La situación para el sector de la movilidad de viajeros es «desesperada», según explica Bayo, «nuestros gastos son bestiales, superan con creces a los de cualquier otro sector, estamos parados y las administraciones nos han abandonado por completo». Bayo es el ejemplo de la problemática que están viviendo otras tantas pymes de transporte de pasajeros que, en estos momentos, no tienen «ninguna capacidad de maniobra para amortizar su inversión».
En su caso, todos los servicios que ofrece se han reducido al transporte escolar, esto implica que un autobús que a diario «facturaba de media unos 350 euros, ahora no llega a los 150». Por eso señala, «realizar el transporte escolar nos está costando dinero».
Su empresa familiar está ligada a la agencia de Viajes Bayo, también ubicada en la capital y ribereña. Ambas atraviesan la crisis más fuerte que recuerdan, ya que la covid ha golpeado especialmente a la movilidad y al turismo.
Según indica, mantener la flota es como tener una hipoteca por cada uno de los vehículos que, además, aunque no se utilicen, «envejecen y se devalúan cada día». A esto hay que sumar los impuestos propios de su actividad de los que no se les ha aliviado a pesar de haber no haber facturado nada en varios meses, deben pasar y abonar dos ITV al año y los autobuses destinados a transporte escolar ademas, tienen una caducidad establecida por el Gobierno por la que deben retirarse pasados 16 años, aunque se mantengan en perfectas condiciones.
Todo ello ha llevado a muchas pymes del sector a plantearse entrar en concurso de acreedores porque son incapaces de afrontar los gastos de un cierre. Bayo añade que alrededor de un 80% de estas empresas desaparecerán debido a la actual crisis y que nadie ha sido capaz de ofrecer una solución o respuesta. «Nos han ofrecido el ICO, pero eso a mayores es endeudarnos más», lamenta.
El agravio comparativo respecto a las grandes líneas de pasajeros que cuentan con servicios regulares que trabajan con concesiones de la administración se hace ahora aún más llamativo. Para Bayo «es un escándalo», porque estas compañías «sí tienen una subvención directa», lo que aumenta la brecha entre empresas del mismo sector y, para la directora de Autocares Víctor Bayo «las grandes salen beneficiadas de esta crisis».
Para defender los intereses de este sector se ha creado la asociación a nivel nacional Direbus, que cuenta con 300 socios pero no han conseguido todavía un compromiso claro por parte del Gobierno. «Lo están estudiando», indica Bayo pero reconoce que «todo es un desastre» ya que «nuestra inversión se está yendo al garete y no tenemos capacidad de maniobra, ni de mejora ni de amortización«.