Jueves, 21 de marzo 2024, 09:49
El ministro de Transportes y Agenda Urbana, Óscar Puente, ha reconocido este miércoles las dificultades de que el servicio ferroviario regrese a Aranda de Duero hacia Madrid, prácticamente descartando esta opción por su elevado coste.
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Según ha recordado, una bateadora cayó en el tunel de Somosierra ... en 2012. «Desde entonces no se ha utilizado la vía y hoy devolver su servicio tiene un coste enorme y unos plazos muy largos», ha subrayado, cifrando este proceso en unos 1.300 millones de euros algo que, en su opinión, no es viable hoy.
«Es muy probable que no se haga», ha sentenciado Puente, quien después ha defendido decir las cosas «con crudeza». «La realidad es que el coste es muy elevado y la relación entre el coste y la utilidad de la infraestructura... no dan los números», ha zanjado en una entrevista en la Cadena Ser, que ha recogido Europa Press.
Preguntado por cuestiones más regionales sobre el tren, Puente ha reiterado que se recuperarán frecuencias en Salamanca «en cuanto entren en servicio los nuevos talgo 106, los denominados 'AVRIL'» «Retiraremos material que estamos empleando en este momento tanto en Asturias como en Galicia y podremos llevar más frecuencias a Salamanca», ha dicho, lamentando eso sí que no se cumpla la fecha del 31 de marzo comunicada previamente.
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Por otra parte, ha protestado por los bajos precios en los servicios de las compañías ferroviarias Iryo y Ouigo, al tiempo que ha denunciado que la empresa pública francesa «está poniendo trabas» a la entrada de España en el país galo.
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En este sentido, el ministro ha señalado que tanto Ouigo como Iryo «están perdiendo una cantidad de dinero tremenda» en España y «por tirar los precios», lo que ha arrastrado a Renfe también en «esos malos resultados». De hecho, a la compañía francesa le ha acusado de apostar «claramente por el dumping de precios».
A este respecto, Puente también se ha quejado «de la falta de reciprocidad» con Francia que, según ha dicho, está poniendo «dificultades y trabas» a la entrada de Renfe en el país galo, mientras la empresa ferroviaria pública francesa, SNCF, «tiene todo el pulmón del mundo, puede aguantar y está generando unas distorsiones en el mercado tremendas».
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«Creo que se está obligando a Renfe a competir con las manos atadas a la espalda. Me preocupa, porque es una empresa pública que tenemos que sostener y no puede ser que no pueda competir», ha defendido.
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