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Con el inicio de un nuevo año emerge el momento perfecto de esbozar nuevos propósitos, ideas y rumbos que a buen seguro deparan grandes destinos; pero si hay historias que no cambian, todas ellas están relacionadas con tradiciones arraigadas como la visita anual de los tres Magos de Oriente, siempre cargados de regalos. Desde tierra persa, este domingo, 5 de enero, los Reyes Magos llegaron de nuevo a territorio español y, pese a la rapidez de su visita, su poder omnipresente les permitió, un año más, desfilar por innumerables municipios, Miranda de Ebro incluida.
Puntuales a la cita, los tres soberanos llegaron a la ciudad del Ebro a las 18:00 horas y, como suele ser habitual, lo hicieron en tren, en esta ocasión, de la serie 470, tal y como informó la propia Renfe. La estación de trenes se convertía, una vez más, en el punto de partida de una cabalgata que conectó el germen de la industrialización mirandesa con la magia de una noche muy especial.
Los Reyes Magos volvieron a desfilar por las calles de Miranda lanzando hasta 1.200 kilos de caramelos sin gluten que anticipaban la opulencia de lo que estaba por venir. Precedidos por las melodías navideñas interpretadas por la Banda Municipal de Música, por los grupos folklóricos 'Jacinto Sarmiento' y 'Familia Castellana', así como por el tradicional rugir de la motos del grupo GRAM04 y las sirenas de los Bomberos, Sus Majestades desfilaron por la calle de la Estación hasta arribar al histórico foro mirandés.
Melchor fue el primero en irrumpir en una Plaza de España más vacía de lo habitual a su llegada, sentado sobre una carroza que reemplazó el motor del tren por el del tractor encargado de remolcar la obra de los grupos carroceros Arco Iris, Más que Matillas y Trotamundos. Tras él, Gaspar y Baltasar, así como un desfile de escolares de Las Matillas, Los Ángeles y el Príncipe de España poco a poco fueron poblando las inmediaciones del casco histórico mirandés.
Y es que, en la Plaza de España un Belén Viviente marcaría la última parada del recorrido. Los Reyes participaron en la tradicional «adoración», antes de saludar desde el balcón del Ayuntamiento a los centenares de vecinos que secundaron la Cabalgata. Posteriormente, bajo los soportales de la Casa Consistorial, los tres soberanos atendieron a todos los niños y niñas que quisieron expresarles sus deseos en persona.
La noche del 5 de enero culminaba con una visita al Hospital Santiago Apóstol, donde Sus Majestades llevaron regalos a los menores hospitalizados. Un gesto que cerró una jornada marcada por la tradición, dando paso a una noche donde los Reyes hicieron su magia.
Bien adentrado este 6 de enero, la festividad continuará con la visita de los Reyes Magos a varias residencias de mayores de la ciudad. Mientras tanto, en los hogares, miles de niños van descubriendo los regalos que Melchor, Gaspar y Baltasar dejaron la pasada noche bajo los abetos navideños. Muchas otras familias, por su parte, se reunirán para compartir una ultima comida navideña que, previsiblemente, culminará con el tradicional Roscón de Reyes.
Concluyen así los excesos propios de una época que antecede la ejecución de los propósitos. Quizá el del gimnasio sea uno de los más repetidos.
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