La noche de San Juan volvió a iluminar Miranda

Fugaz fue la noche de San Juan en Miranda de Ebro pero, sobre todo, fue mágica. Este domingo, 23 de junio, la ciudad del Ebro también celebraba «la noche más corta del año»; si bien es cierto que, coincidiendo con el solsticio de verano en el hemisferio norte, la noche más breve acontecía el pasado 20 de junio.

Sin embargo, la tradición más popular y pagana dicta una celebración de culto solar que la ciudad de Miranda de Ebro volvió a secundar. Y, como siempre, lo hizo apostando por varias fogatas que nuevamente congregaron a centenares de mirandeses y foráneos en torno al fuego.

Diversos fueron los escenarios escogidos para quemar un invierno vinculado a la oscuridad y dar la bienvenida a un verano todavía algo rezagado en la ciudad burgalesa. Entre los principales enclaves, destacó una vez más la hoguera de la Barriada de San Juan del Monte, que celebraba su efeméride junto a centenares de personas que allí vieron arder la enorme cabeza de una oca de papel maché desde poco antes de las 23:00 horas.

La fogata de El Crucero también fue respaldada, no sólo por los vecinos del barrio, sino también por multitud de mirandeses que no quisieron perderse el evento. Y es que desde las 20:00 horas la animación amenizó una espera que, tal y como afirmaban algunos de los presentes, «se ha pasado volando». La creatividad, sin duda, imperó en este escenario donde se prendieron las famosas cabañas de 'Los tres cerditos'.

También en el Poblado de Los Ángeles apostaron por el aspecto más ritual. «A las 22:00 horas será la hoguera que más suene porque nuestros tambores se encargan de ello», anunciaban. Y así fue: la Batucada Batuskirla puso ritmo a la hoguera de Fefasa.

Así las cosas, pasada la medianoche la festividad llegaba a su fin sin incidentes reseñables, gracias a un operativo de seguridad bien coordinado que incluyó la presencia de bomberos y fuerzas de seguridad locales. La divergencia, no obstante, partía de la fogata de El Casco Viejo, pues para sorpresa de muchos de los vecinos del barrio alguien la prendió en plena tarde descabalando la programación de un barrio —o más bien una calle: San Juan— en fiestas. Por suerte, la chocolatada nocturna devolvió el sabor a una noche algo agridulce en este aspecto.

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