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José María García, el concejal de Repoblación, a la izquierda junto con María Espada y Allende Llórente, técnica de Proyecto Arraigo en Belorado. BC
«Ha mejorado mi calidad de vida, no echo de menos la ciudad»

«Ha mejorado mi calidad de vida, no echo de menos la ciudad»

María Espada, recién instalada en Belorado, está decidida a empezar una nueva vida a los 52 años con el objetivo de ser feliz

Domingo, 14 de agosto 2022, 09:13

Lo que necesitó María Espada para dar el paso de cambiar su vida fue asumir que el lugar en el que estaba, no le hacía feliz. «No es la vida que quiero llevar». Con estas palabras comenzó a los 52 años a buscar una salida ... a ese estado de frustración y fue en el Proyecto Arraigo donde encontró una alternativa. Un proyecto que consiste en atraer personas de la ciudad a los pequeños municipios para luchar contra la despoblación y sumar posibilidades a la España Vaciada.«Hace tres meses empecé a plantearme dejar Madrid e irme a vivir a un pueblo», comenta

Aunque originaria de Albacete, la vida le llevó a instalarse en la capital durante seis años cuando su hijo, del ejército aéreo, 'voló' del nido. «Hemos llegado al acuerdo tanto mi hijo como yo de que él haga su vida y yo la mía », comenta. La imposibilidad de vivir con su hijo, debido a su trabajo, y el ritmo frenético de la ciudad estaba lejos de lo que ella consideraba vida 'ideal'. Los pensamientos sobre abandonar esa rutina comenzaron a ser cada vez más recurrentes. «Me vi en Madrid, pagando 300 euros por una buhardilla como una sardina en lata, en un barrio que no me gustaba por el ambiente y en mi trabajo tuve unos cambios que me hicieron darme cuenta de que no era la vida que quería», resume.

«Para mí fue muy fácil decidirme porque venía con la idea de quedarme en un pueblo»

maría espada, albaceteña arraigada en belorado

Así, tan solo dos semanas de comenzar a interesarse por el Proyecto Arraigo, contactaron con ella para comentarle las posibilidades del entorno rural. En ese abanico de oportunidades emergió Belorado donde encontró las respuestas a sus necesidaedes. «Para mí fue muy fácil porque venía con la idea de quedarme en un pueblo», asegura. Con las ideas claras y la maleta hecha, abandonó la capital para instalarse en un municipio de menos de 2.000 habitantes en busca de tranquilidad. «Estoy aquí para vivir en calma», explica.

Valentía encubierta de libertad

Atrás deja un trabajo, convencida de que un empleo no es una cadena para permanecer atado a una ciudad. «En Madrid trabajaba en una cadena de ropa usada, obviamente aquí no puedo continuar, pero no es un problema para mí», asegura. Abierta a cualquier posibilidad, busca trabajo en Belorado aunque reconoce que ya tiene alguna opción. «En mi vida laboral he trabajado en muchas cosas, no tengo problema con eso», comenta. El supermercado, la residencia de ancianos o incluso la mina son algunas de las posibilidades que tiene en el municipio.

En este proceso de encontrar trabajo, igual que en el que llevó a cabo hasta hacerse con un piso de alquiler, los vecinos se han volcado con ella. «Es muy gracioso porque en un pueblo todo el mundo se conoce y trata de ponerte en contacto con alguien que te pueda ayudar», asegura. En Belorado ha encontrado el equilibrio perfecto: el dinamismo y la ansiada tranquilidad. «No es el típico pueblo más cerrado, creo que es un pueblo muy culto y aquí puedo vivir en un ámbito acorde a mi personalidad más calmada y elegir mis momentos para socializar», comenta.

Esa cercanía es lo que le ha hecho convencerse de que la decisión ha sido acertada. «He mejorado la calidad de vida, no echo para nada de menos el ritmo de la ciudad», afirma. Después de dos semanas en el municipio burgalés se siente satisfecha de haber abandonado su anterior estilo de vida y recomienda a todo aquel que se lo esté pensando, dar el paso. «Hay que estar preparado para que salga mal, pero si algo te seduce para intentarlo, hazlo», concluye.

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