La sequía actual que sufre la provincia de Burgos, unida a los últimos hielos, ha hecho un daño irreversible en los cultivos del campo burgalés. Las lluvias escasas de este viernes y sábado no han servido al campo. La escasez de agua es tal que ... se precisa que caigan unos 30 litros por metro cuadrado, una cifra muy alejada de la que ha dejado este pasado fin de semana.
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La poca lluvia que ha caído en los últimos meses condiciona la producción del campo y hacen aumentar los costes del sector ganadero, ante la ausencia de pastos.
La situación es crítica y, lo que es peor, irreversible. Esteban Martínez, presidente de Asaja Burgos, asegura que ya se ha perdido sobre un 30% de la cosecha de cereal anual de la provincia. La media de producción de cereales en la provincia está sobre los 1,5 millones de toneladas. El 2021, por ejemplo, fue un año calificado de bueno y se recogieron unos 1,8 millones de toneladas. En cambio, el 2022 se calificó de malo y se recogieron 1,1 millones de toneladas.
Ahora mismo, las previsiones de Asaja es que se ha perdido, debido a la escasez y a los últimos hielos, un 30 % de la cosecha media, los 1,5 millones de toneladas. Pero hay comarcas de la provincia de Burgos que están peor que la media. Esteban Martínez apunta que en algunas zonas de Pisuerga, Arlanza o Ribera los daños superan el 30 %, «podemos pensar que en estas zonas se ha perdido el 50 % de la cosecha».
Juanjo García, agricultor burgalés perteneciente a la Unión de Campesines de Castilla y León (UCCL), señala que Miranda y la Bureba son dos comarcas de la provincia que también están «muy afectadas porque allí solía llover más y el problema es que lleva lloviendo muy poco durante mucho tiempo».
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En la comarca de Merindades también están teniendo problemas porque los pastos se están secando, asegura García, «hay muchas zonas en las que el ganado pasta a diente. El problema no es solo qué va a comer ese ganado, sino qué está comiendo ya. En La Demanda pasa lo mismo porque ha caído un poco más de agua, pero muy poca».
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«Los cultivos han sufrido tanto por la sequía y las heladas. Ahora, aunque llueva con contundencia, no se podrá recuperar al cien por cien la cosecha», vaticina Martínez.
García explica que esta combinación de hielos y sequía es «mortal. El hielo con humedad normal no hace tanto daño, pero con sequía es mortífero y es lo que ha ocurrido en Burgos».
Añade que los hielos de hace unas semanas, «que llegaron a ser de hasta -10 grados en algunas zonas», hicieron un daño incalculable. «Lo primero que se apreció fue los daños a la cebada que, aún así, ha recuperado algo, ha perdido las primeras hojas y algún hijo, pero ha recuperado algo». Ahora se están viendo los daños de ese hielo con escasez de agua en el trigo.
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«Con las previsiones de lluvia que hay, el panorama es desolador», remarca Esteban Martínez, «por cada día que pasa sin lluvia vamos perdiendo cosecha. ¿En qué cantidad? En función del calor que haga. Esta lluvia que ha caído es muy poca, es nada. Tiene que llover una cantidad suficiente como para que empape la tierra y la humedad alcance la raíz de la planta». Para que el campo se recupere de forma importante tendría que caer una media de 30 litros por metro cuadrado y, a corto plazo, no hay tal previsión.
El presidente de Asaja señala que la pluviometría fue normal en invierno, se mantuvo en la media, pero las lluvias en esta época del año son fundamentales para la cosecha. «Abril, mayo y la primera quincena de junio, estos dos meses y medio, es cuando se decide la cosecha en Burgos», explica Martínez. «Además es que ahora se une la falta de humedad con la aplicación de los abonos y de los fitosanitarios. Es triste ver el campo», lamenta.
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C. Tabernero / ICAL
Juanjo García señala que ya hay «infinidad de partes de colza dados al seguro, se tuvieron que dar por la mala nascencia». Los forrajes para heno también han sufrido mucho, también las alfalfas y «ahora hay que pensar en la siembra del girasol que, en algunos casos, puede que ni compense sembrarlo».
La situación no solo es «desoladora», como la califica Esteban Martínez, para los agricultores. Los ganaderos también la sufren. Hay cultivos que se siembran exclusivamente para dar de comer a la ganadería, pero «no hay paja ni forraje para alimentar a los animales», añade Martínez. «Una situación como esta hacía muchos años que no se daba y llevo 22 años como agricultor», matiza.
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Juanjo García señalaba que había preocupación por la siembra del girasol y añadía que, en algunos casos «puede que ni compense sembrarlo». Y es que, como apunta Esteban Martínez, «hemos hecho la campaña de siembra más cara de toda la historia. Los últimos cálculos de Asaja apuntan a que han sido necesarios, de media, 970 euros para sacar adelante una hectárea de cereal. En años normales viene costando la mitad», explica.
Con una cosecha escasa y que ha costado mucho más de lo normal obtener, es fácil vaticinar que el precio de los productos agrícolas subirá para el bolsillo del consumidor.
El pasado 19 de abril el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación reunió a la mesa de sequía. El objetivo es ver cómo está impactando la falta de agua en el sector agrario y analizar en qué medida está incidiendo en los cultivos y el ganado. La intención es que esta mesa sea un foro de encuentro de todos los actores implicados para analizar las propuestas de actuación.
El problema es ese, que no se analizaron propuestas de actuación, solo la situación actual. Algo que, para las organizaciones agrarias, llega tarde. «Esto no va a ayudar al campo ni a que los precios de los alimentos se reduzcan», asegura Esteban Martínez, de Asaja.
Lo que tanto Martínez como Susana Pardo, secretaria provincial de la UCCL en Burgos, estiman que lo que precisa el campo son compensaciones directas , «fáciles y directas, un tanto por ciento por hectárea a cada agricultor para compensar los gastos de la campaña y poder afrontar una campaña futura», sentencia Martínez.
Pardo apunta que lo que se necesita son «ayudas directas, sobre todo a los agricultores a título principal, y a los ganaderos que se están quedando sin pastos. El consumidor se acordará de esto cuando pague los productos».
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