Estamos lejos de la Semana Santa, pero no lo parece si se transita por las inmediaciones de la iglesia de Santa María de Aranda. Allí, los operarios de la brigada municipal de servicios están realizando el montaje de toda la infraestructura que se utiliza en ... la tradicional Bajada del Ángel, que se celebra cada domingo de Pascua como anuncio de la resurrección. El montaje de esa caja pintada de azul ciego con nubes blancas y de la que sale un globo portando al angelito que quita el manto negro a la Virgen, ha generado la expectación y la curiosidad entre la ciudadanía que se pregunta a qué se debe esta celebración fuera de fechas.
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La respuesta está en el Encuentro de Ciudades donde se celebra esta tradición que tendrá lugar en Aranda durante este fin de semana. Por ello, el sábado 22 de octubre a partir de las 12 de la mañana se realizará este tradicional acto. Tendrá una procesión más reducida, pero contará con las señas clave de esta singular cita que, sin duda, volverá a convertirse en un reclamo para arandinos y visitantes que llenarán la plaza de Santa María.
La Bajada del Ángel es una representación singular que se ha conservado en muy pocos lugares del país, lo que la hace cobrar especial interés. En otros tiempos, era un acto más generalizado, que fue desapareciendo paulatinamente y ha pervivido en Aranda de Duero, en Peñafiel y en Tudela (Navarra), entre otros. En el caso de Aranda, marca su singularidad, la espectacular fachada de la Iglesia de Santa María, escenario del que sale el huevo que porta al Ángel.
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N.M.J / ICAL
El historiador local, Fernando Lázaro, en un estudio sobre esta tradición arandina determina que en su día nació como «una representación de carácter religioso popular, para favorecer el acercamiento de creyentes a actos de culto». En esta línea, «a través de los sentidos se llegaba mejor a los sentimientos de los creyentes, provocando una vivencia apasionada del momento, logrando una fuerza emocional que atraía a los fieles», recoge.
Conocer el origen de la representación en Aranda resulta controvertido, hay diversidad de artículos en los que se remonta su escenificación a la época medieval, otros lo datan dentro de las escenificaciones teatrales de carácter religiosos de la época barroca. La falta de documentación al respecto puede estar basada en la prohibición de este tipo de funciones en el siglo XVIII, para retomarse con fuerza de nuevo a principios del siglo XIX.
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