El Consejo de Gobierno de la Junta de Castilla y León aprobó la declaración del monasterio de Santa María de Rioseco, en el municipio burgalés del Valle de Manzanedo, Bien de Interés Cultural (BIC) con categoría de Monumento, como recoge EFE. También delimita un entorno de protección, atendiendo al propio carácter y ubicación del monumento, como instrumento de preservación de la valiosa relación existente entre el monumento y el medio físico en que este se enclava.
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El origen de este monasterio cisterciense, localizado en el extremo norte de la provincia de Burgos, a orillas del río Ebro, en el valle de Manzanedo, se encuentra en un antiguo cenobio de fundación privada existente desde 1147 en Quintanajuar, en el Páramo de Masa.
A finales del siglo XII, el rey Alfonso VIII, en el marco de su política de pacificación en la frontera de Castilla con Navarra, ofrece a los monjes de Quintanajuar la posibilidad de trasladarse a San Cipriano Montes de Oca en la Rioja.
A comienzos del siglo XIII, la comunidad se traslada al valle de Manzanedo, en el emplazamiento definitivo del que llegará a convertirse en uno de los centros cistercienses «más importantes» de Castilla desde el punto de vista económico.
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