Fuentemolinos, ahora mismo, es un pueblo en lucha. Una localidad en la que sus vecinos se han alzado para decir «No» a la macrogranja que quieren instalar en las afueras de la localidad. Temen que se contamine el agua que beben, que afecte a la fauna (algunas de las especies que habitan están en peligro de extinción) y a las viñas, uno de los grandes pilares de la economía de la Ribera del Duero.
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Por ello, y en plenas fiestas patronales, varios centenares de vecinos de Fuentemolinos realizaron una manifestación por sus calles, en la que se pudieron leer pancartas como «¡No a la macrogranja!», «El vino se contamina» o «La avaricia rompe el saco». Ahora, el siguiente paso de estos vecinos es una recogida de firmas para evitar que esta macrogranja se instale en el páramo de Corcos, lugar en el que viven especies como la avutarda o la alondra ricotí.
La granja, cuya instalación está aprobada por el Tribunal Superior de Castilla y León, tendría 1.999 cabezas, aunque con previsión de aumentar su capacidad en un futuro. Esta idea asusta a los 99 habitantes censados de Fuentemolinos, así como a los veraneantes y visitantes asiduos. También están atemorizados los vecinos de otras localidades colindantes, como Adrada de Haza, que temen que el agua, que ya de por sí tiene mucha cal, se vuelva imbebible.
En la recogida de firmas contra la macrogranja de Fuentemolinos, la plataforma ciudadana advierte de los peligros que puede conllevar la instalación de esta. Por ejemplo, del aumento de la presencia de nitratos en las aguas superficiales y acuíferos o el posible daño que el amoniaco derivado de los purines causa en el suelo, acidificándolo.
El gasto de agua de la macrogranja también preocupa a los habitantes de este municipio burgalés, así como el metano que liberará una vez instalada. Los olores desagradables, los ruidos, el tránsito de vehículos por la única carretera que conecta Fuentemolinos o el riesgo de enfermedades zoonóticas son otros aspectos que asustan a estos ribereños.
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Julio César Rico
Ellos también piensan en la economía local y en que «este tipo de instalaciones suelen estar altamente automatizadas y robotizadas, lo que implica la generación mínima de empleo local». Así como el «perjuicio» que suponen para «pequeños agricultores y ganaderlos locales que trabajan de manera sostenible».
Por el momento, en menos de dos días la recogida de firmas contra la macrogranja de Fuentemolinos lleva más de 500 rúbricas. La plataforma viajará a Madrid el 14 de septiembre para manifestarse en la capital junto a cientos de municipios que luchan contra la instalación de macrogranjas, plantas de biogás y otras industrias rurales.
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