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El San Pablo lo necesitaba. Y no sólo por la clasificación, que también, sino para recuperar el estado anímico del equipo y la afición. El equipo burgalés se desquitó hoy de algunas de las frustraciones que arrastra desde principios de temporada imponiéndose con claridad al ... Real Valladolid, sin duda uno de los rivales a batir de la categoría. Una tremenda exhibición defensiva durante buena parte del choque permitió a los hombres de Curro Segura dominar el encuentro desde el segundo cuarto y terminar de romperlo en el tercero para sumar un triunfo, sin duda, balsámico.
Hereda San Pablo
Obi (3), Van Zageren (13), Barrera (4), Corbalán (11), Rupnik (9) -quinteto inicial-; San Miguel (-), Kacinas (3), Marjanovic (-), Alex López (10), Hermanson (-) Mahalbasic (20), Norelia (4).
77
-
58
UEMC Real Valladolid
Torres (2), Puidet (6), Kabasele (-), Kuiper (9), Belemene (-) -quinteto inicial-; Allen (-), Gantt (2), Pantzar (18), Kovacevic (11), De la Fuente (5), Mazaira (5)
Cuartos: 18-17, 14-6 (32-23) -descanso-; 25-14 (57-37), 20-21 (77-58).
Árbitros: Francisco José Zafra Guerra, Rodrigo Garvin Domingo y Alejandro Calvo Aceña.
Incidencias: Partido correspondiente a la décimo novena jornada de la LEB Oro disputado en el Coliseum ante 9.089 espectadores.
Afrontaba el San Pablo el derbi autonómico con la necesidad de desplegar su mejor versión. Y es que, a pesar de la victoria cosechada días atrás frente al Melilla, las sensaciones ofrecidas por el cuadro burgalés durante la primera vuelta del campeonato han estado muy alejadas de lo esperado, y el duelo de la primera vuelta frente al UEMC Real Valladolid fue la muestra perfecta.
Quizá por ello, los hombres de Curro Segura parecieron saltar a la pista con un altísimo grado de intensidad en ambas zonas. La férrea defensa impuesta en los primeros compases por los azulones, que impidieron al Valladolid cualquier opción de lanzamiento liberado, sentó las bases del juego del conjunto local, que dominó el rebote y consiguió marcar el ritmo, poniendo un 4-0 de inicio.
Sin embargo, no tardó mucho en despertar el equipo pucelano, ajustando defensas, asegurando las líneas de pase y agotando las posesiones. Esa fórmula permitió a los de Paco García endosar un parcial de 0-8 y dar la vuelta al electrónico a las primeras de cambio. Esos fueron los mejores minutos del cuadro visitante, que a partir de ahí fue de más a menos.
Y es que, ese parcial puso sobre aviso al San Pablo, que con las segundas unidades en pista volvió a dominar el rebote y consiguió frenar el arreón visitante. De hecho, un contragolpe de Norelia y un triple sobre la bocina de Mahalbasic permitió al cuadro azulón cerrar el primer periodo por delante en el marcador (18-17).
Muy distinto fue el guion en el arranque del segundo acto, en el que el San Pablo exhibió su poderío defensivo, cortando bien las líneas de pase, encimando al rival y evitando una circulación rápida de los hombres de Paco García, que tardaron casi siete minutos en anotar sus primeros puntos tras la reanudación. Y, cuando lo consiguieron, lo hicieron desde la línea de libres.
Esa fortaleza permitió al San Pablo dar un mordisco al partido (28-17). No obstante, y a pesar de la gran aportación de Mahalbasic en el poste bajo, el cuadro burgalés no consiguió romper el choque ante un Real Valladolid enrabietado, pero lastrado por su falta de contundencia bajo el aro. Sólo Pantzar parecía ser capaz de levantar la cabeza para recortar diferencias antes del descanso (32-23). Antes, eso sí, se vivió un susto sobre la pista del Coliseum, con Kabasele siendo retirado en camilla tras un encontronazo.
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En todo caso, y lejos de frenar la dinámica en la que había entrado el choque, el paso por los vestuarios permitió al San Pablo profundizar en ella. Y de qué manera, por cierto. Los azulones regresaron a pista con un par de marchas más que su rival, manteniendo una gran tensión defensiva, dominando con claridad el rebote e imprimiendo mucho ritmo a su juego defensivo.
El resultado fue un inapelable parcial de 16-0 que, esta vez sí, se antojaba definitivo (48-24). Van Zegeren aprovechaba sus minutos en pista mientras Rupnik manejaba la batuta. Las segundas unidades respondían y, mientras tanto, los jugadores del Real Valladolid se miraban entre ellos sin encontrar respuesta al dominio local. Ni siquiera Paco García, obligado a parar el choque, consiguió revertir la tendencia, y el partido encaró el último cuarto con un San Pablo muy crecido (57-37).
El encuentro, para entonces, ya estaba decidido. O al menos, lo parecía. Quedaba por comprobar si el cuadro local sería capaz de mantener el nivel desplegado hasta el momento, sobre todo en defensa. Y la verdad es que lo consiguió.
De hecho, con el Real Valladolid ya entregado a la rendición, los hombres de Curro Segura se olvidaron de la presión y disfrutaron de la comunión con la grada, disputando de nuevo buenos minutos en ataque para cerrar el partido (77-58). Sin duda, un resultado tan balsámico como alentador de cara a la segunda vuelta tras el mejor partido de la temporada.
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