Una biblioteca con el encanto del siglo XIX pero los avances del XXI

En la Bilbioteca Pública de San Juan ya están preparándose para la 'nueva normalidad', con una batería de medidas que permitirán ampliar los servicios que vienen prestando estas últimas semanas. A partir del 23 de junio, volverán a abirr las salas de estudio con un 50% del aforo, y medidas higiénicas que garanticen la protección a personal y usuarios. Es la prioridad, explica la directora de la biblioteca, Carmen Monje.

Se ofrecerá también la consulta en ordenadores, con un número limitado de puestos, y que los usuarios puedan conectarse a internet con sus dispositivos a través de la wifi de la biblioteca. No estarán habilitadas, sin embargo, las fotocopias pues se trata de autoservicio táctil, y todo lo que tiene que ver con pantallas queda deshabilitado, salvo los puestos de ordenadores, que se desinfectarán.

Los accesos a estos servicios se harán mediante cita previa, recuerda Monje, así que será fácil controlar el aforo y, luego, aplicar las correspondientes medidas de limpieza. Además, se mantiene el horario partido de la biblioteca, con cierre a mediodía para poder desinfectar y, si es posible, se tratará de hacer limpiezas a media mañana, aunque la biblioteca cuenta con espacios suficientes para crear turnos de acceso limitado y seguro.

La directora de la Biblioteca Pública reconoce que el objetivo es ir incorporando cuanto servicio puedan, según vaya evolucionando la situación sanitaria, para que las instalaciones de la Plaza de San Juan vuelvan a la vida. Ahora se nota cierta «tristeza», pues se echa en falta la presencia continua de usuarios, cierto bullicio, las salas con lectores, las actividades culturales, a los niños...

«Da mucha pena», admite Carmen Monje, aunque destaca la respuesta de los burgaleses. Desde el minuto uno ha funcionado muy bién el préstamo a demanda, que se realiza a través de un formulario en la página web. También por teléfono se presta ayuda y si alguien pasa por las instalaciones, puede encargar el libro en el mismo mostrador. Eso sí, nunca nadie se acerca a las estanterías salvo el personal.

«Hemos vuelto a las bibliotecas del siglo XIX, donde el usuario no tenía acceso a los libros porque estaban en depósito y se los dábamos nosotros», apunta la directora. Y es que el concepto de biblioteca abierta es moderno, y es el que nos gusta, pero habrá que esperar a que salga una vacuna o un medicamento para poder dejar que los ciudadanos vuelvan a tocar los libros en las bibliotecas.

Ahora, los préstamos se devuelven en el buzón y los libros pasan 14 días en cuarentena. Es el tiempo estipulado para poder volverlos a prestar, aunque poco se sabe de la permanencia de la covid-19 sobre el papel. Por eso mismo, Carmen Monje reconoce que volverán antes a organizar actividades culturales que a recuperar el libre acceso a las estanterías, pues en las salas es más fácil controlar los aforos.

También el 23 de junio recuperarán el préstamo interbibliotecario y se reabriá la sala de investigadores, para poder consultar los libros que no se pueden prestar. Para todo este aumento de la afluencia de público, controlado, se ha diseñado un itinerario. Carteles, fechas y cintas marcan accesos y zonas prohibidas, completado con las medidas de protección que ya nos son conocidas: mascarillas, mamparas y geles hidroalcohólicos.

La Biblioteca Pública de San Juan vuelve poco a poco a la vida, y eso que no ha estado parada. Se han seguido comprando fondos, se cuenta con novedades que irán exponiéndose en las zonas de paso para que los usuarios lo conozcan y se animen a realizar sus peticiones. Se usuarán igualmente las pantallas de la entrada para ir pasando las novedades, pues la biblioteca es un ser vivo.