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Ana Peña es propietaria de la casa rural La Toba en Bezana. BC
Burgaleses ante el coronavirus: «No nos obligan a cerrar pero podemos abrir solo para grupos de cuatro personas de Burgos»
Burgaleses ante el coronavirus

«No nos obligan a cerrar pero podemos abrir solo para grupos de cuatro personas de Burgos»

Ana Peña, propietaria de la casa rural La Toba de Bezana ·

Ana Peña tiene su casa rural cerrada desde septiembre pero confía en que, para verano, se pueda recuperar la actividad | Se mantiene a flote gracias a los ahorros porque la pandemia es solo un paréntesis, de lo contrario, tendría que cerrar

Lunes, 8 de febrero 2021, 08:09

Ana Peña lleva dos décadas con su negocio de casa rural en Bezana (La Toba) y nunca había vivido una situación como la actual, y no solo desde el punto de vista de la pandemia. «A mí me dio mucho bajón cuando empezó porque vi ... que se paraba todo», recuerda. «El año empezaba muy bien, parecía que venía con fuerza, pero en marzo fue un bajón, veías todo muy negro». Ahora, Ana lo tiene más asumido, en parte porque está convencida de que esta situación es solo un paréntesis, que podrá volver a trabajar y confía que en verano la situación esté más normalizada.

Cuando estalló la pandemia, «tenía muchísimas reservas hasta septiembre. Automáticamente se cancelaron todas» y tocó devolver los anticipos. «No se sabía qué iba a pasar». Luego, llegó el verano, que ha sido especialmente bueno para ella. «La gente estaba como loca por salir e ir a las casas rurales», recuerda. Sin embargo, despertaron del sueño en septiembre. Volvieron las cancelaciones, de la mano de las restricciones y los cierres perimetrales. Ana asegura que «realmente no nos obligan a cerrar, pero solo podemos abrir para grupos de cuatro y de Burgos».

Y es que a las casas rurales de Burgos les afectan varias de las restricciones impuestas para frenar la covid-19. En primer lugar, el cierre perimetral de Castilla y León, un golpe muy duro para los negocios de turismo rural, cuyos principales clientes son porque ejemplo de Bilbao o Madrid, como en el caso de la casa rural de Ana. Luego está el cierre perimetral de las provincias, lo que reduce los clientes a burgaleses. «La Comunidad de Madrid tiene tanta gente en la capital que una casa en la sierra seguro que funciona», admite.

Sin embargo, la situación no es ni remotamente parecida en Burgos, una ciudad mucho más pequeña en la que muchos tienen pueblo. «Se ve gente, el fin de semana, dando paseos por el monte y actividad en la zona rural, pero no se hospedan». Y, además, no se permiten las reuniones de no convivientes superiores a las cuatro personas, así que las posibilidades de negocio se reducen a la mínima expresión. «Tengo la casa cerrada desde septiembre y hasta mayo, porque esto no tiene pinta de mejorar hasta después de Semana Santa», afirma.

Y mientras se recupera la actividad, toca tirar de lo ahorrado «Si no tienes ahorros, mal». Las ayudas por cese de actividad o reducción de ingresos «justo, justo, igual te da para cubir los gastos de una casa cerrada pero no para vivir». En su caso, Ana vive de la casa rural, es su única fuente de ingresos, así que vive de las reservas. «Si esto se alarga mucho... prefiero no pensar. Yo tenía la esperanza de Semana Santa, pero firmo ahora para que en verano empecemos a funcionar». De todos modos, Ana Peña mantiene el ánimo alto. «Como es un paréntesis, tiro de lo que tengo ahorrado pero si sabes que esto se va a alargar pues hay que cerrar y empezar en otro lado».

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