La narrativa que esconde la fachada de la iglesia de Santa María de Aranda

Es el lugar más emblemático de la ciudad, el más fotografiado, el que más impresiona a los turistas y el que más enorgullece a los lugareños. La espectacular fachada de la iglesia de Santa María, una obra del arte gótico medieval español, es el emblema del patrimonio histórico de Aranda de Duero y atesora cinco siglos de vida. Su construcción ya aparecía reflejada en el plano de la villa del año 1503, un dato que se confirma con la aparición en la parte superior del escudo de la corona reinante de Juana I de Castilla. Es más, la inauguración oficial de la fachada se fija en 1515, por parte de Fernando El Católico.

Más allá de esa parte de la historia de la construcción, en la impresionante portada del templo se visualizan decenas de imágenes, relieves, escudos y pequeños personajes que protagonizan diversas escenas. Todos ellos y sus secretos, aparecen reflejados de forma fácil y explicativa en el libro la Fachada de la iglesia de Santa María de Aranda.

Una publicación que se acaba de presentar y que responde a cuatro años de trabajo, mano a mano, del empresario José Antonio Cebas y el abogado Rafael de las Heras. Dos arandinos que han apostado por hacer un libro detallando las diferentes historias que cuenta la fachada, descubriendo personajes 'escondidos' y dejándolos plasmado para la historia.

La concepción del libro siempre ha girado sobre la palabra «fácil». Los autores defienden que sobre la iglesia y fachada de Santa María existen numerosos trabajos técnicos y artísticos con explicaciones muy científicas. «Queríamos explicar la fachada para gente de a pie, que fuese sencillo para cualquier persona no entendida en arte, en religión o en historia… Que cualquiera pueda ver con facilidad la historia que cuenta la impresionante fachada que esconde un montón de pequeños detalles que son muchas veces difíciles de ver», explica José Antonio Cebas.

De esta manera, los autores defienden que, libro en mano, cualquier persona puede detenerse ante el monumento y dejar pasar el tiempo adentrándose en las imágenes desconocidas o en las escenas que hay dentro.

El estudio divide a la fachada en 14 zonas numeradas. Luego, en todas ellas, se explican al detalle cada motivo y cada personaje. Una división que hace más accesible el desplazarse por la narrativa de toda la fachada con una clave fundamental: la coordinación entre la explicación y la fotografía.

Cada uno de los motivos se acompaña de una instantánea, seleccionada entre las más de 10.000 realizadas en estos años de trabajo. «Hemos elegido la mejor fotografía de cada aspecto que queríamos destacar. Son imágenes sin tratar, no tiene tratamiento digital, pero se ha hecho en el momento idóneo. Una misma imagen no era lo mismo verla en invierno que en verano, o tomarla a las ocho de la mañana o las seis de la tarde», detalla Rafael de las Heras

En el libro se descubren historias como la que se desarrolla debajo de la crestería, protagonizada por un perro, un cerdo y un león. El cerdo asustado al ver al perro, se esconde detrás de la columna, para luego correr hasta la mitad de la fachada intentado escapar escondiéndose entre los adornos vegetales de la cenefa. Al final de su recorrido, en la otra esquina de la fachada, acaba atrapado entre las garras del león. Siguiendo la simbología del arte medieval, que considera el perro un animal fiel y obediente, los autores consideran que «representa al buen cristiano», mientras que el cerdo apuntado como infiel e impuro «representa al pecado y los falsos conversos a la religión cristiana». Por su parte, el león visto como animal poderoso y victorioso «representa al Dios cristiano».

En el estudio también se encuentran hallazgos como el de uno de los dos escudos de Aranda, donde la pareja de leones aparece con la cola debajo de las patas traseras y no en su posición habitual, levantada por detrás del animal. Asimismo, se detectan una estrella que guió a los reyes magos en la escena de la adoración, un personaje con lentes, o los restos de una garra de un león que en su origen acompañaba la imagen de San Jerónimo.

Por otro lado, las mediciones han determinado que la altura de la fachada propiamente dicha es de 18,95 metros, a los que hay que añadir 1,19 que mide la crestería superior. Eso significa que si se observa la fachada desde la plaza, se contempla una altura de 21, 74 metros, mientras que la anchura del a fachada des de 11,75 metros.

Esos y otros datos, se recogen en esta publicación de la que se han editado 500 ejemplares que se venden en las librerías a un precio de 25 euros.

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