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La publicación del borrador de la Ley Trans ha levantado una polvareda mediática que ha llegado de la mano de la proliferación de bulos a su respecto. Desde la asociación Chrysallis, que en Burgos asesoran y ayudan a una decena de familias, su abogado, ... Javier Maldonado, desmonta estos bulos en el día Internacional de la Visibilidad Transgénero.
El primero de los bulos es el que asegura que «el reconocimiento de la identidad de género basada en la autodeterminación de cada persona es una ocurrencia del Ministerio de Igualdad». Este es seguramente el bulo más extendido y, como Maldonado asegura, es totalmente falso.
Fue el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos, en una sentencia del 6 de abril de 2017, el que declaró que el derecho a la identidad de género «implica un derecho a la autodeterminación del que la libertad de definir su pertenencia sexual es uno de sus elementos esenciales». Pero es que, además, es un concepto jurídico implementado no solo en leyes trans internacionales, sino también en normativas autonómicas.
Castilla y León no es una de estas regiones en las que esté implementado, pues carece de una ley que dote de derechos a las personas trans, por lo que esta ley nacional favorecerá, principalmente, a los castellanos y leoneses y, por tanto, a los burgaleses. De esta manera, la ley despatologiza la transexualidad, eximiendo a las personas trans de pasar una evaluación psicológica o el sometimiento obligatorio a tratamientos hormonales o quirúrgicos. «Se fija como criterio que tiene despatologizarse la transexualidad desde el punto de vista del reconocimiento por parte de los Estados», afirma Maldonado.
Desde hace años, la OMS actualiza su lista de enfermedades periodicamente. Hasta los años 90 la homosexualidad estaba considerada una enfermedad, con la transexualidad ocurre igual, aunque hasta el año 2018 no lo haya eliminado de su listado internacional de enfermedades, este listado entraráen vigor el año que viene. Esta despatologización supone «reconocer el derecho a la identidad de género autodeterminada». «Como no es una enfermedad no puede haber nadie que lo diagnostique», afirma Javier Maldonado.
Y es aquí donde nace el segundo bulo: «Esto va a suponer que de forma interesada, quien quiera podrá decir en cada momento si es hombre o es mujer, sin ningún tipo de control o seguridad jurídica».
Algo totalmente falso. El reconocimiento de la identidad de género por parte del Estado se realiza a través de un expediente ante el Registro Civil, por tanto bajo el control del juzgado encargado del mismo, igual que sucede con el matrimonio. Desde Chrysallis proponen que se siga el modelo argentino en este punto para evitar suspicacias. «Se establece que la primera modificación del sexo registral se hace mediante una mera declaración en el Registro Civil», explica Maldonado. Si hubiera una segunda (o posteriores) modificación habría que abrir «un procedimiento judicial y llegaría la intervención del Ministerio Fiscal». «Sin criminalizar a nadie aseguramos el derecho de las personas a corregir el registro», continúa, al tiempo que añade que sería una manera sencilla de acabar con los fraudes sin limitar derechos. «Como podría ocurrir con un matrimonio falso y no por ello se prohiben los matrimonios».
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La violencia de género y un posible beneficio para el agresor usando esta ley como resquicio legal también levanta ampollas y genera bulos: «A partir de ahora, el hombre que cometa una agresión machista, basta con que declare que es mujer, para que no deje de ser agresión machista». Esta afirmación también es falsa.
En el borrador presentado, se advierte que «la rectificación de la mención registral relativa al sexo y, en su caso, el cambio de nombre, no alterarán la titularidad de los derechos y obligaciones jurídicas que pudieran corresponder a la persona con anterioridad a la inscripción del cambio registral, en particular a efectos de lo establecido en la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género». Por lo que no habría cabida para las triquiñuelas.
Y es que son tantos los bulos que han surgido que han empañado un momento feliz para muchas personas. «Algo que debería ser un momento de alegría en una sociedad avanzada, porque se están reconociendo derechos a un colectivo que lleva décadas reclamándolos y que pone a España al nivel de otros países, se está convirtiendo en una demonización del colectivo», lamenta Javier.
«El derecho a la identidad de género basada en la autodeterminación es algo que no existe en ningún otro país». Es otro de los bulos que se escuchan con frecuencia y que es eso, un bulo. Existen ocho países donde ya está legislada la autodeterminación de género: Noruega (2016), Islandia (2019), Dinamarca (2014), Irlanda (2015), Malta (2015), Bélgica (2017), Portugal (2018) y Luxemburgo (2019).
Pero es que además en España también hay comunidades con leyes trans: País Vasco, Galicia, Andalucía, Cataluña, Canarias, Extremadura, Madrid, Murcia, Baleares, Comunidad Valenciana, Navarra, Aragón y Cantabria. Castilla y León, junto a Castilla-La Mancha, La Rioja y Asturias son las regiones que al carecer de una ley autonómica más se beneficiarán de la aprobación de la ley nacional.
Los menores, beneficiados también por los derechos adquiridos con esta ley, son objeto de mentiras: «Supone que que se van a hormonar a menores». En este punto, asegura Maldonado, «se trata de presentar lo que prevé la Ley Trans como algo disparatado». Y sin embargo ni siquiera es algo nuevo. «En casi todas las comunidades autónomas ya existen disposiciones y protocolos que prevén el derecho de las personas trans menores de edad a recibir atención endocrinológica si lo precisan para su bienestar. No es algo caprichoso que pueda recibir un bloqueador hormonal (usado también para otros fines en la pubertad) que evite el desarrollo de caracteres sexuales secundarios no deseados e irreversibles; y que quien demande en la adolescencia un tratamiento hormonal que facilite el desarrollo conforme a sus iguales, en función de los esteriotipos de género que la propia sociedad impone, sin contemplar a las personas trans», añade.
Y sin duda alguna, uno de los bulos que más enfrentamiento está causando entre diferentes colectivos es el que asegura que esta ley «supone el borrado de la mujer». Desde Chrysallis vuelven a insistir en que esta declaración es falsa. «Esa afirmación implica negar la condición de mujer a las mujeres trans, algo que en sí evidencia una transfobia extrema. Jurídicamente no se sostiene: tendríamos que remontarnos casi medio siglo atrás para encontrarnos en un escenario en el que en España, las mujeres trans que han rectificado el sexo registral en el Registro Civil, no son consideradas a todos los efectos legales como lo que son: mujeres. Por tanto, no es ninguna novedad de la Ley Trans, que las mujeres trans sean consideradas legalmente mujeres. En España era así incluso muchos años antes de la aprobación de la Ley de 2007».
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