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El sector del vino busca soluciones contra el cambio climático en la Ribera del Duero

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El sector del vino busca soluciones contra el cambio climático en la Ribera del Duero

Las altas temperaturas, la sequía y los episodios de clima extremo obligan al sector del vino a buscar soluciones para mantener la calidad

Susana Gutiérrez

Aranda de Duero

Domingo, 31 de diciembre 2023, 15:00

Las altas temperaturas, la sequía y los episodios de clima extremo, son algunos de los efectos del cambio climático que ya han comenzado a constatarse en el mundo del campo en general y en la viticultura en particular. La subida del termómetro experimentada en los ... últimos años propicia un aumento en la concentración de azúcar de la uva que provoca una mayor graduación alcohólica de los vinos.

Un fenómeno que puede llegar a alterar la calidad y cualidades como el sabor, color, aromas o las notas olfativas. La irrupción del cambio climático, según los expertos, ya ha generado impactos «reales y evidentes» a pie de viña que se verán incrementados en el futuro. Cambios que se hacen notar también la Ribera del Duero burgalesa.

Por ello, ven imprescindible que el sector apueste por medidas que faciliten la adecuación a estos cambios para garantizar la calidad y tipicidad de las elaboraciones de las diversas zonas vitivinícolas de Castilla y León. Viticultores y bodegueros trabajan ya para plantar cara a esta nueva realidad buscando nuevas variedades de vid mejor adaptadas, utilizando tecnologías para reducir el grado alcohólico, plantando en altura y apostando por el riego, una práctica que hasta ahora no era habitual.

En Castilla y León, el cultivo de viñedo ocupa algo más de 83.000 hectáreas, lo que representa aproximadamente un 8,5% de la superficie nacional. Las hectáreas están distribuidas en toda la región con una parte significativa incluida en Denominaciones de Origen Protegida, convirtiéndose en un importante motor económico con más de 600 bodegas y 18.000 viticultores y un factor que ayuda a fijar población en el medio rural. Ribera del Duero, Rueda y Toro lideran en este orden la superficie de viñedo.

Los expertos en cambio climático coinciden en la importancia de adaptarse a una situación que ya tiene impactos en el mundo de la viña y el vino, pero se muestran optimistas respecto al futuro al tratarse de un sector «moderno e innovador», donde los profesionales están aplicando tecnologías y herramientas para garantizar la calidad y la tipicidad del producto.

«Las temperaturas más cálidas inciden directamente en la concentración de azúcares de la uva, lo que conlleva una mayor graduación alcohólica de los vinos, debido a una desconexión entre la maduración tecnológica y la fenológica de la uva», detalla Raúl Sánchez Francés, director del Área de Recursos Naturales y Clima del Centro Tecnológico CARTIF ubicado en Boecillo.

El especialista precisa que esa situación conlleva una alteración en los perfiles organolépticos del vino, «cambiando su sabor, color, aroma y presencia de notas frutales». Algo en lo que coincide el director de la Oficina Verde de la Universidad de Burgos, Luis Marcos, quien también alude a que la subida del termómetro provoca un mayor riesgo de plagas que puedan afectar a la planta «tanto en hongos como insectos que hasta ahora tenían una incidencia baja».

Asimismo, ambos apuntan a que la falta de agua supone un estrés hídrico para la viña que puede afectar a la salud y rendimiento de la planta, pudiendo dañar la cantidad y calidad de la uva. «Con las olas de calor, primaveras más cortas, veranos más largos, va a ser imprescindible el riego en la medida de lo posible, antes no era esencial y ahora sí, coincidiendo con momentos en los que habrá menos agua», desvela Marcos.

El viñedo

Numerosos estudios científicos coinciden en que el cambio climático está alterando el ciclo natural del viñedo. Una situación que, según constatan estos trabajos, está dificultando algunas variedades en zonas concretas y podría cambiar el paladar de los vinos de la región.

El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) menciona que el cambio climático está afectando el ciclo del carbono al alterar la forma y el tipo de crecimiento de la hoja, algo que a su vez afecta a las características del suelo, esencial en el funcionamiento de la vid. También la National Resources Defense Council (NRDC) contempla que el cambio climático ha desencadenado una serie de variaciones ecológicas en cascada, con una alteración del ciclo vegetativo como consecuencia del aumento de temperaturas.

«Ambos estudios son aplicables a la vid, pero de manera más concreta, sabemos que el cambio climático ha provocado que la brotación, la floración y la vendimia de la vid ocurran en fechas diferentes a las tradicionales, lo que afecta al ciclo vegetativo completo, de la floración a la vendimia. El adelanto del ciclo puede llevar a la presentación de uvas sin desarrollo en todos sus componentes», precisa el profesional de CARTIF.

A ello, según el director de la Oficina Verde de la UBU, hay que añadir que «es peligroso» que la maduración se produzca con demasiada anticipación «porque nos podemos encontrar que la uva empieza a madurar y luego tenemos una helada posterior. Los cambios extremos se manifiestan de esa manera, con fenómenos agresivos fuera de tiempo. Este año casi ha pasado».

El mundo del vino es un sector «muy dinámico e innovador» que, según los expertos, está sabiendo capear los cambios con «profesionalidad», tomándose la situación como un reto de futuro. Raúl Sánchez apuesta por el trabajo de forma integral y sobre el viñedo con prácticas sostenibles y estrategias de adaptación.

«Estos planes sistémicos han de incluir la identificación y selección de variedades resilentes, la renaturalización de los agrosistemas de viñedo, el uso y gestión sostenible y eficiente del recurso hídrico, la puesta en práctica de técnicas de laboreo sostenibles sobre el suelo del viñedo, además de la aplicación de técnicas de cosecha y poda adecuados», defiende el director del Área de Recursos Naturales y Clima de CARTIF.

Por su parte, Luis Marcos ve en las plantaciones en altura y la renaturalización de los viñedos, algunas de las bazas de futuro. «En lugar de hacer grandes fincas con muchos viñedos en espaldera, hay que apostar por fincas más pequeñas alternadas con otros tipos de cultivo, que se potencie la biodiversidad y que además se gestione el manejo del suelo de otra manera».

Vinos singulares

En este sentido, apuesta por la elaboración de vinos singulares como una fórmula de éxito defendiendo que «el sector es bastante imaginativo, hay que apostar por la diversidad de vinos, elaboraciones que marquen la diferencia, que sean únicos, con producciones limitadas, en pequeños pagos». Insiste en que se abre una gran oportunidad de futuro con la apuesta «más por lo artesano que por lo industrial».

En lo que se refiere a las futuras plantaciones, los expertos defienden que será fundamental la selección de variedades, la diversificación de esas variedades y la elección de la ubicación. Tres factores que se consideran relevantes para afrontar el cambio. «Es importante tener en cuenta que, con el impacto del cambio climático, no solo estamos poniendo en peligro el cultivo, se ponen en peligro un paisaje, un producto, un sector económico y un agrosistema con su suelo y toda la biodiversidad asociada a él», concluye Raúl Sánchez.

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