El acusado del asesinato del escayolista de Miranda, D. D. J., en la Audiencia Provincial de Burgos. ÁMC
Sucesos Burgos

La Policía certifica que el acusado salió de su casa con la pistola y mató al escayolista de Miranda

Las investigaciones en la vivienda del fallecido desvelan que hubo sangre en varios objetos y habitaciones de la casa, aunque no se halló en el suelo del pasillo donde se produjo el disparo

Miércoles, 24 de noviembre 2021, 19:37

«Por las conversaciones telefónicas es bastante evidente que D. D. J. ha matado al vecino de abajo». Así lo han afirmado varios policías este miércoles en la tercera sesión del juicio por la muerte del escayolista de Miranda, el 26 de abril de ... 2019, por el que el acusado de asesinato, en prisión desde mayo de ese año, se enfrenta a penas de 20 años solicitados por Fiscalía y hasta 22 por la acusación particular.

Publicidad

La jornada de este miércoles ha estado marcada por la declaración de los agentes de policía que participaron en la investigación de la desaparición y muerte de F. J. M. G., cuyo cadáver apareció días más tarde en la laguna de Montañana. Una testificación que ha estado apoyada por las conversaciones telefónicas que se produjeron entre D. D. J. y sus familiares, al estar intervenidos sus teléfonos por el Equipo de Delincuencia Organizada y Antidroga (EDOA) de la Guardia Civil de Segovia al ser investigados por un posible delito de tráfico de drogas.

Precisamente esas escuchas, «en las que se sospechaba de la muerte», fueron derivadas del Juzgado de Segovia al de Miranda para una nueva diligencia. «No tengo dudas de que D. D. J. bajó hasta el octavo piso con la pistola», ha apuntado un guardia civil de la Comandancia de Segovia, que ha reiterado que en el acusado de asesinato era «habitual que hablara por teléfono de una forma violenta». «Dependía del día y de lo que hubiera consumido, pero sabía lo que decía», ha continuado.

«Tres días antes de los hechos, D. D. J. tuvo una discusión con su hermano (S. D. J.). Siempre estaban discutiendo. Ahí se escucha que guardaban todo en el octavo (piso de la víctima) que también llamaban 'la cueva'. Es normal que se utilice una determinada terminología. Si piensan que tienen los teléfonos pinchados, nadie dice que la barra de pan era por un kilo de cocaína», han afirmado los agentes.

El listado de grabaciones ha sido amplio esta mañana en la Audiencia Provincial de Burgos. En una de ellas se escucha hablar a la madre con la mujer de D. D. J. ante la preocupación de esta última al estar su marido fuera de casa con una pistola.

Publicidad

El historial de llamadas incluye varias conversaciones entre los padres del acusado de asesinato. Una de ellas se produjo a las 1:31 horas del 27 de abril, una vez que F. J. M. G. ya hubiera fallecido, y en la que el padre le pide un hule a su mujer. «O era para envolver a la víctima u objetos manchados», ha detallado el guardia civil del EDOA de Segovia.

Prácticamente a las 4:00 de la madrugada los dos progenitores tienen otra llamada «en la que olvidaron apagar los móviles». «Se escucha que arrastran algo o mueven cosas. Evidentemente no se puede determinar el qué», ha declarado el guardia civil.

Publicidad

Las intervenciones de los policías implicados en la investigación también han abordado las pruebas en la casa del fallecido. «En la inspección ocular no se ve nada de sangre. Se intuye que todo fue limpiado», ha agregado un policía nacional de la científica. «Echamos un producto químico que reacciona con el hierro de la sangre (luminol) y que reaccionó en bastantes lugares de la casa», ha proseguido.

«Descuido cotidiano»

«Se ve en el interruptor y la pared del pasillo, en el suelo de las habitaciones y en objetos de la entrada. No apareció gran cantidad de sangre y no se vio nada en el suelo del pasillo», ha reconocido el policía nacional, que también ha descrito los dos orificios de bala (pared del pasillo y puerta de entrada). La bala rebotó de la pared a la puerta, pero en ningún momento encontramos la bala ni el casquillo. También se hallaron restos de cocaína y hachís. Por lo demás era un descuido cotidiano», ha añadido.

Publicidad

El registro en la vivienda de F. J. M. G., antes de que se hallara su cuerpo en el Ebro, no aportó ninguna pista. «Accedimos después de que los bomberos nos abrieran desde el interior. Ellos entraron por la ventana. No había indicios de nada», ha afirmado el policía local que entró en la vivienda, junto al hermano y dos amigos del fallecido una vez que se denunció su desaparición.

Asimismo, otro Policía Nacional, el que registró la vivienda de la víctima, no descarta que hubiera una alfombra en el punto que fue disparado F. J. M. G.. «De ser así, es por eso que no apareciera sangre en el pasillo.

Publicidad

Por su parte, el encargado de registrar la casa del acusado de asesinato se centró en un falso fondo en una de las paredes y que «puede ser que fuera tapado recientemente y que se utilizara para guardar pistolas». «El arreglo es reciente, pero al tacto no estaba húmedo. En el interior había pintura y restos de munición», ha apostillado.

La tercera sesión del juicio ha concluido con la declaración del hijo de la víctima. «Mi padre perdió el trabajo por la crisis. Hacía algún trabajo en negro como escayolista. Teníamos una relación normal y nos veíamos una vez a la semana. No tenía conocimiento de que consumiera drogas. Yo nunca vi nada extraño en la casa», ha finalizado su hijo, que alguna vez había visto al presunto asesino de su padre en el bloque de pisos en el que vivían.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas

Publicidad