El arzobispo de Burgos, monseñor Mario Iceta, ha corregido a las ex monjas de La Bretonera que declaraban en la tarde de este miércoles la intención de no salir de manera voluntaria del convento. En un comunicado, el Arzobispado asegura que la Comisión Gestora nombrada por la Santa Sede «jamás ha expresado ninguna amenaza al recurso a la fuerza pública ni a ningún tipo de coacción».
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Esta declaración de Iceta «no es óbice para que se haya comunicado que, de no procederse a una salida voluntaria por parte de las exreligiosas, se iniciarán las acciones legales a las que haya lugar». De hecho, fueron las ex monjas las que denunciaron al arzobispo de Burgos y comisario pontificio, «ante la Policía Nacional, y después ratificaron ante los Juzgados de Burgos».
Iceta, y la comisión que preside, no quieren «causar ningún perjuicio» a las exreligiosas porque «son merecedoras de nuestro respeto y consideración»; sin embargo, tienen que ser consecuentes con sus actos y son ellas quienes se han apartado de la Iglesia Católica «por una decisión libre y personal, hecho que conlleva aparejada la exclusión de la vida consagrada».
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Iceta, al haber sido nombrado un Comisario Pontificio, le compete la administración de «los bienes y también, por tanto, la supervisión de las cuentas bancarias». El comunicado del Arzobispado afirma que esta realidad ha sido reconocida por «todas las entidades bancarias a las cuales se ha dirigido la Comisión Gestora».
Con respecto a los cauces de interlocución que piden las ya ex monjas, Iceta recuerda que el pasado 6 de junio, «tres miembros de la Comisión Gestora se personaron en el Monasterio de Belorado para establecer un cauce de interlocución económica a través de la secretaria y ecónoma de la Federación de Clarisas de Nuestra Señora de Aránzazu». No sólo no fueron recibidos, sino que fueron expulsados.
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También se apunta que «en ningún momento se ha facilitado esta labor por parte de las exreligiosas, teniendo incluso que requerirse en dos ocasiones más dicha información. Hasta la fecha, esta documentación aún no ha sido entregada, dificultando así la correcta administración de los monasterios».
El arzobispado de Burgos reitera que «el Monasterio de Belorado es propiedad de la Comunidad de Religiosas Clarisas de Belorado, siendo por tanto un bien de titularidad eclesiástica. Desde el momento en que estas personas han incurrido en excomunión, ya no forman parte de dicha comunidad y, en consecuencia, dejan de ser legítimas poseedoras del inmueble, sin título legal alguno para habitar ni permanecer en él»
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Y también vuelve a aclarar que «lo poseen las ocho religiosas que siguen perteneciendo a la comunidad de Clarisas. El título legítimo corresponde a la persona jurídica (Comunidad de Religiosas Clarisas de Belorado) y no a las personas físicas».
Monseñor Iceta está «preocupado» por las hermanas mayores y, «de modo particular, por su atención espiritual, que tampoco ha estado cuidada durante este tiempo». El hecho de que las diez exreligiosas permanezcan fuera de la Iglesia católica dificulta «el acompañamiento de las hermanas mayores que, aún con sus limitaciones, siguen siendo monjas católicas de clausura y conforman la Comunidad»
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La Comisión Pontificia reitera «la disposición de la Iglesia Católica de acoger nuevamente en su seno, con entrañas de amor y misericordia, a quien quiera emprender el camino de regreso a casa, a ejemplo de la parábola del hijo pródigo», concluye.
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