Aunque la temperaturas agradables se están alargando, el frío del invierno se acerca y la crisis energética es una evidencia, en Burgos y en el resto de España. Rusia amenazando con cortar el grifo del gas, los precios en una escalada que agobia a muchas ... familias, por ello, muchos burgaleses buscan cómo abaratar su factura energética. La biomasa parece una opción. La leña, los pellet, los huesos de aceituna, por ejemplo, son más baratos que el gasoil, el gas o la electricidad, además de ser más eficientes y menos contaminantes.
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Aunque el cambio a otros sistemas de calefacción exige una inversión inicial que no todas las economías familiares o empresariales pueden soportar, aunque se vaya a amortizar en unos años. Hay que tener en cuenta también que, aunque siguen siendo combustibles más baratos, la biomasa también ha aumentado su precio, a lo que se suman los problemas de abastecimiento por el conflicto entre Ucrania y Rusia.
Aún así, Javier Martínez, director general de Satis Energías Renovables S.L., asegura que el aumento de la demanda de instalaciones de biomasa se nota «no solo en Burgos, pasa lo mismo en toda España y en Europa». Esta empresa, con sede en Burgos y más de 20 años de experiencia en el sector de la climatización, se ha especializado en los últimos años en las energías renovables, especialmente en instalaciones de biomasa. Martínez habla desde su experiencia y pone un ejemplo sobre la situación actual, «es tan alta la demanda que los fabricantes italianos de estufas y calderas de pellet, por ejemplo, se están quedando sin existencias. Hay pedidos que estamos dando ya para marzo de 2023.
Según los datos del Observatorio de la Biomasa, desarrollado por la Asociación Española de Valorización Energética de Biomasa (AVEBIOM), en 2021 habría en la provincia de Burgos 8.323 instalaciones de biomasa, donde se incluyen estufas y calderas. El ritmo anual de montaje de estos elementos comenzó a crecer a mayor ritmo de 2012 a 2013. En 2012 se instalaron 295 estufas y calderas, en 2013 fueron 524.
En 2021 en la provincia de Burgos se instalaron un 502,5 por ciento más de estufas y calderas de biomasa que en 2011, en una década. A excepción del 2020, desde el año 2011 no ha hecho más que aumentar el número de instalaciones de biomasa que se colocan en la provincia. Por ejemplo, en 2019 se instalaron 986; en 2020, 860; y en 2021, 1.199.
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Como explica Martínez, la diferencia entre caldera y estufa de biomasa reside en el tamaño, las calderas son más grandes y se instalan para edificios grandes, para varias casas, naves o comunidades de vecinos, «también existen, por ejemplo, los generadores de aire caliente por combustión de biomasa», explica. En cambio, las estufas son aparatos más domésticos, para calentar un hogar.
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Tanto la instalación de estufas como la de calderas ha crecido exponencialmente en Burgos en la última década, según el Observatorio de la Biomasa. En 2011 se colocaron en la provincia 148 estufas, en 2016 la cifra subió hasta las 556 y en 2021 alcanzó las 1.032. Con las calderas de biomasa el número es más reducido, pero igualmente crece. En 2011 se instalaron 51, en 2016 subió el número hasta las 121 y en 2021 fueron 167.
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Según AVEBIOM, con estas instalaciones, la provincia de Burgos ha evitado la emisión de 186.597,5 toneladas de CO2 en el año 2021. En el año 2009, las instalaciones de biomasa evitan anualmente la emisión de 45.380,3 toneladas de CO2.
Javier Martínez, director general de Satis Energías Renovables S.L., confirma que cada vez se están demandando más calderas. «Hace unos días, por ejemplo, estuve visitando una iglesia y una academia en Burgos para ver la viabilidad de la instalación de una caldera de biomasa. La amortización, de media, de estas instalaciones es de unos tres años», explica Martínez.
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Cada vez se demanda más este tipo de instalaciones y hay que aclarar que la biomasa no solo son pellet, también son restos de poda, huesos de aceituna, cáscaras de frutos secos... Y Martínez también explica que, aunque el pellet, por ejemplo, continúa más bajo que los combustibles fósiles, ha subido de precio. «Hasta el año pasado, el 25 por ciento del pellet que llegaba a Europa occidental procedía de Rusia y Ucrania, actualmente se tiene que traer de Canadá, Estados Unidos y Sudamérica, principalmente, Brasil», explica.
En junio de 2022 el precio de la energía al consumidor se encontraba en 7,88 céntimos/kWh el del pellet y 4,55 céntimos/kWh el del hueso de aceituna. El de la electricidad se encontraba en 30,71 céntimos/kWh. Con toda la subida de precios, la biomasa sigue siendo el combustible más económico.
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Por ello, Martínez explica que incluso para las terrazas de hostelería se piensa ya en biomasa para las estufas. «En una ciudad como Burgos, con las temperaturas del invierno y el auge de las terrazas, estas tienen que ser calefactadas. En una reunión con el Ayuntamiento ya se ha propuesto la biomasa para esas estufas autónomas de las terrazas. Las ventajas son claras, menos contaminación y más ahorro. En otros muchos ayuntamientos se ha optado por esta opción», explica el director general de Satis.
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