Los municipios del alfoz edulcoran la pérdida de población de Burgos, que merma hasta los 356.985 habitantes

Y es que localidades como Alfoz de Quintanadueñas, Arcos, Cardeñadijo, Cardeñajimeno o Villagonzalo Pedernales son ejemplos de la situación provincial, pues estas localidades, situadas a escasos kilómetros de la capital, han vuelto a crecer en número de habitantes. A 1 de enero de 2019 (el Instituto Nacional de Estadística hace oficial los datos, aunque en el primer semestre publica una orientación de cómo puede ir el año), estos cinco municipios suman ya 8.121 vecinos por los 7.890 del año anterior, lo que supone un incremento de 231 personas en 365 días. Esos datos sorprenden más si se comparan con las cifras de hace 20 años, cuando entre las cinco localidades sumaban 2.537 vecinos. Un aumento superior a las 5.500 personas, que sirve para frenar, aunque no detener, la sangría de pérdida de habitantes.

Y es que la provincia encadena el octavo año consecutivo de descensos. Fue en 2011 cuando Burgos alcanzó los 375.657 habitantes. Desde entonces, esa cantidad ha ido en un continuo descenso que, de momento, se ha parado en los 356.958 habitantes que reflejan los datos oficiales de 2019. De esta forma se vuelven a las cifras que registraba la provincia a mediados de la primera década del siglo, cuando la tendencia era positiva. Ahora esa situación se ha revertido y la provincia ya se acerca a los 347.218 burgaleses de 1999.

En la capital, la tendencia negativa se acrecenta también en el inicio de 2019 y pierde cien habitantes en un año. Aunque en 2018 hubo un pequeño repunte, ya queda lejos la cifra de 2012, cuando la capital alcanzó los casi 180.000 ciudadanos. En siete años, Burgos se ha olvidado de llegar hasta ese número y ahora suma 175.821 vecinos.

Por su parte, Miranda de Ebro y Aranda de Duero incrementan ligeramente su población y continúan al margen de la despoblación que azota a la provincia y a la región. Miranda suma 55 vecinos más y alcanza los 35.522, mientras que Aranda se sitúa con 32.856 habitantes tras registrar un avance de 333 personas en un año.

Por el contrario, municipios importantes de la provincia como Briviesca, Medina de Pomar, Villarcayo y Valle de Mena no son ajenos a la problemática de la España Vaciada y continúan con la caída demográfica. Briviesca se establece en los 6.595 habitantes (6.675 en 2018), mientras que Medina de Pomar baja hasta los 5.728 (5.816). Villarcayo y Valle de Mena sufren ligeros descensos y contaban a 1 de enero de 2019 con 4.097 y 3.726 habitantes.

Los datos del INE confirman que Castilla y León es la comunidad que más empadronados perdió en el último año en dato absoluto, con 9.616, que deja a la comunidad con 2.399.548 personas. En dato relativo, Castilla y León se dejó en el último año el 0,4% de su padrón, que aunque negativo modera la caída de los últimos años: -0,69 de 2018, el -0,89 del 2017 y el -0,99 del 2016.

Y aunque el padrón de la comunidad adelgaza cada año, en un goteo que no cesa, también se ha moderado el dato absoluto, tras perder 24.533 empadronados en el 2016, con 21.718 en 2017 y 16.637 el pasado año.

En la caída en Castilla y León, solo se salvó la provincia soriana, que ganó 36 vecinos. También la capital soriana ganó 286 empadronados, hasta 39.398, la segunda capital con menos habitantes de España sólo por detrás de Teruel, con 35.890.

Por contra Zamora encabezó la pérdida de habitantes del padrón del conjunto nacional, ya que a 1 de enero del 2019 tenía un 1,15% menos de empadronados, 2.010 vecinos menos que dejan en 172.539 las personas que viven en ese territorio. Su capital, Zamora ha perdido en el último año 421 vecinos, el 0,68% y se queda con 61.406.