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Coronavirus en Burgos: La otra cara de la pandemia el aumento de los casos de estrés postraumático

La otra cara de la pandemia: el aumento de los casos de estrés postraumático

Según el experto Luis Ángel Romero, la imposibilidad de realizar rituales de despedida a los seres queridos y el aplazamiento del duelo, traerán consigo un incremento de los problemas psicológicos

Gloria Díez

Burgos

Lunes, 25 de mayo 2020, 08:01

La covid-19 ha sometido a la sociedad a un desafío sin precedentes, obligando a la ciudadanía a someterse a un aislamiento radical y a renunciar, de la noche a la mañana, a las rutinas diarias y a las actividades de ocio. Aunque ya se ... ha iniciado el proceso de «desescalada», la otra cara de la pandemia empezará a manifestarse «dentro de algunos meses», en forma de distintos problemas psicológicos. Así lo indica el psicólogo burgalés Luis Ángel Romero, que cree que se producirá un aumento de los casos de estrés postraumátio, muchos de ellos provocados por los «duelos no resueltos».

El decreto del estado de alarma trajo consigo la prohibición de realizar funerales, una situación que han sufrido miles de familias y que para Romero tendrá consecuencias a nivel psicológico. «Los enfermos de covid, al estar aislados, no han podido recibir los cuidados de sus familiares ni estos han podido despedirse de sus seres queridos antes de que fallecieran», una situación traumática en muchos casos y agravada por la imposibilidad de «pasar el duelo y los ritos que culturalmente ayudan a las personas a asimilar la pérdida». Según este experto, el apoyo psicológico hubiese sido fundamental en estos casos, pero se ha dejado de lado y estos profesionales «no han estado todo lo presentes que hubiesen debido».

Cuando se produce un fallecimiento, Romero explica que hay «dos elementos clave para reducir el estrés postraumático»: «El primero es cómo se comunica o cómo reciben la noticia los allegados». En este sentido, reconoce que «en los casos de covid no se ha hecho bien esta comunicación, aunque haya habido buena voluntad, y eso es un agravante que dificulta el duelo». El segundo elemento al que se refiere es «la rapidez en el inicio del duelo» y, en este caso, Romero señala que «si no podemos despedir a nuestro ser querido, ni participar en el ritual social de despedida, cuesta más de aceptar la situación y se tarda más en empezar el proceso de duelo». Este problema se puede agravar, «si la persona no expresa sus sentimientos o si carece de apoyo para expresar su dolor».

Otras formas de despedirse

El psicólogo recomienda que, a nivel personal, quien haya sufrido una pérdida realice su propio ritual de despedida: «Un pequeño escrito dedicado a la persona fallecida, una grabación para compartir con la familia, cartas de despedida, dibujos, hacer un rincón del recuerdo en casa con alguna imagen u objetos importantes que recuerden a nuestro ser querido, publicar una despedida en redes sociales...Todas estas fórmulas pueden ayudar a adelantar el proceso de duelo». Acciones importantes para asimilar la pérdida y «no posponer» el dolor y que si van acompañadas de «algún apoyo público o compartido de familiares o amigos», serán de más ayuda.

Para Romero hubiese sido importante «anticiparse» y permitir a las familias enviar vídeos a las personas ingresadas en estado grave, o audios, algo que en momentos críticos para el paciente «puede ser de gran alivio». Esto ya se hace en la mayoría de hospitales y residencias pero, hasta hace pocas semanas, era muy complicado y ha provocado una gran soledad a los enfermos y el desarrollo del sentimiento de culpa entre sus allegados.

Una sociedad marcada

Los problemas psicológicos no solo están relacionados con aquellas personas que han sufrido la pérdida de un ser querido durante la pandemia, hay otros factores que determinarán el desarrollo de trastornos de ansiedad o depresiones. «El cerebro lleva mucho tiempo en alerta debido a la situación de peligro y alarma y eso provoca dolores psicosomáticos, insomnio, irritabilidad, entre otros problemas», asegura Romero. Es probable que estos síntomas se incrementen según pasen las semanas y los meses, derivando «en la incapacidad para disfrutar».

Romero advierte que si a estos elementos se añade la pérdida de actividades gratificantes, la pérdida del trabajo o la etrada en un ERTE, la incertidumbre con los estudios, etc. se puede llegar a desarrollar un cuadro de estrés postraumático. Esto es, tal y como explica el psicólogo, «la incapacidad para adaptarnos a una situación que ha sido traumática, lo que nos bloquea emocionalmente y hace que al principio parezca que estamos llevando bien el problema pero, con el paso de los meses, salen los síntomas». En ese momento es cuando la persona debe acudir a un especialista que le dote de las herramientas necesarias para superar el trance.

La pérdida de las vacaciones

El verano que se dibuja en el horizonte no será un periodo estival al uso. Aunque parezca un asunto poco relevante, la pérdida del periodo vacacional puede acarrear, sobre todo entre los más pequeños, consecuencias a nivel emocional. «Nos referimos a vacaciones como una época de ruptura que nos permite desconectar, de la forma que sea», aclara Romero que incide en que la situación actual impedirá que muchas familias puedan disfrutar de unos días de desconexión de la rutina y, sobre todo, de los meses de confinamiento.

Esto puede incrementar las fobias y los miedos en los niños, «hay pequeños que tienen miedo de salir a la calle a comprar, por ejemplo, si no se rompe con el entorno o la situación que le provoca ese miedo, se agravará». Además, Romero cree que la tristeza es un estado de ánimo que puede generalizarse, «si no hay opciones de disfrutar o de relacionarse». Por este motivo, es importante buscar actividades que sean gratificantes y que ayuden a desconectar de los malos momentos y aprender a adaptarse a los cambios que vayan surigiendo con el paso de las semanas para ser capaces de dejar atrás «los tiempos de pandemia».

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