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El chacolí de Miranda sigue vivo. La bodega Término de Miranda, que años atrás se atrevió a recuperar los vinos tradicionales de la zona norte de la provincia, generando una enorme polémica con las denominaciones de origen vascas, ultima una nueva vendimia con el ... objetivo de mantenerse en un mercado extremadamente complejo.
En este sentido, la recolección de la uva en estas latitudes es siempre tardía, o al menos, más que en los viñedos de Ribera del Duero o Arlanza. Sin embargo, este año se ha retrasado incluso un poco más. Y es que, tal y como explica Koldo Madariaga, uno de los responsables de la bodega, la uva no había alcanzado la mejor graduación posible. Así, y a la vista de que las viñas «estaban muy sanas», se decidió dar un poco más de tiempo para la maduración.
Así, está previsto que este fin de semana se lleve a cabo el grueso de la vendimia en las poco más de 10 hectáreas de viñedos de las que dispone la bodega. Con esa materia prima, la bodega confía en sacar al mercado unas 50.000 botellas, esto es, una producción muy similar a la de años anteriores.
Y es que, tal y como señala Madariaga, el objetivo pasa ahora mismo por «consolidar» sus productos en el mercado local. Ese, iniste, es el primer paso, y de momento, no hay visos de crecimiento a corto plazo. «Mientras no nos salga una gran oportunidad», dar un salto cuantitativo resulta muy arriesgado, subraya Madariaga al tiempo que reconoce las dificultades que se están encontrando para ampliar el mercado.
Unas dificultades que no vienen por la guerra abierta tiempo atrás por el propio Gobierno Vasco, que rechazó la posibilidad de que los caldos de Término de Miranda respondieran al apelativo 'chacolí'. Ese capítulo, asegura Madariaga, parece haber pasado. «Fue muy duro en los primeros momentos, pero mientras no entremos en competencia directa, nos están dejando».
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Así, asegura, las dificultades vienen derivadas de la escasa apuesta por el producto local. «Cuesta mucho que la gente deje de beber lo que lleva bebiendo toda la vida y apueste por lo local», asegura Madariaga al tiempo que insiste en que «no se trata de defender una empresa, sino un producto tradicional que podría tener un recorrido económico». Un producto tradicional que, además, «gusta» e incluso ha recibido pequeños reconocimientos en los últimos años. Eso sí, el propio Madariaga asegura que todavía tienen que «mejorar» muchos aspectos, sobre todo en la comercialización.
Con todo, en los últimos años se han ido incorporando nuevas propuestas a la carta de productos de la bodega y, además de chacolí, también comercializan un verdejo, zurracapote (una bebida tradicional de Miranda en Semana Santa) y un vermú. Este ha sido el último en llegar y, a pesar de tener una producción a pequeña escala, «está funcionando bien».
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