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El turismo se reactivó en verano, pero sin grades números. PCR
Hoteles y turismo rural le ponen ojitos al verano tras un año desolador

Hoteles y turismo rural le ponen ojitos al verano tras un año desolador

El sector turístico confía en recuperar el pulso este verano, dando ya por perdida la Semana Santa y los puentes de primavera por las restricciones de movilidad | El 2020 ha sido un año muy complicado, marcado por los cierres, los ERTE y la incertidumbre, con caídas del 60% en viajeros y pernoctaciones

Lunes, 8 de febrero 2021, 08:09

Se les puede considerar un daño colateral. Mientras la hostelería (restaurantes, cafeterías, bares...) está siendo objeto reiterado de las restricciones frente a la covid-19, con cierres, semicierres y reducciones de aforo, los hoteles y el turismo rural son golpeados de manera indirecta por la ... crisis sanitaria. Como afirman los propios afectados, salvo durante el confinamiento, no les han obligado a cerrar. Los negocios han podido seguir abiertos, pero el golpe ha venido por el 'cierre de fronteras'.

El turismo internacional se ha paralizado y el nacional está muy condicionado por las restricciones de movilidad. El cierre perimentral de la comunidad autónoma y, ahora, el de las provincias, limitan las posibilidades de clientes. Más allá de restricciones de aforo, que también las sufren, o del miedo que puedan tener los clientes a compartir espacio con no convivientes (pese a que se garantizan todas las medidas de protección y son espacios seguros), si se restringe la movilidad es imposible que el turista llegue.

Por ese motivo, hoteles y turismo rural tienen la vista puesta en el verano, dando ya por perdida la Semana Santa, que es el arranque de la temporada. El primer trimestre del año suele ser muy flojo, de transición, pero la Pascua es al primera cita potente y, de ahí, llegan los puentes (23 de abril, 1 de mayo), la primavera y la actividad se va sosteniendo hasta la campaña estival. Sin embargo, en este año todo está en el aire. Y es que, recuerda el sector, el cierre perimetral de Castilla y León está aprobado hasta el fin del estado de alarma (el 9 de mayo) y nadie sabe cómo estará la movilidad en primavera.

«Estamos muy quemados», afirma Luis Mata, vicepresidente de la Federación Provincial de Hostelería de Burgos y propietario del Hotel Norte y Londres. Y no solo por las restricciones. «Estamos viendo que no llega la inmunidad de rebaño y que podemos perder la temporada de verano», se lamenta. Y es que no es lo mismo que la vacunación esté avanzada para mayo o junio que se retrase para octubre. Sería un nuevo golpe para un sector muy castigado, al que «las ayudas siguen sin llegar».

En estos momentos, en cuanto a los hoteles de Burgos, la mayoría están cerrados y los que están abiertos, con servicios mínimos. En cifras, hablaríamos de que están cerradas el 80% de las camas de la ciudad y la ocupación media actual de las abiertas es menor del 20%. Si no hay turistas, no hay negocio. E igual están en el ámbito del turismo rural, pues no se puede vivir únicamente del visitante burgalés, ni siquiera del castellano y leonés, que es a lo que se está obligando con los cierres perimetrales.

Desplome de actividad

Así que, hasta que no se levanten las restricciones de movilidad, no hay mucho que hacer. Y el sector necesita empezar a ver la luz al final del túnel pues 2020 ha sido un año desastroso. Lo cantan los datos, con caídas de más del 60% en turistas y pernoctaciones. En todo 2020, los hoteles burgaleses recibieron 318.399 viajeros, lo que supone una reducción del 64% con respecto al año anterior, cuando se alcanzó la cifra de 890.500. Y las pernoctaciones bajaron del 1,2 millones a 457.662, también con un descenso del 62%, según los datos del INE.

El mes con mayor actividad fue agosto, con 50.351 visitantes, pero nada que ver con los más de 130.000 que se recibieron en 2019, con casi 200.000 pernoctaciones frente a las 93.000 gestionadas el pasado año. Y, claro, esa deriva se refleja también en el número de establecimientos abiertos. Al finalizar 2019 eran 192 los hoteles que funcionaban en Burgos, con más de 8.000 plazas habilitadas, que daban empleo casi a un millar de personas. A cierre de 2020, los establecimientos eran 86, con la mitad de plazas disponibles, y poco más de 300 trabajadores.

Hotel Norte y Londre de Burgos. RRh

'Arca de Noé', un proyecto satisfactorio

El Hotel Norte y Londres fue el establecimiento de Burgos que se sumó al proyecto 'Arca de Noé' de la Junta de Castilla y León para acoger a contagiados por la covid-19 que, por motivos personales o familiares, necesitasen un alojamiento para pasar la cuarentena. Y la experiencia ha sido muy satisfactorio.

Su propietario, Luis Mata, asegura que la iniciativa funcionó muy bien. Tuvieron una ocupación media de 18 habitaciones diarias en los peores momentos de la segunda ola y «el servicio estaba muy bien valorado». Por ese motivo no entiende por qué la Junta decidió suspenderlo el pasado 5 de enero, pues a día de hoy siguen recibiendo llamadas pidiendo información y solicitando reservar una habitación.

Los usuarios del servicio, normalmente españoles de entre 40 y 50 años que tenían miedo a contagiar a padres o familiares de riesgo, se han comportado muy bien. «Han sido muy responsables», entendiendo que no estaban en un alojamiento hotelero al uso, sino bajo un servicio de cuarentena, qeu han agradecido.

«Tengo flores, bombones y pastas del pueblo... todos los que quieras», ha afirmado Mata, pues los agradecimientos han sido constantes. Además, a título individual, el personal del hotel está muy satisfecho por poder haber contribuido con su trabajo. «Se exponen pero es una labor social y es muy satisfactorio», insiste. «Si puedes ayudar, la conciencia se te alegra», sobre todo en un momento tan complicado como el que se vive por culpa de la pandemia de la covid-19.

En cuanto al turismo rural, las cifras suelen ser más modestas pero las caídas son igual de destacadas. El pasado año recibieron 39.848 visitantes frente a los 110.117 del año anterior, lo que supone un 64% menos de turistas, mientras que las pernoctaciones cayeron un 56,7%, con 107.486 frente a las 248.438 de 2019. Agosto fue el mes con mayor actividad, y estamos hablando de 10.658 viajeros, aunque las pernoctaciones fueron mayores, con 38.234. Y es que en verano, principalmente en agosto, la gente se animó mucho a hacer turismo rural, buscando una salida tras meses de confinamiento y lugares mucho más seguros, al aire libre.

Una situación que podría repetirse este año, si para entonces se han levantado las restricciones de movilidad y se permiten los viajes turísticos, incluso con familia y amigos. Todo dependerá de cómo evolucione la pandemia, principalmente la vacunación. Cuentan con el turista nacional, al extranjero todavía no esperaban verle por nuestro país. Pero el sector turístico necesita poder ir retomando la normalidad. Sin actividad, no hay ingresos, recuerdan. Pero los gastos ordinarios, los recibos, siguen llegando puntualmente.

Además, recuerdan que la recuperación de la actividad no solo les beneficiar a ellos. El hecho de que se retome el turismo, aunque sea con mil y una precauciones, reactiva la hostelería, el comercio, la actividad cultural y todo lo que se asocia a un viaje de placer. Así que, hoteles y turismo rural confían en que el verano sea, no solo un alto en el camino como en 2020, sino el principio del fin de este impasse, que está dejando una cicatriz difícil de olvidar para hoteles y turismo rural.

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