Homenaje a la pequeña que no pudo ser 'ángel' por el COVID-19

Policía, bomberos y Protección Civil han hecho un reconocimiento a la pequeña Noa de cuatro años

Susana Gutiérrez

Aranda de Duero

Domingo, 12 de abril 2020, 14:40

Era su sueño y llevaba un año preparándose para ello, pero la alarma sanitaria provocada por el coronavirus ha impedido que Noa Palomino, una niña de cuatro años de Aranda de Duero, haya protagonizado la tradicional Bajada del Ángel. Noa era la encargada, en esta ... ocasión, de volar para quitar el manto negro a la Virgen y anunciar la resurrección de su hijo soltando unas palomas. Una tradición del domingo de Pascua que, por primera vez, en 82 años se ha tenido que suspender.

Sin embargo, Policía Local, Bomberos y Protección Civil han querido rendir un homenaje a la pequeña para intentar alegrar su jornada y mostrar todo su apoyo. Varios efectivos se han desplazado hasta la casa de la niña para, a través de una escalera de bomberos, entregarle en su ventana una bandera de Aranda, mientras por la megafonía de Protección Civil sonaba el himno de la ciudad. Noa, ataviada con su traje y corona de ángel, seguro que no olvidará este momento.

La Bajada del Ángel es una representación singular que se ha conservado en muy pocos lugares del país, lo que la hace cobrar especial interés. En otros tiempos, era un acto más generalizado, que fue desapareciendo paulatinamente y ha pervivido en Aranda de Duero, en Peñafiel (Valladolid) y en Tudela (Navarra). En el caso de Aranda, marca su singularidad, la espectacular fachada de la Iglesia de Santa María, escenario del que sale el huevo que porta al Ángel. El historiador local, Fernando Lázaro, en un estudio sobre esta tradición arandina determina que en su día nació como «una representación de carácter religioso popular, para favorecer el acercamiento de creyentes a actos de culto». En esta línea, «a través de los sentidos se llegaba mejor a los sentimientos de los creyentes, provocando una vivencia apasionada del momento, logrando una fuerza emocional que atraía a los fieles», recoge.

Conocer el origen de la representación en Aranda resulta controvertido, hay diversidad de artículos en los que se remonta su escenificación a la época medieval, otros lo datan dentro de las escenificaciones teatrales de carácter religiosos de la época barroca. La falta de documentación al respecto puede estar basada en la prohibición de este tipo de funciones en el siglo XVIII, para retomarse con fuerza de nuevo a principios del siglo XIX.

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