Por qué el cielo es azul. Es una de las curiosidades que todo el mundo se ha preguntado alguna vez y la respuesta es puramente científica, tiene que ver con la luz y la longitud de onda. Los cambios de tonalidad del cielo se deben ... a la luz del sol (que es blanca) y aporta diferentes colores que se pueden ver pero hay otros que el ser humano con sus sentidos no puede percibir. Nuestros sensores oculares no son capaces de distinguir aquellos que se transmiten por el infrarojo ni por el ultravioleta.
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La luz llega desde el sol hasta la atmósfera en línea recta (a no ser que se cruce algún objeto que se reflejaría o refractaría) a través del espacio, del vacío pero en la atmósfera ya no hay vacío, hay partículas en suspensión (gases, polvo, pequeñas partículas de agua, hielo) y esa luz blanca está compuesta por distintas ondas. Algunas son más largas y espaciadas, como las rojas que no se dispersan pero hay otras más cortas como las del azul que se dispersan con más facilidad y chocan más contra las particulas viajando en todas direcciones. Este es el motivo por el que desde la Tierra tenemos más visión del azul al mirar hacia el cielo.
Cada color tiene una energía diferente siendo la más grande la del azul. La luz blanca se puede descomponer en sus colores por medio de un fenómeno que se denomina dispersión. Por ejemplo haciéndola pasar a través de un prisma de vidrio. Esto es lo que le ocurre a la luz del sol al atravesar la atmósfera. Rayleigh demostró que la dispersión de la luz es tanto mayor cuanto mayor es su energía. Por tanto, el color que se manifiesta con mayor intensidad es el azul y así se ve el cielo.
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Bárbara de Aymerich
Bárbara de Aymerich
A medida que la luz va llegando al suelo, donde hay infinidad de partículas, tanto las ondas cortas como las largas se dispersn y por eso podemos ver todos los demás colores. Sin embargo, cerca de la línea del horizonte el cielo se ve de un azul más claro, más pálido.
Al amanecer y al atardecer los colores son mucho más llamativos porque la luz no está en el alto, sino que baja su inclinación y también ese recorrido hace que la luz en diferentes longitudes se disperse más, en este caso las ondas más cercanas al rojo. De ahí que se perciban esos colores tan espectaculares al amanecer y al atardecer. Por lo tanto, cabría cuestionarse: ¿Es el cielo azul o más bien lo vemos azul?
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Esto se entiende muy bien con un sencillo experimento, con un vaso de agua y otro de leche, tal y como se ve en el vídeo que acompaña el reportaje.
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