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Resignación nuevamente entre la hostelería en relación a las medidas adoptadas para frenar la expansión de la covid-19. Burgos, Miranda de Ebro, Medina de Pomar y Briviesca son las cuatro localidades de la provincia que vuelven a tener vetado el interior de la hostelería ... . Una medida que entrará en vigor este martes 6 de abril y que se aplica por el acuerdo que establece la toma de medidas una vez que el municipio supere la incidencia acumulada a 14 días de 150 casos por 100.000 habitantes.
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José Rey, presidente de la Asociación de Hosteleros Altamira de Miranda de Ebro, confirma que lo esperaban desde el pasado martes o miércoles. Esta vez la medida con respecto a la hostelería era esperada pero no compartida. En otras ocasiones el cierre del interior de hostelería o de los establecimientos completos se ha producido sin casi periodo de asimilación.
Pero Rey explica, «si nos cierran de un día para otro ahora, nos matan. Además de las pérdidas por no abrir se sumaría la pérdida de productos perecederos. Serían pérdidas mucho más cuantiosas». Aún así, los hosteleros de Miranda no comparten esta medida. «Volvemos a lo mismo, a adoptar medidas que empujan a los encuentros ilegales, a que la gente no lo haga bien. Por mucho que nos criminalicen, la hostelería es segura, estamos trabajando mucho para que así lo sea», señala Rey, «la propia naturaleza del virus hace que periódicamente aumente su incidencia».
Isaac Angulo, alcalde de Medina, lamenta que siempre se culpe a la hostelería. Pero en el municipio asumen con resignación que «aunque la medida nos parezca exagerada, hay que cumplirla, así lo han decidido los técnicos de la Junta».
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Tanto este hostelero como Álvaro Morales, alcalde de Briviesca, señalan que lo que aprecian en sus municipios es «hartazgo». «Entre nuestros clientes apreciamos un hartazgo grande, eso lleva a que no se tomen en serio las medidas porque no se ven resultados y estamos retrocediendo constantemente», lamenta José Rey.
En el mismo sentido se manifiesta Morales, «la gente está cansada, los hosteleros, sus clientes, la población en general». Por ello, ambos confían en la vacunación, esperan y desean que se acelere el ritmo porque solo ahí está la solución para que se deje de apuntar a la hostelería con cada repunte.
Rey tampoco aprecia miedo entre sus clientes a la hora de acudir a la hostelería porque, por regla general, se cumplen las medidas. «Ahora nos toca luchar con la terraza y esperar en que vengan buenos días», señala este hostelero mirandés.
En el caso de Briviesca, como explica el regidor, se han ampliado los espacios de terraza, se ha concedido licencia a aquellos negocios que no la tenían, se han peatonalizado calles pera que tengan más espacio para mesas y se ha prorrogado seis meses la licencia.
Lo que más lamenta Rey es que estas medidas afectan al trabajo de cientos de personas en la provincia. «La mayoría de negocios no ha sacado a todos sus trabajadores del ERTE y estas medidas suponen volver a tener que enviar a empleados al ERTE. Muchos están optando por trabajar solo el propietario y ver cómo avanza la situación», ha explicado el presidente de la Asociación de Hosteleros Altamira de Miranda.
Morales también lamenta este estancamiento del trabajo, «es una lástima, se sufre, pero no nos queda otra que acatar las medidas». Aunque Rey añade un punto al debate, «al cerrarse el interior de los establecimientos se obliga a los clientes a estar solo fuera, mismo número de personas en menos espacio, no lo entendemos».
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