Un centenar de ribereños se moviliza contra la instalación de una macrogranja

Sara Sendino

Burgos

Domingo, 8 de diciembre 2024, 19:31

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Los vecinos de Fuentemolinos siguen en pie de guerra. No quieren, bajo ningún concepto, que se instale una macrogranja de cerdos en el término municipal de su pueblo. Temen que los purines dañen el agua del que se abastecen este y otros municipios de La Ribera del Duero burgalesa.

En agosto ya realizaron las primeras movilizaciones, que llegaron hasta Aranda de Duero el pasado mes de noviembre en una concentración que aunó a medio millar de personas. Además, junto a vecinos de otros pueblos como Milagros, que lucha contra la instalación de varias plantas de biogás, todos juntos expresaron sus quejas al presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, en una visita a la villa arandina.

Ahora, los vecinos de Fuentemolinos han querido trasladar su malestar respecto a la instalación de esta macrogranja, que inicialmente contará con 1.999 cabezas aunque con vistas a ampliar su capacidad. Para ello han acudido al kilómetro 0; es decir, al lugar donde pretenden instalarla. El sábado 7 de diciembre, un centenar de personas marcharon desde el pueblo burgalés hasta el paraje del Páramo de Corcos donde se pretende ubicar la explotación ganadera.

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A esta caminata acudieron tanto vecinos de Fuentemolinos como de otras localidades cercanas: Fuentecén, La Sequera de Haza, Aranda de Duero, Adrada de Haza y hasta Fuentearmegil, en Soria. La marcha, convocada por la plataforma stopmacrogranja.fuentemolinos, pretendía así mostrar la escasa distancia que separará la explotación del pueblo y los posibles perjuicios que esta puede ocasionar a sus vecinos.

Más de un centenar de participantes emprendieron la caminata hasta la parcela 192. Esta acción de protesta es considerada por la propia plataforma como «una muestra de unidad y compromiso por la defensa del medio ambiente y la calidad de vida en nuestras comunidades».

Al llegar a la parcela 192, todos los participantes formaron una cadena humana que simbolizaba «la fuerza de la comunidad unida en torno a una causa común». Asimismo, los manifestantes formaron el lema «¡NO MACROGRANJAS!» y todos juntos gritaron «¡No pasarán!», reafirmando su «compromiso de luchar por un futuro sostenible y saludable» para los pueblos.