensiones entre EEUU y Rusia, el mantenimiento de la estación espacial fue casi la única área donde todavía se hablaban. De hecho, se utilizó al máximo nivel como ejemplo de que se podía y había que perseverar en buscar el diálogo.
¿Qué le diría a un muchacho que observa las estrellas y sueña con viajar al espacio?
A los muchachos, cuando tienen un sueño, hay que fomentárselo siempre, sea el que sea. Da igual que quieran volar al espacio o ser violinistas de la Orquesta Nacional. Eso es importantísimo, porque la economía de dentro de 30 años será o no será dependiendo de que haya mucha gente que tenga entusiasmo en cosas. La especie humana se mueve por el entusiasmo, no por la obligación. Lo más importante de todo es proporcionar a esos jóvenes y niños confianza de que podrán hacer lo que sueñan.
¿Han perdido las estrellas su romanticismo?
La verdad es que yo lo veo todo desde el punto de vista técnico y no sé cómo lo ve la gente. Pero para empezar, tenemos que conseguir que los niños miren hacia arriba y puedan ver las estrellas. Por favor, no tenemos que poner farolas que iluminen hacia arriba.
¿Hay vida más allá?
Desde una perspectiva meramente estadística, cada vez parece más claro que hay miles de millones de planetas en el universo muy parecidos al nuestro, así que lo más probable es que en muchísimos de ellos se hayan producido reacciones químicas que hayan dado lugar a algo que nosotros podemos considerar vida.
Ahora, solo queda encontrarlos, ¿no?
Sí, pero las distancias son tan enormes y el número de sitios dónde buscar es tan ingente que quizá se tarde toda la vida.
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