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El Hospital Universitario de Burgos (HUBU) cumplirá, cuando concluya enero, su primer año realizando interrupciones voluntarias del embarazo. Hasta el pasado 2022, las burgalesas que querían abortar debían acudir a una clínica privada, concertada por Sacyl, pues el Santiago Apóstol era el único centro ... público que los practicaba (en Burgos y en toda Castilla y León).
La prestación de este servicio, auspiciada por una renovación en el área de Ginecología y Obstetricia, ha introducido un cambio muy relevante en la atención a mujeres que quieren interrumpir su embarazo. Ahora, entre el 85% y el 87% de los abortos que se practican en Burgos son farmacológicos, una técnica mucho menos invasiva que la quirúrgica tradicional.
Abel Renuncio, ginecólogo del HUBU y responsable de la Unidad de Atención a la Mujer, recuerda que hasta el pasado año las interrupciones farmacológicas eran una minoría. En las clínicas concertadas se hacían abortos quirúrgicos, como se siguen haciendo en ese 15% restante, que engloba desde mujeres que tienen contraindicada la medicación a otras que prefieren este modelo.
Decidir cómo se interrumpe el embarazo es prerrogativa de la mujer. Si hay rechazo a la fórmula farmacológica, se remite a la clínica privada, que está en Valladolid. Sin embargo, la mayor parte de las mujeres prefiere hacerlo con medicamentos, en un entorno mucho más controlado, del que ellas forman parte más activamente y con menor exposición.
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«Las mujeres demandan una atención muy precoz», explica Renuncio. En cuanto detectan que están embarazadas acuden a Atención Primaria y son derivadas en un par de días a Ginecología. Ello supone que lleguen dentro del plazo de entre 6 y 7 semanas en el que se pueden aplicar abortos farmacológicos, que «son muy efectivos» y los que generan menores complicaciones.
Además, este método es el que más se asemeja a la experiencia vital de las mujeres, acostrumbradas a los sangrados, que en estos casos son más abundantes, y a los dolores intensos de la menstruación. El aborto farmacológico permite «manejar los tiempos» y garantiza un entorno cómodo, sin extraños y sin viajes dolorosos.
Abel Renuncio destaca que la implantación de las interrupciones voluntarias en el HUBU ha venido de la mano de una asistencia «muy protocolizada» y con un protocolo específico, diferente al de otros sistemas. Se trabaja para que el aborto sea lo menos doloroso posible, en todos los aspectos, físico y emocional. Se cuenta siempre con la atención de un trabajador social.
Y, además, se ha instaurado la visita precoz, el gran «aliciente» de los profesionales del HUBU. La mujer que interrumpe su embarazo asiste a la primera visita a la semana siguiente, no a la segunda o tercera semana, como suele ser lo habitual. Esto permite dar más tranquilidad, confirmando la interrupción, pero sobre todo poder avanzar en la anticoncepción precoz.
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Miguel Ángel Alfonso María Eugenia Alonso
Es uno de los objetivos prioritarios, reforzar los métodos anticonceptivos, de modo que una mujer pueda disponer de un sistema de anticoncepción planificado como muy tarde a la semana del tratamiento. Se trata de ofrecer una atención «global», no quedarse únicamente en la interrupción del embarazo, ofreciendo apoyo a la mujer en todo momento.
Eso sí, el ginecólogo advierte frente a los «falsos mitos» que asocian los embarazos no deseados a la falta de medidas anticonceptivas. Los datos lo desmienten. En 2021, la última estadística actualizada, 212 mujeres de las 338 que interrumpieron su embarazo sí utilizaron método anticonceptivo, pero falló. El resto, no lo usaron o usan métodos no seguros, que hay que desterrar.
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