La jornada del sábado en Miranda de Ebro fue fiel al guion que se había escrito. Desde hace varios años, la concejalía de festejos apuesta por unas fiestas que se vivan y disfruten en la calle y que sean para todos los públicos. Y los ... pronósticos se cumplieron.
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Los mirandeses salieron a las calles engalanadas y disfrutaron de todos los actos programados, con un tiempo que acompañó hasta bien entrada la noche, aunque con cierta sensación de bochorno.
La estrella de la mañana fue la VIII Feria Gastronómica en la que los mirandeses degustaron y compraron productos de todo tipo, tanto dulces como salados, en los puestos instalados a lo largo de la calle de la Estación donde algunos comerciantes, a pesar de venir de lejos, repiten cada año.
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Tal es el caso, por ejemplo, del puesto de pimentón de la Vera que confesaba, «se me da bien esta feria y al año que viene volveré». Aunque también cabe reseñar algunos productos típicamente mirandeses como son los relacionados con Término de Miranda -Chacolí, Verdejo, Vermut y Zurracapote-, así como el refresco mirandés Brain Apple que, según nos comentaban en su puesto, se está abriendo poco a poco camino por todo el territorio nacional.
El acto central de la fiesta es el Desfile de Carrozas por tratarse de unas construcciones típicamente mirandesas y porque gustan a pequeños y mayores. Por ello, se expusieron al final de la calle de la Estación desde la mañana y hasta que, a las 9 de la noche arrancaba un desfile inaugurado, como marca la tradición, por la Banda Municipal de Música bajo la batuta de Mª del Mar Magán. A ritmo de 'Educandos de Benejúzar', primero, y del pasodoble 'Pérez Bravo', después, desfiló por el circuito diseñado por las calles de la Estación y Ramón y Cajal.
Previamente, los carroceros, con esmero, colocaban sobre las carrozas a las niñas y niños que, ataviados para la ocasión, desfilarían subidos en ellas. Ir en una carroza es un orgullo y todo un privilegio y así lo hacían ver Amelia y Mario, dos hermanos que tenían la fortuna de ir cada uno sobre sendas carrozas del grupo Trotamundos. «Estamos muy contentos», celebraban. «Yo voy vestida de bañista en la carroza del flotador», apostillaba Amelia.
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Pero el desfile fue más largo de lo habitual. Y eso no estaba marcado en la escaleta. Incluso, hubo un momento en el que el propio desfile peligró porque, cuando apenas había cubierto sus primeros 200 metros, la tercera y última carroza sufrió un percance y se paró al tener un problema en el eje, que no le permitía desfilar en línea recta. También se le apagaron las luces. Y en ese momento, las caras de los integrantes del grupo Arco Iris se tornaron en tristeza y preocupación.
El público asistente, primero curioso, se arremolinó en torno a ellos y, enseguida, comenzó a dar aplausos de ánimo. Entonces, con los nervios más templados, viendo que la gente que abarrotaba la calle de la Estación quería que desfilasen, lograron ponerla en marcha y, aunque con dificultad, llegar hasta la zona de la tribuna de autoridades -frente al parque Antonio Machado- donde la carroza «Mamá, ¿puedo dormir contigo?» fue ovacionada nuevamente.
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Ahí es cuando se barajó la posibilidad de que un coche de la Policía Local la remolcase. Sin embargo, tirando de pundonor, el grupo carrocero, empujando y muy despacio consiguió dar la primera vuelta e incluso la segunda con la sorpresa añadida de que se proclamaban campeones absolutos de este desfile-concurso.
El jurado les otorgaba el primer premio del concurso así como el de iluminación y vestuario. Recogiendo el León de Oro de manos de la alcaldesa Aitana Hernando, las lágrimas volvían a sus rostros, en esta ocasión, lágrimas de emoción y alegría. La recompensa al trabajo de tantos meses se veía compensada.
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Y es que, aunque a diferencia de Trotamundos, Arco Iris concurría al desfile con una única carroza, según comentaba Marcos Barrasa, integrante de este grupo carrocero, era como si fueran dos, debido a sus dimensiones de 20 metros de largo por 4,20 de ancho y 5,20 de alto, así como a la inclusión de aproximadamente 25.000 vatios de luz led e incandescente.
Euforia, sudor y lágrimas al margen, lo cierto es que las carrozas, que son el símbolo y emblema de estas fiestas patronales en honor a la Virgen de Altamira, no están atravesando sus mejores momentos. Tan solo dos grupos carroceros, con tres trabajos, se han animado a dar alegría y color a las calles de esta localidad del norte de la provincia de Burgos.
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Cabe destacar que ambos grupos han intentado lanzar un mensaje de alerta sobre lo que consideran un peligro de continuidad de las mismas. Así la carroza ganadora presentaba un aspecto tétrico, como el futuro que desde el grupo auguran, centrado en Halloween mientras que las del otro grupo, Trotamundos, que son los que más veces se han erigido en campeones de este desfile, también tenían un mensaje de preocupación que querían transmitir a los mirandeses aunque con dos temas totalmente distintos: «Aún seguimos a flote» y «Una Navidad diferente», aupada esta última con el segundo premio en las tres categorías.
Se trata de una alegoría de Navidad en la que aparecían algunos personajes Disney para transmitir un mensaje vinculado a la perpetuidad de las carrozas. «Una Navidad diferente» tenía una iluminación de 6 km de cableado y una tecnología de última generación en sus 500 últimos metros.
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El tercer premio, a juicio del jurado, recayó en «Aún seguimos a flote», carroza que con un «diseño atrevido», tal y como apuntan desde el propio grupo, quiere representar el sentir de este grupo respecto al futuro de las carrozas mirandesas.
Y tras el desfile, la fiesta continuó en la calle Cantabria con el concierto de Camela que congregó a cientos de personas de la localidad y foráneos que quisieron disfrutar de la noche mirandesa, con las txosnas que no daban abasto. Incluso alguna tuvo que colgar el cartel de «ya no hay bocadillos».
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Camela es atemporal. Por ello, niños, jóvenes y adultos entonaron sus canciones, especialmente esos grandes éxitos como «Sueño contigo» y «Cuando Zarpa el amor». Y es que cuando se escribió el guion de las fiestas, la organización tampoco sabía que Camela iba a estar en el candelero tras la victoria de la selección femenina de fútbol en el pasado Mundial y la fiesta de recibimiento que se organizó en Madrid, sobre todo, a raíz de conocerse que Jenni Hermoso, protagonista quizás a su pesar, es una de sus mejores fans.
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