Un recuerdo eterno para el hombre que hizo posible el cine en Miranda

El certamen entrega varios premios. En esta edición, la cuarta, debido a las limitaciones presupuestarias que ha provocado la pandemia de la covid-19, entregarán dos premios. El del jurado y el del público. Es este último el que ahora llevará el nombre 'Íñigo Acha'.

«Teníamos mucha relación con Íñigo. Cuando comenzamos con el certamen de cortos, además, trabajó mucho en las proyecciones que hacíamos en el cine Novedades. Más que una sala, sentíamos al Novedades como algo propio. Todos quedamos muy tocados con su muerte», explica Rubén Marín, de la Asociación de Amigos Rafael Izquierdo.

Este es el único premio con nombre, pero tenían claro que tenía que llamarse así. Más aún al tratarse de un concurso cinematográfico. Acha fue un apasionado del cine, un comprometido de llevarlo, proyectarlo y mantenerlo en Miranda, todos los días, excepto los jueves, pero si era festivo también había proyección. Fue su padre, Emilio, el que abrió el cine. Toda la familia se encargó de la restauración y acondicionamiento del edificio cuando llegaron a Miranda. Cuando su padre comenzó a ceder el control, Íñigo y su hermana Marisa comenzaron a hacerse cargo del cine. El único que había en Miranda.

La vida le puso en esa tesitura y asumió el reto, él era ingeniero forestal. Y así lo hizo, sacó adelante el reto que su padre había querido tanto, el proyecto de toda la familia, el cine Novedades. El cine fue el centro de su vida. Tanto fue así que se mudó a vivir cerca del cine para acudir rápidamente a mirar la temperatura, triangular el sonido, comprobar que todo esté correcto. Quiso llevar el cine de Miranda a lo máximo.

Miranda no lo olvida. En los días posteriores a su fallecimiento la puerta del cine se llenó de flores, lo mismo ocurrió el día de su cumpleaños. Ahora este concurso de cortos local lo recordará siempre. «Se le quiere un montón. Era un loco del cine con un negocio. El día de su muerte estaba viendo 'Intemperie' (Benito Zambrano, 2019). Me acostó y no me dormía. A la 1 de la mañana me levanté y fui al cine a comprobar que estuviese la esquela», así recuerda Rubén ese día cuando no podía asimilar lo ocurrido. Esos momentos que marcan la vida y permanecen en el recuerdo.

«Nos parece mentira que, después de dos años, la gente le quiera tener presente. Es muy emocionante saber que una persona ha dejado tanta huella en la ciudad. Estamos muy agradecidas», explica una hermana de Íñigo. «Esta misma asociación también gestionó todo para que Íñigo saliera este año en la ceremonia de los Goya», añaden.