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Que la naturaleza es sabia es una máxima, hasta un mantra, que nunca debe olvidar la condición humana. De la muerte saca vida. De la vida, esplendor. Del esplendor, belleza. Y de la belleza, amor. Acostumbrados los burgaleses a que sus montes no sufran tragedias ... como las del 24 de julio de 2022, cuando ocurren, el sentimiento se desata y la rabia aflora porque «se podía haber evitado», clamaban los vecinos aquel día.
Hoy, el monte quemado se regenera solo. La fuerza de la naturaleza es brutal. Pero la mano del ser humano, en ocasiones, entorpece la regeneración. La alcaldesa de Santibáñez del Val, Ana María García, lo tiene muy claro: «A la gente del mundo rural no se la tiene en cuenta para nada, ni para legislar ni para ejecutar ni para nada».
Un lamento que suena muy fuerte, pero viniendo de una mujer que conoce el medio suena convincente. El alcalde de Quintanilla del Coco coincide con Ana María García: «Si no es porque la gente del pueblo saca los tractores… el fuego habría llegado a Quintanilla». Y aunque, por el caos todo era un poco «desordenado, al final se trabajó bien».
Cuando ocurre una desgracia de este tipo, los primeros días las administraciones se ocupan por lo ocurrido. Así pasó en Silos. Emeterio Martín, como alcalde, recibió «a todas las autoridades». Reconoce que está «muy agradecido por el apoyo», pero hay muchas cosas que se pudieron hacer y no se hicieron. Lamenta que su Ayuntamiento asumió «unos gastos» que no contaban con ellos y se quedaron «sin presupuesto», hasta el punto que tuvieron que tirar «de las nóminas de los empleados para cubrir esos gastos y renunciar a inversiones».
La respuesta de las administraciones fue que hicieran un «reclamación judicial en el Juzgado de Lerma o esperar a las ayudas del Estado». Pero si el incendio fue en julio, las ayudas «salieron en diciembre», lamenta el alcalde. «Los ayuntamientos pequeños no tenemos medios para realizar la tramitación» y finalmente recibirán la ayuda en diciembre de este año, «un año y medio después».
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«Nos han dado muchas largas», lamenta Martín, porque hasta el momento han puesto 71.000 euros de los que aún no han «recibido un duro». «Solo se nos ha aprobado una factura de 3.000 euros de la Junta de Castilla y León, que todavía no hemos cobrado», insiste.
A Quintanilla del Coco no han llegado tampoco los fondos económicos de las administraciones, lamenta su alcalde, Domingo Pozo: «Lo único que han dado un poco es para las viviendas». En el pueblo se vieron afectadas unas doce dependencias, entre viviendas y cobertizos o antiguas cuadras. Ahora queda la «segunda fase» que parece que desde la Junta se va a poner en marcha, asegura Pozo.
Ana María García reconoce que con la Junta trabajaron «muy bien desde el minuto cero, desde la colaboración mutua», pero el verano frenó la acción. Así que la alcaldesa pensó que el problema también había que resolverlo desde el propio pueblo. «Hicimos un dossier exhaustivo con todo el patrimonio perdido, al detalle». Es decir, cumplieron aquello de 'a Dios rogando y con el mazo dando'. Una iniciativa que García puso en marcha y sin la cual quizá ahora la situación sería otra. Y peor.
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