Un pueblo de Burgos ilumina la Navidad con árboles de ganchillo hechos a mano

Dos árboles de ganchillo han iluminado la Navidad en La Gallega, un pequeño pueblo de Burgos de unos 42 habitantes que consigue unirse para sacar adelante iniciativas que dinamicen la vida de sus vecinos.

La inauguración de esta obra de ganchillo, completamente artesanal y creada por los vecinos, supuso un ejemplo de unión y creatividad colectiva desde el momento de su concepción. Se comenzó a elaborar en verano por parte de generaciones de mujeres unidas por este hecho.

En este pequeño pueblo de la provincia de Burgos el espíritu de la Navidad ha cobrado vida de una manera entrañable. Aprovechando este puente de la Constitución, los vecinos de La Gallega se reunieron en la plaza Mayor para asistir al encendido de dos árboles de Navidad hechos completamente con ganchillo. Una obra artesanal de casi seis metros de altura, junto a otro más pequeño, que ya se ha convertido en el orgullo del pueblo.

El evento, lleno de emoción y simbolismo, fue más que un simple encendido de luces, fue un acto de hermanamiento, algo que ha significado este proyecto desde el principio. Horas antes del momento clave, los vecinos, sobre todo mujeres, estuvieron trabajando para colocar esa tela de metros y metros de ganchillo en la estructura metálica que había hecho el alcalde del pueblo, Francisco Peñas.

Se colocaron también imitaciones de regales hechos con ganchillo, una estrella también de ganchillo y otra estrella más elaborada por otro vecino. A la hora señalada, todos los presentes participaron en la iluminación de ambas estructuras, bañando la plaza con una cálida luz navideña. Los villancicos y el champán también llenaron el aire.

Estos árboles de ganchillo son más que un adorno navideño, son el resultado del esfuerzo conjunto de las mujeres de varias generaciones del pueblo que durante meses se han unido para tejer cada una de las piezas que lo componen.

La iniciativa comenzó en verano, en ese momento había más afluencia de mujeres, pero desde sus casas y durante el otoño la iniciativa ha seguido. En verano también adornaron las calles del pueblo con más ganchillo, algo que ya llamó la atención por su originalidad.

El proyecto se ha convertido en algo especial, algo que representa la comunidad. La preparación ha sido un verdadero ejercicio de cooperación y aprendizaje, donde las más experimentadas han enseñado a las más jóvenes y donde han compartido tardes de risas y anécdotas y algún que otro dolor de cabeza, según reconoce Pilar Martínez, la mujer que propuso al alcalde y a Juan Carlos Bueno, presidente de la Asociación Cultural Salgüero. Tanto el Ayuntamiento como la asociación han colaborado con materiales y apoyo logístico.

Este acto también fue un símbolo de hermanamiento en un pequeño pueblo, pero lleno de vida. Este tipo de iniciativas ayudan a fortalecer los lazos comunitarios y ofrecen una ventana de esperanza para los pueblos del medio rural, que luchan por la dinamización.

El árbol no solo embellece el pueblo, también pone en el mapa este rincón de Burgos, atrayendo miradas y despertando el interés en quienes buscan destinos con encanto y autenticidad.

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