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Varias monjas de Belorado en los Juzgados de Burgos. Ricardo Ordóñez /Ical
Las monjas cismáticas cambian a Pablo Rojas por el exnuncio Viganò, opositor al Papa

Las monjas cismáticas cambian a Pablo Rojas por el exnuncio Viganò, opositor al Papa

Las bases del manifiesto del que fuera nuncio en Estados Unidos hablan de la acción «clandestina» de la Iglesia desde el Vaticano II y de tramas de sectas masónicas en el papado de Francisco

Sábado, 29 de junio 2024, 19:04

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Las monjas excomulgadas han cambiado de obispo; echaron del convento al estrafalario Pablo Rojas y a su monaguillo, Francisco José Ceacero, y se han unido a la causa del arzobispo Carlo María Viganò, que fue nuncio del Vaticano en Estados Unidos y que acusa al Papa Francisco de «hereje y cismático» y pide que sea relevado. El prelado italiano se enfrenta también a la excomunión.

Unirse a Vigano parece la intención de las exreligiosas, o al menos es lo que dan a entender en sus 'stories' de Instagram, ya que recientemente han expresado su apoyo al díscolo exnuncio. Porque, como dicen Viganò y las diez mujeres de Belorado, ellos son la iglesia de verdad, la de «la Tradición doctrinal, moral y litúrgica ininterrumpida», desde Pio XII.

Misma conducta

Carlo María Viganò ha seguido la misma conducta que las mujeres encastilladas en La Bretonera: el jueves pasado estaba citado a declarar en el Dicasterio de Doctrina de la Fe; pero se negó a ir y dijo que el Vaticano le estaba procesando por cisma.

La exabadesa, Laura García de Viedma, podría suscribir una por una todas las palabras del exnuncio: «El Concilio representa el cáncer ideológico, teológico, moral y litúrgico del que la 'iglesia sinodal' bergogliana es una metástasis necesaria».

Las exmonjas han pasado de rendirse a las doctrinas de Rojas y Ceacero, a los que la exabadesa ha manipulado para convertirlos en foco mediático y preparar sus estrategias para que sus hermanas de fe y ella se pudieran quedar con las propiedades eclesiales a través de asociaciones civiles.

Expulsados del convento

Expulsados del convento, Rojas ha dicho que hablará en su día de lo ocurrido, los dos presuntos obispo y sacerdote, emerge la figura de Viganò, un referente en el planeta del sedevacantismo.

La Iglesia vive tiempos convulsos. Siempre los ha vivido, desde que entre judíos y romanos asesinaran en la cruz a Jesús, pasando por las iglesias fundadas por Pablo de Tarso, Pedro y Bernabé que fueron el germen de la Católica Apostólica y Romana, hasta nuestros días.

Pero cuando más beligerante ha sido el conservadurismo ha sido en el pontificado de Francisco que ha sido, para los sectores progresistas de la Iglesia, «una primavera, un soplo de aire en una institución muy rancia a la que le ha costado mucho aceptar el Vaticano II», tanto que tiene muchos detractores.

Uno de ellos es Viganò que tiene abierto un proceso en Roma; a este nuncio se le vincula con Donald Trump y Steve Bannon. Poco tardarían las exreligiosas de La Bretonera en unirse a los lefebvrianos. Pero los puentes que tendió Benedicto XVI para que vuelvan a la Iglesia, es un freno para las exmonjas.

O la Iglesia siro-malabar de India que celebra con el rito preconciliar… Incluso la iglesia de El Palmar de Troya. Por cierto, que el convento de la Bretonera cada vez es más un calco al recinto privado sevillano.

Las exmonjas de Belorado no han hablado, todavía, de masonería tras el Vaticano II, pero si siguen los postulados de Viganò, lo harán pronto. Mientras el Papa Francisco y el arzobispo de Burgos, monseñor Mario Iceta, proclaman en sus homilías por la fiesta de San Pedro y San Pablo la necesidad construir una Iglesia y una sociedad de puertas abiertas, otros las cierran.

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