Sotillo de la Ribera asume el confinamiento, pero cree que tendría que haber llegado antes

La localidad de 490 habitantes situada en la Ribera del Duero burgalesa, permanece prácticamente autoconfinada desde que se detectaran los primeros casos hace una semana y se declarara un brote de coronavirus. Ahora, se enfrentan al cierre de la localidad durante 14 días, decretado por la Junta de Castilla y León por la alta incidencia de casos de covid-19, un total de 46 positivos por PCR, lo que supone cerca del 10% de la población.

Los vecinos, en su mayoría, apoyan las medidas adoptadas por la Junta, pero creen que llegan demasiado tarde, porque en el pueblo ya se ha restringido al mínimo el contacto social. En Sotillo de la Ribera solo permanece abierto uno de los cuatro establecimientos hosteleros. En el bar 'El Pianillo' un cartel advierte de la decisión de cierre: «Debido a la situación actual que estamos viviendo en Sotillo y para evitar riesgos» el establecimiento «ha decidido cerrar hasta nuevo aviso» y pide a la población que se cuide. En la misma calle, un poco más abajo, también el Bar 'El Paso' tiene las puertas cerradas a cal y canto, pero ningún letrero ofrece explicaciones.

Solo el bar Los Claveles mantiene las puestas abiertas, y allí es donde se concentra los pocos habitantes del municipio que han salido a la calle. Su propietario incide en que en el establecimiento se cumplen todas las medidas higiénicas y de seguridad y desea que, a pesar de la decisión de la Junta, pueda seguir trabajando. «Espero que sea un confinamiento como el de Aranda y no me hagan cerrar, creo que así debe de ser», insiste.

En lo que se refiere a los comercios, dos tiendas y una panadería, también han restringido su actividad. Una de ellas ha permanecido cerrada, aunque preveía la reapertura para estos días. Las otras dos han reducido sus horarios. En la puerta de 'La Despensa de Plumi', un cartel alerta de la apertura solo en jornada de mañana. Su propietario, Carlos Cuesta explica que sigue abierto para no dejar desabastecidos a sus vecinos, pero incide en que «se ha notado mucho bajón en la última semana. No viene gente de otros pueblos a comprar y los vecinos de aquí casi no salen de casa, solo a lo imprescindible. No hay nadie».

En la terraza del único bar abierto, una decena de clientes distribuidos en cuatro mesas, recibían, este martes, casi en directo la decisión de la Junta. «Ya llevamos prácticamente confinados una semana, aunque no fuera oficial. Lo tenían que haber hecho antes, hay que cortarlo de alguna manera, aunque luego es complicado el aislamiento, ya que hay gente que tiene que ir a Aranda a trabajar, hay gente que viene a trabajar a bodegas», explica Gentzane, una bilbaína que pasa sus vacaciones en Sotillo y ha decido continuar allí en el confinamiento. En la misma línea, se posiciona su marido, José Ramón, quien detalla que la Guardia Civil ya durante el fin de semana pasado realizó una importante labor de vigilancia en el pueblo.

«Han estado controlando la caza, preguntando a la gente del pueblo y recabando datos sobre positivos y si cumplían la cuarentena». Respecto al origen del brote, el matrimonio mantiene que desconocen cómo llegó, pero aluden a reuniones familiares. En la mesa de al lado, dos hombres de avanzada edad apuntan a los más jóvenes. «Viene de la juventud que lo han llevado a casa a los mayores. Ahora no queda otra que nos confinen, pero esto viene de atrás, del mes de agosto, cuando tenían que haber cerrado». Su compañero de mesa alerta de su temor, «a mí me pilló en marzo y estuve muy enfermo, me da mucho miedo».

El confinamiento de Sotillo de la Ribera llega en un momento clave al coincidir también con el incipiente comienzo de la vendimia en la Denominación de Origen. El municipio cuenta con ocho bodegas pertenecientes a la zona de calidad y un gran número de hectáreas de viñedo.