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Angustia, nervios, tristeza… Estas son algunas de las emociones que inundan a quienes pierden a su perro. Para ayudarles a encontrarlo están los voluntarios de Salvamento Animal Burgos, expertos en estos rescates. Pero el primer paso a dar cuando una persona pierde a su perro y se pone en contacto con ellos es «calmar» a esa persona. Tarea que no es sencilla.
«Hay que decirles que se calmen y que no se preocupen, porque bajo los nervios y la presión siempre se actúa mal, no se piensa. Hay que serenarse y pensar», cuenta Leire, una de las voluntarias del grupo. Ellos participaron en el rescate de Balto, el perro que pasó 21 días perdido tras un accidente de tráfico.
La organización de un rescate comienza con un animal perdido, para dar paso después a la organización por zonas donde se cree que el perro puede estar: «En las que haya agua, porque ellos buscan agua, buscan refugio. Ahora que hace calor hay que buscar en zonas que haya sombra, porque buscan sobrevivir. Al final son animales y saben perfectamente dónde ir para estar a salvo».
Además, es muy importante dar unas pautas para que la búsqueda no se entorpezca. Todo el mundo quiere ayudar, pero no siempre se hace bien. «Hay que pedirles que no corran detrás de él, eso puede mover al perro. Queremos que se asiente en una zona, que coma allí para poderle coger. Si el perro se queda en una zona es más sencillo», afirma.
Correr tras ellos puede provocar este movimiento, que pone en peligro al animal, no solo porque pueda acercarse a una carretera y ser atropellado, también puede buscar refugio y encontrarse con una víbora que lo pique y el animal muera. Cuando el perro está localizado y se queda en una zona se procede a «rutinarle».
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Lo que se hace entonces es vigilarle a través de cámaras y drones. «Se le pone comida y se vigila que sea él el que va a comer, porque hay veces que son otros animales los que se comen esos alimentos (pájaros, gatos, zorros…)», explica Leire. Además, no se olvidan de que es necesario dar «mucho apoyo a la familia» porque durante el proceso «lo pasan muy mal».
«Los perros son animales de rutina», cuenta Leire, por ello «cuando tienen una rutina se sienten tranquilos». ¿Cómo actúan una vez conseguida esta rutina?: «Tenemos cámaras para poder hacer un seguimiento, para saber que en esa zona está el perro, cámaras de visión nocturna. Ponemos cámaras que nos graban y luego vamos a recoger las imágenes para verlas y también cámaras con las que, estando allí, podemos visualizarlo», indica Leire.
Mónica, otra de las integrantes del grupo, añade que es «difícil», incluso para «los dueños», no perseguir al perro cuando lo ven. «A veces los perros están en estado de shock y no reconocen a los humanos con los que viven. Están bloqueados», explica. Balto, el perro perdido después de un accidente de tráfico en Lerma, «es con el primer perro que nos pasa que vaya a sus dueños cuando los ha visto».
Seguramente el estado mental de Balto se había «reseteado», «llevaba ya su semana larga por allí, estaba tranquilo, comiendo y bebiendo (agua estancada). Les robaba el pan a unas gallinas», cuenta.
El carácter del animal perdido es clave a la hora de establecer el método de rescate. Los hay que son muy sociables y que si ven a otro perro se acercan a saludar. «Luky es un perrito, un foxterrier, que con la ayuda de Elsa (otra perrita) volvió a su casa. Se perdió después de haber estado rescatado y adoptado. A veces, los propios perros de los familiares son los que los rescatan», recuerdan.
«Si es un perro que no está esterilizado se puede llevar a una perra en celo, porque acuden a su olor muy rápidamente», ríen al tiempo que aseguran que en esta caso los machos «caen como moscas». «También podemos tirar de nuestros cerramientos. Cuando sabes que un perro va a ir a comer montas la jaula y le esperas con las cámaras y, cuando entra a por la comida, cierras la puerta. Tenemos varios tamaños y las opciones dependen del tipo de rescate, no siempre es igual», asevera Mónica.
Pero a veces el animal que merodea por una zona es una animal abandonado, al que nadie busca. La principal diferencia entre un perro abandonado y uno que tiene familia es «la falta de avisos». «En los abandonos da igual ocho que 80, no hay nadie buscándole y faltan avisos cuando se ve al perro. Cuando tiene familia la familia solo quiere ayudar, y con un familiar que se mata por su perro nosotros nos matamos con ellos», incide Mónica.
Con las pérdidas hay que lidiar también con el estado anímico de la familia: «A veces hay que levantarles la moral. Esos perritos, además de estar en la calle, de la inseguridad de si le ha pasado algo, si le han atropellado, si le ha picado una víbora, etc.,. Lo más difícil es hacerle una rutina, una vez que tienes al animal bajo una rutina te da igual si tiene o no tiene familia».
Las ganas de ayudar pueden llevar a quienes buscan a un perro a dificultar su rescate. «Cada perro es diferente, por eso siempre hay que seguir las indicaciones que se dan. Igual hay perros que te indican que vayas a pasear por la zona con tu perro porque son muy sociables y se pueden acerca, otros será lo contrario porque no le gustan los perros. Lo principal es no perseguirle, no llamarle, no gritarle. Si le gritas te va a ver y, como está asustado, se va a ir corriendo. A lo mejor estaba en una zona localizada y le pierdes la pista otra vez. Si le ves, avisa. Con un aviso se hace maravillas», reitera Leire.
«Cuando le pones comida en muchos lugares diferentes al perro lo que haces es que coma de muchos sitios y no coma en el punto que has puesto para rutinarle y cogerle. Es mejor no poner comida, porque si no, no se le puede recoger. La gente piensa que pasan hambre, pero son muy listos y encuentran comida rápido: de colonias de gatos, de basuras…», explican desde Salvamento Animal Burgos.
Y aunque los accidentes ocurren y hay casos en los que no se puede hacer nada por evitar la pérdida del animal también existe una serie de recomendaciones para intentar evitarlas. «La primera recomendación es saber cómo es tu perro», indica Leire. «Trabajo con perros y veo a mucha gente que tiene perros que son muy miedosos y los llevan con arneses y correas que no son para perros de ese tipo. Hay arneses maravillosos que son antiescape para perros con miedo. Los arneses o collares sueltos son muy sencillos para ello,s para salirse con cualquier cosa que les asuste. El GPS es fundamenta y lo mejor, porque sabes dónde está. Una chapa identificativa no está de más, con el nombre y un teléfono. Si lleva chapa y se te escapa y lo coge alguien te van a llamar más rápidamente y el perro va a estar menos tiempo desaparecido», continúa.
Mónica interrumpe en ese momento a su compañera para indicar que lo peor para los perros miedosos son las correas extensibles. «Si escucha un petardo, un golpe de un coche, un frenazo, da un tirón y sale corriendo con la correa detrás de él haciendo 'claclaclacla'. Ese perro va a estar cada vez más asustado porque detrás de él tiene algo que le está persiguiendo», asegura.
Y aunque es complicado, dejan un dato que puede servir en los momentos iniciales tras una pérdida o escape: «Los perros siempre vuelven al lugar donde se ha perdido. Al vehículo, a la casa o al último sitio donde pierden de vista a su familia. Hay que tenerlo en cuenta».
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